Marc Vidal - Conferenciante, Divulgador y Consultor en Economía Digital

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'The Ring of Kerry', un fín de semana en el lugar más occidental de Europa.

Este fin de semana pasado estuvimos en el condado de Kerry. Concretamente en dos lugares mágicos, en Killarney y en la península de Dingle. National Geographic llegó a llamarlo "el lugar más bello de la tierra”.  Dingle es un pueblo muy especial, cinematográfico. Aquí vivió el explorador de la Antártida Tom Crean. De hecho estuvimos en su South Pole Inn. Muy recomendable darse la vuelta al Anillo de Kerry. Todo son postales sacadas de 'El mundo perdido' o 'El señor de los Anillos'.

Tanta belleza, no obstante, no sirvió para que fuera la parte de Irlanda con la mayor emigración del país. Se fue muchísima gente por culpa de la miseria. Según el censo de 1841, Kerry tenía 295 mil habitantes, en 1911 eran 160 mil personas. Eso se nota ahora en como se toman la vida: primero pasarlo bien, luego preguntar. 

Nosotros lo seguimos al pie de la letra. Por eso recomiendo venir en coche, desde Dublín o desde Shanon. La carretera nacional es divertida y plagada de postales típicas irlandesas. Pasar dos noches en el Hotel Best Western Eviston House, pasear por los comercios de Kilarney dónde puedes encontrar de todo y cenar en el Herbert Restaurant at the Cahernane, son parte de lo que convierte una desconexión del ajetreado día a día en un auténtico placer para los sentidos. 

Recorrer el 'Anillo de Kerry' es algo que se debe hacer obligatoriamente. Unos 179 kilómetros que puedes hacer por partes. Por ello si debes seleccionar haz como nosotros, primero las playas salvajes de Inch y luego como decía hay que ir a Dingle. Allí debes pasar a comer obligatoriamente por 'Out of the Blues', dónde nos trataron de manera muy especial y dónde el 'seafood' se convierte en arte.

Special Thanks! to:  for Coat: Domenico Tagliente, for sweater: Hackett, for pants: Pringle, for Sport Shoes: Kelme, for Sunglasses: Radikalvip, for Car: Audi Centre South Dublin, for Hotel: Best Western Eviston House and for Restaurant: Out of the Blues