Los hoteles son las nuevas discográficas

El título lo tomo prestado de un tuit de Enrique Dans. Describe claramente lo que el video explica y el momento actual con respecto a hoteles y quienes ofrecen servicios de alojamiento fuera del circuito hotelero. Sucedió con la música, lo mismo que va pasando con los libros, pasó con los viajes y pasará con miles de millones de empleos, todo cambiará y lo hará rápido a pesar de leyes, sanciones y sobornos. Los intermediarios, la cadena de valor entre cliente-usuario y producto cada vez es menos curva, menos compleja y utiliza la tecnología para simplificarlo todo, hasta el punto que los intocables pueden estar también en fase de extinción.

Las batallas tienen nombres propios como Uber, Blablacar, Airbnb y otros, pero también tuvieron nombres como Napster, Spotify, etc. Ahora son batallas concretas, pero la guerra es de tal calibre que ni se percibe. Se llama Economia Social, en Red y Digital. Ahi no caben lobbys, grupos de presión o justificaciones culpabilizadoras. Culpar de ‘ilegal’ a quien alquila su casa pagando impuestos por ello, cuidando los detalles y esperando la sentencia pública de los comentarios sobre su servicio en cualquier plataforma social, es jugar con las palabras y hacerlo de mala fe.

Las agencias de viajes vieron su negocio quebrado cuando desde un ordenador cualquiera podía organizarse un viaje, comprar un billete de avión o relacionarse con el hotel o guía en la otra parte del mundo. Luego esas plataformas vieron como en algunos casos los usuarios-clientes ya no estaban solo dispuestos a reducir costes con webs donde paquetizar todo eso. Poco a poco el usuario deja de ser cliente y pasa a ser otra cosa difusa que la Nueva Economía esta descifrando todavía. Es en ese momento exacto que toman fuerza y valor proyectos que se llevan por delante el asunto. Ayer hablábamos de cómo la educación debe adaptarse, lo debe hacer incluso para educar en este sentido y que el futuro no pille a todo el mundo con el pie cambiado.

Lo que está en juego no es solo quien se queda con el pastel. Hablamos de aceptar o no un modelo futuro que va más allá del tipo de negocio o como se hace ese negocio. Hablamos de conciencia y de valor en la ejecución de una cosa llamada ‘Libertad’. En el futuro todo el mundo será emprendedor o sus derivados (no hablo del concepto de montar un negocio, sino de la condición emprendedora como actitud personal). Aunque suene absurdo el mundo laboral de los tiempos venideros exigirá que la gente trabaje en un estadio de exigencia voluntaria sobre su propia actividad que generará marca personal y acción transversal.

Al mismo tiempo, los individuos deberán tener mayor control sobre el tipo de trabajo que abordan y cómo se les compensa, inclusive utilizando sus propias existencias y propiedades. Una plataforma digital que permite que tu ‘te organices un viaje’ o te descargues una canción sin utilizar los intermediarios habituales en la cadena de valor del siglo XX, es la misma plataforma que te permite poner a la venta temporal tu casa, alquilar tu habitación o poner a disposición tu vehículo de transporte. Es lo mismo pero hace falta tiempo para que todo eso se contemple del mismo modo.

De momento las diferencias solo estan a quien afecta, quien se siente perjudicado y el grado de poder de presión que tienen a administraciones y medios.

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