En el World Business Forum
La semana pasada estuve en el World Business Forum, el mayor evento de managment de Europa que se ha celebró en Milán. Durante dos días tuve oportunidad de trabajar junto a los empresarios y directivos muy destacados de Europa para entablar relaciones comerciales de alto valor añadido. Para IDODI ha sido muy interesante por los acuerdos y nuevos negocios que hemos logrado cerrar.
Desde hace más de dos años mi empresa acompaña a pequeñas, medianas y grandes compañías y organizaciones en su transformación digital, en su modernización y en la formulación definitiva para atraer talento, gestionar el cambio tecnológico y en aportar valor a sus productos o servicios. Para poder hacerlo es preciso rodearse de los mejores, trabajar junto a ellos y, a ser posible, explicar nuestros propios modelos de gestión para compararlos y perfeccionarlos. Eso es lo que hemos hecho en Italia esta semana pasada.
De todo cuanto pasó me quedo con el gran Tom Peters. Según él la Gestión del Error es determinante. Dijo que “equivocarse es más importante que nunca en la época en la que vivimos. El ratio de errores es el mejor indicador de la rápida adaptación de una empresa a su tiempo. Un buen líder debe gestionar los procesos de error. La perfección sólo se consigue en las empresas que están a punto de colapsarse”
Yo también defiendo que durante los tiempos donde la innovación es uno de los pilares de la empresa, se debe alentar el que la gente corra riesgos y por lo tanto cometa errores. De estos errores saldrá conocimiento y alentando la creatividad a todos los niveles acabaremos encontrando aquello que realmente marca la diferencia y que nos catapultará hacia el éxito.
También compartimos experiencias con Gerhard Schröder, ex canciller alemán, Andre Agassi, ex jugador de tenis estadounidense, Susan Cain, abogada y escritora, Mauro Porcini, diseñador, Kevin Roberts, uno de los más influyentes ejecutivos de la publicidad mundial, Martin Lindstrom, considerado un gurú del comportamiento neurológico del consumidor y, entre los españoles que allí estuvimos, destacaba el gran Alex Rovira.
En mi opinión anticiparse al mercado, detectar necesidades futuras y estar a la vanguardia de las novedades debe ser uno de los retos de cualquier empresa de vanguardia. A través de intensas e interesantes sesiones de trabajo los miembros de IDODI que asistimos tuvimos la oportunidad de formar parte del grupo de profesionales que está reorganizando el panorama económico global redescubriendo en esencia lo que significa hoy el management y lo que significará en el futuro.
Al finalizar el evento en Milan nos fuimos a Roma a cerrar algunos contratos y acuerdos para empezar la creación de IDODI Italia durante el próximo año 2014. Hemos empezado la selección del equipo y la búsqueda de instalaciones.
Realismo socialista
Es para salir corriendo. Los unos que se muestran como si con ellos no fueran los millones de parados, la quiebra virtual del sistema financiero y la incapacidad para afrontar la situación con garantías y los otros que hablan y hablan y no dicen nada. Parece que por decir “esto lo vamos a arreglar” las cosas se van a solucionar. Miedo da que se queden los que están, pero pánico que vengan los que dicen saber como solucionarlo todo sin decir nunca como. Ni unos ni otros nos dicen lo que es evidente: esto no está en disposición de “recuperar” nada, lo que deberían hacer, y cuanto antes mejor, es afrontar la “nueva situación económica”, aceptar la realidad y explicar cuales son los mecanismos que todos debemos activar para enfrentarnos a todo ello. La crisis terminó, la recuperación no llegará y lo que nos queda es un nuevo escenario económico repleto de oportunidades y de opciones. Sólo hay que aceptarlo. El resto, es la llamada “realidad socialista”, aunque pronto hablaremos de “fantasía popular”.
Antes de hacerlo en empresa y en economía, tuve la suerte de formarme en Publicidad. Concretamente me especialicé en comunicación estratégica política. En esa especialidad había una asignatura sobre construcción del mensaje complejo. Durante una de las conferencias externas, que de manera periódica nos daba la oportunidad de escuchar a genios contemporáneos, Oliviero Toscani nos habló de una curiosa historia que sucedió durante el siglo XVIII.
La cosa iba de un emperador bajito y malformado que llamó al pintor con mayor prestigio del condado para que inmortalizara su deplorable estampa. Poco después de ver el resultado, el dictador mató al autor. Consideró que era un insulto que lo hubiera pintado tan enano y deforme. Sin embargo no desistió, porque un déspota que se precie, necesita un retrato. Hizo buscar a otro artista plástico. Éste, que era conocedor de la suerte de su colega, representó a un hombre alto y esbelto. También lo mató por no ajustarse a la realidad. El tercer retratista que fue instado a representar a su excelencia estuvo pensando la manera de salvar el cuello. Tras pensar durante mucho tiempo decidió retratar a su rey sobre una roca a modo de pedestal y cubierto elegantemente con una enorme capa. Ni se apreciaba su estatura ni sus bultos. Al hombre le pareció algo sublime y premió al artesano con todo tipo de regalos.
Este cuento es una metáfora que Oliviero conectaba directamente con el estilo artístico de la Rusia Stalinista llamado Realismo Socialista y que se convirtió en doctrina oficial. Estos días parece que vivimos en una especie de revisión de la historia. Ante una realidad económica totalmente desastrosa unos pretendemos mostrar la cosa tal y como es, otros muestran una imagen distorsionada y los últimos pretenden ponerle una capa al asunto.