EL HIPOTECON
Jean-Claude Trichet se metió en un buen barrizal el 5 de junio pasado, cuando anunció que existía la posibilidad de que en la próxima reunión, que se celebra hoy mismo, los tipos de interés suban desde el 4% actual hasta el 4,25%. Fue soltar por su boquita ese mensaje y dispararse las expectativas de mercado sobre el precio del dinero. Lo cierto es que actualmente los mercados ya descuentan dos subidas de tipos de un cuarto de punto antes de 2009 probablemente consecutivas a excepción de agosto y, en algún momento de las últimas semanas, a partir de lo que refleja el euribor, han llegado a descontar tres ascensos. Cuando ayer expliqué que Trichet podía incluso subir medio punto el precio del dinero no hacía más que indicar la tendencia. Es posible que suceda de una sola vez, aunque improbable, pero de que veremos un precio al 4,5% en breve lo mantengo con todas mis fuerzas.
Aunque Trichet y otros miembros del Consejo de Gobierno del BCE han repetido el mensaje de que en ningún momento estaba hablando de una serie de incrementos de tipos, la verdad es que las cifras de inflación en Europa son demenciales y muy peligrosas. A menos que entiendan que la inflación proviene de un estado de devaluación del propio dólar por culpa del atractivo que proporciona el euro y eso a su vez repercute en el coste de los productos que se fabrican en el amparo de la moneda americana y por derivación el petróleo y así hasta nuestro propio IPC, lo más probable es que accedan a la subida de tipos para evitar el repunte de precios.
La decisión está descontada. Eso es una evidencia, pero miremos como llegamos al 4 de julio realmente. Si el 4 de junio pasado, un día antes de la reunión del BCE, el petróleo WTI, de referencia en EEUU, se negociaba a 121 dólares por barril, ayer lo hizo a 144 dólares. Y el IPC armonizado de la eurozona de junio se ha situado en el 4%, por encima del 3,9% esperado, del 3,7% de mayo y más del doble del objetivo de inflación del BCE.
La clave de todo radica en que aunque los datos de inflación han sido malos, el BCE deberá reconocer que los puramente económicos también han evidenciado una parálisis grave y una situación cada vez más débil. Es por ello que lo complicado será explicar por qué suben los tipos hoy, intentando evitar que el mercado incremente todavía más sus expectativas sobre subidas de tipos hasta fin de año. La disyuntiva no es simple y nos afecta en mucho más que en el recibo de la hipoteca. Interviene en todos los agentes de gestión del consumo y sus derivados en red. Es posible que lo preciso y coherente sea mantener una retórica dura. Decir que los datos de inflación han empeorado, que las expectativas de inflación siguen elevadas y las materias primas no han dejado de batir récords. De hecho, si el BCE quiere ser consistente con su propio discurso, el de que suben los tipos para dar una señal al mercado y moderar así sus expectativas de inflación, debe de reconocer que un solo incremento no va a ser suficiente para lograrlo. Mala pinta tiene todo.
En unas horas todos atentos al discurso de Trichet que será especialmente relevante. El mercado escrutará con lupa sus palabras para tratar de averiguar si la subida de tipos de mañana será puntual o la primera de una serie de incrementos. Sin embargo, creo que la dirección que tomen los tipos a partir del jueves dependerá de los datos macroeconómicos que se vayan publicando en el futuro. Puede pasar cualquier cosa en el futuro ya que la incertidumbre económica es extraordinariamente elevada y los signos de cambio sistémico cada vez son más evidentes e inquietantes.