Conferencia online 'La transformación digital en tiempos #postcovid
Este video es un 'trailer' amplio de la conferencia 'Las claves de la Transformación Digital en tiempos postcovid'. La duración total de la charla online ronda los 120 minutos. El mensaje es realista pero desde un punto de vista optimista también. La actual crisis que vivimos por la alerta sanitaria nos está obligando a cambiar la forma en que trabajamos, ya que muchas personas tienen que trabajar de forma remota y en la escuela en casa utilizando tecnologías digitales. Este conferencia online analiza cómo, en qué, con quién y dónde trabajará la gente después de que todo vaya pasando. Una descripción del rompecabezas que supone afrontar la digitalización de procesos, conocimiento del cliente colocándolo en el centro de la cadena de valor, la gestión de datos masivos, la venta predictiva, la generación de nuevos modelos de negocio y la asimilación de las habilidades que nos va a requerir este desafío.
Este video es un 'trailer' amplio de la conferencia 'Las claves de la Transformación Digital en tiempos postcovid'. La duración total de la charla online ronda los 120 minutos. El mensaje es realista pero desde un punto de vista optimista también. La actual crisis que vivimos por la alerta sanitaria nos está obligando a cambiar la forma en que trabajamos, ya que muchas personas tienen que trabajar de forma remota y en la escuela en casa utilizando tecnologías digitales. Este conferencia online analiza cómo, en qué, con quién y dónde trabajará la gente después de que todo vaya pasando. Una descripción del rompecabezas que supone afrontar la digitalización de procesos, conocimiento del cliente colocándolo en el centro de la cadena de valor, la gestión de datos masivos, la venta predictiva, la generación de nuevos modelos de negocio y la asimilación de las habilidades que nos va a requerir este desafío.
Un destino compartido y las soluciones digitales de ABB
Si me lees habitualmente sabes que me fascina el análisis acerca de como los robots y los humanos vamos a relacionarnos en el futuro inmediato. Si hay una empresa que lleva tiempo estructurando el mejor escenario posible en lo que se define como colaboración entre máquinas inteligentes y seres humanos, esa es ABB. De ahí que cuando esta multinacional líder me propuso acompañarlos como speaker conferenciante en la gira de presentación por toda España de su Universo de Soluciones Digitales en la distribución de la energía, no dudé en hacerlo.
Ahora bien, ABB es mucho más que robótica. De hecho esta gira responde al entorno de soluciones digitales en la distribución energética. ABB es un líder tecnológico que está impulsando la transformación digital de muchas industrias. Cuenta con una trayectoria de innovación de más de 130 años y con cuatro negocios globales enfocados en el cliente: Electrification, Industrial Automation, Motion y Robotics & Discrete Automation, todo ello apoyado en la plataforma digital ABB Ability ™.
Si me lees habitualmente sabes que me fascina el análisis acerca de como los robots y los humanos vamos a relacionarnos en el futuro inmediato. Si hay una empresa que lleva tiempo estructurando el mejor escenario posible en lo que se define como colaboración entre máquinas inteligentes y seres humanos, esa es ABB. De ahí que cuando esta multinacional líder me propuso acompañarlos como speaker conferenciante en la gira de presentación por toda España de su Universo de Soluciones Digitales en la distribución de la energía, no dudé en hacerlo.
Ahora bien, ABB es mucho más que robótica. De hecho esta gira responde al entorno de soluciones digitales en la distribución energética. ABB es un líder tecnológico que está impulsando la transformación digital de muchas industrias. Cuenta con una trayectoria de innovación de más de 130 años y con cuatro negocios globales enfocados en el cliente: Electrification, Industrial Automation, Motion y Robotics & Discrete Automation, todo ello apoyado en la plataforma digital ABB Ability ™.
La gira trata de ocho eventos experienciales a lo largo de ocho ciudades españolas. A fecha de hoy ya hemos visitado Barcelona y A Coruña. Las próximas serán Bilbao, Valladolid, Valencia, Málaga, Sevilla y, por supuesto, Madrid. Mi conferencia se titula ‘Un destino compartido, las claves del éxito de la transformación digital’ y trata de dar importancia a la colaboración en un entorno de revolución tecnológica. No se me ocurre mejor socio para la industria que ABB al ofrecer su experiencia como líder tecnológico, identificando y alineándose con las nuevas tendencias, ofreciendo múltiples soluciones de electrificación para los principales sectores del futuro, como la movilidad eléctrica o la sostenibilidad, a través de la producción y el control de la energía.
Actualmente, ‘un 35% de la energía se mueve hacia fuentes renovables y si tenemos en cuenta que las ciudades serán inteligentes, y podremos hablar con los edificios, será fundamental poder escucharlos’. De ahí que, en una gira como esta, ABB inicie un proceso de escucha y atención completa a sus propios clientes. Es un honor acompañar a una empresa que investiga de un modo muy robusto en buscar alternativas sostenibles al gasto energético global. Tengamos en cuenta que ABB participa de forma activa en la Fórmula E, la Formula 1 de coches eléctricos, y en el Solar Impulse 2, el primer avión en dar la vuelta al mundo con energía solar.
La función de mi ponencia es la de inspirar en el recorrido que supone el camino de la innovación y la digitalización, animar a los asistentes a preguntarse si lo que están haciendo hoy responderá a las demandas del mañana e invitar a la reflexión y al conocimiento sobre la necesidad de combinar las nuevas tecnologías y el talento humano.
ABB, ofrece en este viaje experiencial e inmersivo con 6 puntos en los que los asistentes pueden conocer e interactuar con las diferentes soluciones de ABB en el camino hacia la digitalización, donde la tecnología acompaña a los asistentes a través de unos auriculares sincronizados con cada una de las experiencias:
Los interruptores Tmax XT y Emax, conectados a la nube y hechos a medida: una nueva era para la gestión de la energía.
E-configure, herramienta clave para la selección y configuración rápida de los productos ABB para cada proyecto.
Abb Ability Marketplace, el portfolio de soluciones digitales más amplio.
El cuadro digital/Ekip Connect, la digitalización sin límites a través de la configuración, puesta en marcha, supervisión y mantenimiento de forma sencilla.
Por cierto, una de las experiencias más destacadas y que más divierten del evento es cuando el robot colaborativo YuMi, un robot de doble brazo diseñado para trabajar de forma colaborativa con los humanos, hace de DJ, aportando valor y mejorando la experiencia del ‘pinchadiscos’ tradicional.
Transformación Digital para edificios inteligentes de la mano de Kone.
Entre las cuatro claves esenciales de la Transformación Digital no se puede distinguir a ninguna de ellas por encima del resto. Se antoja tan relevante el conocimiento del cliente para colocarlo en el centro de la cadena de valor, la automatización de procesos para hacer eficiente e inteligente cada fase de un producto o servicio, la generación de nuevos modelos de negocio como, finalmente, la gestión del cambio en cualquier organización. La combinación de todas ellas supone el éxito final y permanente cuando se aborda el desafío de transformarse. En este sentido, la semana pasada ofrecí la conferencia ‘un futuro tecnológicamente más humano’ durante la convención corporativa de la empresa líder mundial en movilidad urbana Kone. La verdad es que mi charla abordó en general todo lo que tiene que ver con esas claves imprescindibles para afrontar los retos y desafíos de nuestro tiempo a nivel digital, pero también focalicé en el papel relevante que las personas van a jugar en ese escenario tan tecnológico.
Entre las cuatro claves esenciales de la Transformación Digital no se puede distinguir a ninguna de ellas por encima del resto. Se antoja tan relevante el conocimiento del cliente para colocarlo en el centro de la cadena de valor, la automatización de procesos para hacer eficiente e inteligente cada fase de un producto o servicio, la generación de nuevos modelos de negocio como, finalmente, la gestión del cambio en cualquier organización. La combinación de todas ellas supone el éxito final y permanente cuando se aborda el desafío de transformarse. En este sentido, la semana pasada ofrecí la conferencia ‘un futuro tecnológicamente más humano’ durante la convención corporativa de la empresa líder mundial en movilidad urbana Kone. La verdad es que mi charla abordó en general todo lo que tiene que ver con esas claves imprescindibles para afrontar los retos y desafíos de nuestro tiempo a nivel digital, pero también focalicé en el papel relevante que las personas van a jugar en ese escenario tan tecnológico.
La excusa no podía ser mejor. Kone presentó 'Kone DX', la primera serie de ascensores del mundo con conectividad digital incorporada que revoluciona el papel del ascensor en los edificios inteligentes. Un ejemplo de como colocar al cliente en el centro y hacerlo con tecnología sin abandonar el precepto relevante de la experiencia y la automatización de procesos. Para esta empresa, el ascensor ya no es solo una forma de trasladarse entre pisos, sino una plataforma integral e integrada que ofrece experiencias intuitivas, ambientales y conectadas que se extienden desde el lobby a lo largo del edificio.
El nuevo ascensor 'Kone DX' permite a los clientes adaptar y conectar software y servicios adicionales en los ascensores durante toda la vida útil de un edificio. Mediante el uso de interfaces de programación de aplicaciones (API) abiertas, el enfoque de Kone facilita la administración e integración de diferentes dispositivos, aplicaciones y servicios con sistemas nuevos y los ya existentes. Sin duda, un modo excepcional de entender lo que significa la Transformación Digital.
Lo que me parece más interesante es el modo en el que se adaptan al estado de transformación de sus propios clientes para que la tecnología no sea una agresión sino un elemento de desarrollo para ambos. De hecho, están fusionando las tecnologías del mañana cambiando su negocio profundamente hacia un negocio de plataforma. Mi trabajo como consultor, me permite aportar valor tras una sesión de este tipo y, en este caso, es muy interesante poder aportar en el proceso de transformación de una empresa como Kone. Es evidente que el desarrollo urbano seguirá siendo uno de los factores más importantes para el mundo en las próximas décadas, lo que genera nuevas necesidades de edificios, infraestructuras y sociedades ecoeficientes y sostenibles. A medida que las ciudades evolucionan, los edificios requieren soluciones digitales más avanzadas y es ahí donde la digitalización y las mejoras para las personas, se convierten en el eje básico de un modelo de transformación digital corporativo.
El turismo del futuro, el futuro del turismo y el Fitur más tecnológico.
Me fascina el turismo. Sus estrategias, sus marcas, sus modelos de negocio, sus posibilidades de digitalización o sus planes de transformación que tengo la suerte de poder desarrollar con algunos de mis clientes del sector. Sin embargo, es importante en cualquier análisis, ordenar las piezas y entender el contexto. Voy a reducir el foco a España. El turismo creció en 2019 un 1,5%, lo que es lo mismo que crecer por debajo del PIB y, también, el peor dato desde 2013. Es evidente que con unas cifras que suponen liderar en muchos aspectos el mercado turístico global, repetir crecimientos cercanos al dos o al tres por ciento es muy complicado. La reducción de turistas británicos y alemanes, nuestros principales mercados emisores se compensó con el turismo nacional. Además, el empleo crece a pesar de que el sector se ralentiza.
Me fascina el turismo. Sus estrategias, sus marcas, sus modelos de negocio, sus posibilidades de digitalización o sus planes de transformación que tengo la suerte de poder desarrollar con algunos de mis clientes del sector. Sin embargo, es importante en cualquier análisis, ordenar las piezas y entender el contexto. Voy a reducir el foco a España. El turismo creció en 2019 un 1,5%, lo que es lo mismo que crecer por debajo del PIB y, también, el peor dato desde 2013. Es evidente que con unas cifras que suponen liderar en muchos aspectos el mercado turístico global, repetir crecimientos cercanos al dos o al tres por ciento es muy complicado. La reducción de turistas británicos y alemanes, nuestros principales mercados emisores se compensó con el turismo nacional. Además, el empleo crece a pesar de que el sector se ralentiza.
Algunos aseguran que el turismo ha dejado de tirar del carro de la economía española. Yo no lo creo, es más considero que hay que seguir pensando que es nuestro motor. Para ello debemos asumir algunas cifras de alerta para tomar medidas. Ya en 2018 creció por debajo del PIB y en 2019 avanzará sólo un 1,5%, menos que la economía nacional que rozó el 2%. Para entender la dimensión de este frenazo sepamos que esto no pasaba desde 2010. Algo que, desde el punto de vista socioeconómico, tiene un detonante vinculado a que Alemania ha estado al borde de la recesión lo que desembocó en una caída del 6,5% de turistas germanos, la devaluación de la libra británica que procuró un descenso del 5,2% de turistas del Reino Unido y un frenazo muy importante de turistas nórdicos con múltiples causas entre las que se incluye la quiebra del operador Thomas Cook y su modelo empaquetado de experiencias turísticas de calidad más que revisable.
El saldo positivo, no obstante, se ha producido en el turismo nacional. Los españoles han sido los que este año han contribuido al crecimiento del sector aumentando las pernoctaciones en hoteles un 2,6%, en turismo rural un 3,3%, en vuelos interiores un 6,6% y en pasajeros del AVE, un 4,7%. Por curiosidad, es llamativo el hecho de que las pernoctaciones de españoles en hoteles de cinco estrellas son las que más crecen, un 4,9%, frente el aumento de apenas el 1% en hoteles de una a tres estrellas.
Este año he tenido el honor de participar en la inauguración de la feria internacional Fitur, concretamente desde el pabellón Fiturtech. El escenario de análisis, muestra y debate de hacia dónde debe ir el uso tecnológico en el sector turístico. Algo que, por supuesto, no puede ser ni secundario ni retrasarse demasiado. Más cuando la competencia por precio es un escenario complejo en el medio plazo y el de seguir vendiendo productos turísticos como el pasado siglo algo que es más que revisable.
En 2019 han caído los destinos de sol y playa pero crecen los alternativos. Las llegadas de turistas alemanes y los procedentes de países nórdicos han caído en general, pero crecen en los destinos de interior y en los de la llamada ‘España verde’. El sector, lleva tiempo intentando impulsar un cambio de modelo, que no sólo se centre en los destinos de costa. Se pretende desmasificar las zonas saturadas y desviar viajeros a otros lugares menos llenos. Considero que a este comportamiento debe unirse una apuesta profunda por la tecnología y por el turismo del futuro.
De esto último tuve oportunidad de hablar durante mi conferencia en la jornada inaugural de Fitur. De las claves de la transformación digital en el sector que ocupa más gente y pesa más en el PIB en España. Claves que se centran en una modificación notable del modo en el que se coloca al cliente en el centro de la cadena de valor, de como se obtienen datos inteligentes de cada proceso en los modelos de explotación turística, de la generación de nuevos modelos de negocio en el propio sector y de que nuevas habilidades van a tener que incorporar las personas que tengan que trabajar con entornos tecnológicos. No es lo mismo un camarero que recoge el plato y lo lleva a la mesa que otro que espera que ese plato lo lleve un robot. Cambian notablemente sus requerimientos, conocimiento y formación.
España no tiene petróleo, no es una potencia industrial y no es, atendiendo a la repercusión del PIB, un destacado centro aeronáutico. Por lo tanto, como eso va a ser muy complicado de cambiar, se debería potenciar la innovación, la modernización y la implantación tecnológica en los sectores que sí suponen una garantía de crecimiento. La idea de automatizar muchos elementos de la cadena de valor turística no tiene que suponer necesariamente desempleo sino todo lo contrario. Lo que pasa que generará otro empleo (que debemos formar) y una eficiencia inédita (para vender más).
El uso de datos para transformarlos en información y finalmente en conocimiento no es algo que se pueda hacer de espaldas a la tecnología. Es por esa razón que todo el sector, desde los grandes operadores hasta las pequeñas explotaciones turísticas no tienen otra que abrazar la tecnología y sus expectativas. Sólo de ese modo tendremos una industria (que no dejará de ser clave para la economía española) absolutamente competitiva durante un futuro digital y exponencial en el que entramos desde ya mismo.
Tenemos claro un mundo inminente que se divisa por el horizonte y que no parece reservar mucho espacio a modelos económicos dependientes de sectores sin actualización tecnológica. Un futuro que habla de pensiones en riesgo, sociedad del bienestar en jaque y modelos productivos obligados a vivir una disrupción inevitable. Una disrupción que ya vive el sector turístico. La competencia está por todas partes y dispara desde todas direcciones. Cualquier elemento imprevisto puede cambiarlo todo rápidamente. La automatización y la adaptación al mundo del dato, la robotización y la inteligencia artificial serán su muro de contención y en el que deben iniciar su transformación. Si no se transforma absolutamente, alejados de lo anecdótico, la pérdida de peso en la economía nacional, supondría una catástrofe laboral similar a la vivida hace unos años con el sector inmobiliario.
Activar políticas fiscales, laborales, formativas y de estímulo a la modernización son imprescindibles. Establecer un espacio profesional en el que subir el salario mínimo sea una obviedad factible por que esté ligado a la productividad real es absolutamente urgente. El turismo no tiene recambio y eso, de por sí, no debería ser un problema. Lo que pasa es que se tiene que ir transformando continuamente para ser, siempre, el motor actualizado que permita su liderazgo. Hablando con los responsables del gremio, percibí ese interés por liderar el cambio, continuar con esa modernización homologable y en transformar digitalmente el escenario turístico español.
He visto el grado de responsabilidad de quienes se saben clave en la economía de un país. Agradezco que me permitieran hablar no tan solo del futuro del turismo sino también del turismo del futuro. Un futuro tecnológicamente más humano, pero especialmente más eficiente y rentable. La clave estará en los procesos, en los datos, en las experiencias predictivas y en la formación de un nuevo modelo laboral. Nos va mucho en ello, no somos Arabia Saudí, Canadá o Finlandia, nosotros tenemos una estructura de crecimiento en los servicios turísticos, estimulemos su ‘update’.
El primer capítulo de 'La Era de la Humanidad. Hacia la Quinta Revolución Industrial'
El pasado 20 de octubre salió al mercado mi último libro ‘La Era de la Humanidad. Hacia la Quinta Revolución Industrial’. En dos meses y medio ya han sido tres las ediciones impresas y un par las veces que he podido convertir este ensayo en una conferencia que, durante 2020, protagonizará la mayoría de mis participaciones en eventos y congresos. Como ya hice con mis anteriores libros, vuelvo a ‘regalar’ el primer capítulo (y unos párrafos del segundo) de las 424 páginas que lo componen y que también se puede encontrar en diversos modelos de promoción en algunas plataformas.
El pasado 20 de octubre salió al mercado mi último libro ‘La Era de la Humanidad. Hacia la Quinta Revolución Industrial’. En dos meses y medio ya han sido tres las ediciones impresas y un par las veces que he podido convertir este ensayo en una conferencia que, durante 2020, protagonizará la mayoría de mis participaciones en eventos y congresos. Como ya hice con mis anteriores libros, vuelvo a ‘regalar’ el primer capítulo (y unos párrafos del segundo) de las 424 páginas que lo componen y que también se puede encontrar en diversos modelos de promoción en algunas plataformas.
En palabras, que agradezco, de Ignacio González de los Reyes ‘La Era de la Humanidad es un largo ensayo sobre el futuro que aguarda a la humanidad, un futuro de una fuerte y disruptiva presencia tecnológica y una automatización masiva, un futuro que además el autor prevé como inevitable y muy cercano y para el que afirma no nos estamos preparando, especialmente desde el ámbito de gobiernos y administraciones (…), un libro interesante, apasionado, futurista, en ocasiones arriesgado y con frecuencia bastante crítico pero, en el fondo, optimista y orientado a la acción’. Un libro en el que he intentado hablar de tecnología pero desde una perspectiva no tecnológica sino de impacto económico, político y social’. Échale un vistazo a como empieza:
La Era de la Humanidad
1. La deflación del capital
¡Obedece a tu amo! Amo, amo de las marionetas,
estoy tirando de tus hilos, retorciendo tu mente y aplastando tus sueños.Letra de Master of puppets, METALLICA
Madrugada del 8 al 9 de agosto de 2007, Jean Flamcourt, un joven gestor de inversión del BNP Paribas Investment Partners, estaba sentado frente a un muro de pantallas. Las miles de líneas intermitentes que cambiaban de valor constantemente simbolizaban el universo del poder del capital; vivían conectadas a la mayoría de los índices bursátiles y a la cotización a tiempo real de los vehículos en los que su banco era partícipe. Aquél había sido un día largo, pero su instinto le decía que había algo que no encajaba. Y no podía encajar. Todavía no lo sabía, pero un buen número de los fondos que gestionaba su empresa estaban rebosantes de basura y, en realidad, no valían nada.
Jean sabía que, el pasado febrero, The Wall Street Journal publicó un artículo que denunciaba el peligro al que se enfrentaba el mundo por culpa de un tipo de hipoteca que, por aquel entonces, fue bautizado como «subprime».2 Se habían empezado a acumular los impagos en Estados Unidos. La cotización y el valor de los fondos de inversión, que estaban compuestos en su mayor parte por esas hipotecas, eran dudosos. En mayo, esos mismos productos financieros habían sido criticados por los principales inversores, los cuales, sin hacer ruido, inician una huida generalizada de esos fondos.
Pero ya era tarde. La enorme bola de estiércol que algunos divisaban en el horizonte era imparable. El banco central de Esta- dos Unidos, la Reserva Federal, decide comunicar que hay riesgo de crisis. La percepción de que las cosas pintaban bastos se generaliza, pero todavía nadie es capaz de advertir la verdadera envergadura de la tragedia. Al mes siguiente varios fondos flexibles que tenían deuda del banco de inversión Bear Stearns quiebran. A esas alturas, la «tormenta perfecta» iba a dejar de ser sólo el título de una película. En julio, la propia Reserva Federal admitía que las pérdidas generadas por los productos financieros ligados a las hipotecas subprime rondaban los 100.000 millones de dólares. Era la primera vez que se cuantificaba la herida.
Pero el detonante del desastre no se inició hasta la primera semana del mes de agosto, cuando el problema se inocula a los mercados financieros. Hasta ese momento, la «basura» parecía contenida en sus bolsas de plástico. Sin embargo, eso no era así. Blackstone quiebra el 2 de agosto. American Home Mortgage, el 6. El 7 lo hace el National City Home Equity de California. De momento, sólo un banco alemán admite tener hipotecas subprime en sus productos financieros. El Fondo Monetario Internacional (FMI) alertaba en un informe de que «de los 4,2 billones de euros en bonos ligados a hipotecas de alto riesgo de Estados Unidos, por lo menos unos 700.000 millones no eran estadounidenses», es decir, tenían que estar en Europa. Si todo ese dinero estaba yéndose por el desagüe del viejo continente y sólo había un banco alemán que había reconocido tener 25.000 millones de ese deshecho financiero, ¿dónde estaban los otros 675.000?, ¿quién los tenía? O, mejor dicho, ¿quién estaba a punto de quebrar?
Flamcourt era un joven ávido por aprender. Le apasionaba la economía, la inversión, los fondos, tratar con clientes, la bolsa…, y se extasiaba mirando horas y horas aquellas pantallas con números intermitentes. Por eso pasaba tantas horas leyendo, siguiendo lo que se publicaba esos días acerca del desastre de al- gunas entidades estadounidenses. Le sorprendía que en Europa no se hubiera detectado nada importante, que no se hiciera caso del informe del FMI. Su interés se convirtió en sospecha, y su sospecha, en evidencia.
Llevaba muchas horas o balances, escudriñando hojas de cálculo y descubriendo de qué estaban formados algunos de los productos que él tenía que vender a sus clientes cada día. A las tres de la madrugada un golpe metálico le sacó de su fijación casi enfermiza. Era el personal de limpieza que había llegado a la planta 11 del edificio situado en el número 16 del boulevard des Italiens, en París. Aquel sonido era hueco, casi perfecto, sin reverberación. Miró en la dirección desde donde vino el sonido y saludó a un hombre de unos cuarenta años, en bata verde y con auriculares rojos. Lo saludó, pero no obtuvo respuesta. Al regresar al campo de batalla aritmético, puso su mirada en una línea de códigos. Estaba en la parte superior de una de las pantallas más alejadas de su zona de trabajo. Le había pasa- do inadvertida todo el tiempo. El título del fondo que describía era Parvest Dynamic ABS. Tenía un componente muy extraño que daba múltiplos incoherentes, su dependencia de valores estadounidenses era exagerado, y su aparente estabilidad no era normal. Buscó si había algún patrón. Lo encontró. Ese mismo modelo se repetía en dos fondos más: el BNP Paribas ABS Euribor y el BNP Paribas ABS Eonia. Todos estaban cubiertos de gloria. Ahí había un montón de hipotecas que nadie pagaría jamás en Estados Unidos.
Lo que vino a continuación está más que escrito en mil li- bros, películas y leyendas. Jean Flamcourt llamó a su superior inmediato, y éste al suyo, y este otro al superior de él…, y así has- ta llegar a quien podía dar la orden. Aquella misma mañana de agosto, antes de que los mercados hubieran abierto en Europa, el BNP Paribas Investment Partners decidió suspender el valor liquidativo de esos tres fondos por los efectos que las hipotecas en Estados Unidos estaban generando. Argumentaron que la ausencia de precios de referencia provocaba una falta de liquidez inédita. La bomba había explotado.
Jean Flamcourt se fue a su casa a media mañana. Con la sensación agridulce de que había hecho un gran trabajo a la vez que estaba siendo testigo de un desastre monumental. Sentado en el sofá de su apartamento, con un sol insolente entrando por to- das partes, se puso a contemplar cómo se hundía el mundo. El virus se transmitió durante ese mismo día y el siguiente. Todas las bolsas del planeta se descomponían. Las comparativas con otros momentos de la historia eran más que razonables. Viendo que el capital teórico perteneciente a esos fondos no valía nada, el Banco Central Europeo (BCE) y la Reserva Federal inyectaron la mayor cantidad de liquidez que se recordaba y que aún se re- cuerda. No sirvió de nada.
El viernes 10 de agosto el principal banco alemán, el Deutsche Bank, reconoce que tiene fondos repletos de nada. El Banco Central Europeo comunicaba que estábamos preparados para «una crisis financiera en varias etapas por culpa del capital riesgo y de las hipotecas subprime». Diez minutos después quiebra otro banco, el Home Banc. Cada vez que hablaba un político o un directivo bancario subía el pan y cerraba un fondo.
Estuvieron inyectando dinero por todas partes hasta el 15 de agosto. Cada día llegaba un nuevo camión lleno de liquidez. Rams Home Loans perdió la mitad de su cotización en un día. Countrywide igual. Los rumores de que alguien muy gordo estaba a punto de quebrar no cesaban. Viendo que no había manera de parar la sangría, la Reserva Federal bajó los tipos. «Ya está», pensaron, «así lo pararemos». Y lo pararon, pero sólo temporal- mente. El 23 de agosto la necesidad de más inyección de liquidez se hace urgente. Por todas partes salen bancos que aseguran tener hipotecas subprime en sus balances. Empezó el «quien no corre vuela». Noventa entidades de Estados Unidos, dos docenas de Europa y el Bank of China admiten que tienen el mismo problema que el resto. Se avecinaba lo peor. El 5 de septiembre se cae todo. El pánico se adueña de los clientes del banco británico Northern Rock, que precisa ser rescatado; la financiera Victoria Mortgages se declara insolvente; el día 29 quiebra el primer banco digital estadounidense, el Netbank; el 1 de octubre, el banco suizo UBS anuncia pérdidas bíblicas, y el Citigroup, el mayor grupo financiero del universo conocido anuncia pérdidas de dimensiones gigantescas. Al día siguiente, el mayor corredor de mercados de capitales del mundo, Merrill Lynch, anuncia lo mismo. Y así hasta finales de año. No había quien pudiera orde- nar tal rompecabezas.Los bancos inyectaban liquidez, pero, lejos de ayudar, los efectos de todo ese caos financiero se contagiaban a la propia economía de las empresas y de las familias. El FMI cuantificaba ya en un billón de dólares las pérdidas originadas por la crisis subprime. Un montón de dinero que, curiosamente, no estaba en ningún lugar. Sólo se debía. Nada parecía parar el desastre. Las bolsas estaban en cifras que nunca antes se habían visto, y se avecinaba una gran recesión. Sólo faltaba una guinda en el pastel. Un año después de que Jean Flamcourt descubriera que su empresa estaba repleta del más absoluto vacío, el 15 de septiembre de 2008, Lehman Brothers, el cuarto banco de inversión estadounidense, que gestionaba entonces 46.000 millones de dólares sólo en hipotecas, quebró. Esa tarde, el Bank of America compra Merrill Lynch para evitar otra quiebra esa misma tarde. Un año después de que explotara todo ese desbarajuste, los efec- tos brutales de la crisis, lejos de calmarse, se intensificaron.
El entonces jefe del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, seguía diciendo que no nos pusiéramos nerviosos, que estaba todo controlado. En Estados Unidos, el discurso era parecido. Cada vez que un responsable de política económica anunciaba una medida para evitar algo, lo estimulaba. No entendían qué sucedía, y, por consiguiente, no podían remediarlo. ¿Cómo podía ser que una crisis de liquidez y valor del capital no frenara su caída inyectando lo que le faltaba? ¿Cómo podía ser que una miserable crisis hipotecaria estuviera poniendo en jaque el sistema de deuda y valor tan bien compuesto por todos? La explicación estaba muy lejos de los mercados, de los bancos, del escritorio de Jean Flamcourt. La respuesta estaba en un garaje, y muy lejos de ese ruido.
Ahora sabemos que aquel boquete que parecía inmenso era en realidad un agujero negro; que la paranoia se instaló y que le dimos a la imprenta del dinero rápido con todas nuestras fuerzas. No dejó de ser todo un insulto a la inteligencia. El agujero no se llenó, era un pozo sin fondo. Se trataba de un suceso económico cuyo embrión se situaba en otro escenario y que nadie atendió correctamente. De hecho, el consenso sigue negando que una crisis financiera sea el origen de una recesión, sino que pudiera tratarse de la consecuencia crítica de algo muy distinto, mucho más transversal y tremendamente más profundo.
En aquellos días, el mundo no se detuvo. Todo pasaba mientras el planeta seguía girando y se automatizaba. Un concepto económico empezaba a tomar sentido. Se trataba de algo llama- do «deflación del capital». Realmente fue en Davos, en 2016, que se denominó por primera vez la era de la deflación del capital. Hasta entonces, ganadores del Premio Nobel, presidentes bancarios, directivos y expertos habían bautizado esa etapa económica como «la mayor crisis financiera desde 1929».
Jean Flamcourt dejó el BNP poco después. Hubo recortes, cambios importantes y nuevas incorporaciones. Las opciones de ascender en su empresa se habían esfumado. Por lo menos en un largo tiempo. Decidió regresar al mundo académico, pero ahora para dar clases. Escribió un libro y empezó a participar en tertulias. Algunos programas de radio y televisión se lo rifaban. Su experiencia durante aquellos días del hundimiento le permitían ofrecer un discurso atractivo, subjetivo y apasionado. Se casó, tuvo una hija y fundó un espacio de reflexión junto a otros economistas e inversores con los que compartía la pasión por el análisis socioeconómico.
El 21 de enero de 2015, Jean llegó a Davos-Klosters. Se acababa de inaugurar la 45.ª edición de la Reunión Anual del Foro Económico Mundial (o World Economic Forum, WEF). Jean había organizado su agenda para asistir al mayor número de conferencias y debates. Su interés se centraba en el profundo cambio político, económico, social y tecnológico en el que el mundo había entrado. Sus dudas acerca de la dimensión real que tenía para la economía los cambios tecnológicos que se vivían por entonces le estimulaban especialmente. Tenía un interés especial por establecer los límites entre integración tecnológica y refundación de los mercados. El mal trago pasado en la época de las subprime, la crisis que todavía rezumaba por todas partes y una incipiente automatización de muchos sectores le provocaban una notable fascinación.
Participaron unos dos mil quinientos líderes, algunos de los cuales eran los dirigentes de las mil empresas más importantes del mundo. Allí estaban los jefes de Estado del G20, los dirigen- tes de las principales organizaciones internacionales del mundo, los líderes de la sociedad civil, de los sindicatos, de las principales religiones mundiales, de los medios de comunicación y del arte. Y entre ellos estaba Jean, el hombre que descubrió que el mundo se apoyaba sobre cimientos de barro. Nadie allí lo sabía. Y él era sólo un compromisario anónimo. Uno más.
Entre todas las sesiones había una que le interesaba especial- mente. Sheryl Sandberg, la que era directora de operaciones de Facebook, participaba en un panel titulado «El futuro de la economía digital», centrado en valorar el papel de la digitalización para recuperar la economía mundial, lo que ella denominó la «internet absoluta». Jean estaba emocionado. En un momento determinado, tomó su iPhone y grabó un vídeo de apenas veinte segundos; etiquetó a la protagonista, geolocalizó su creación y la subió a Instagram. Al salir, en el descanso hasta la siguiente sesión, miró la televisión desde su propio teléfono, mantuvo una conversación por Skype con sus socios en Londres, hizo dos docenas de fotos más, navegó por la red analizando varios datos que le permitieran escribir la crónica del día y, una vez escrita, entró en la sección privada del periódico que le pidió un artículo y lo subió. Recibió una llamada. Era Carol, su secretaria. Tenía dos mensajes en Whatsapp. Su mujer le pedía opinión sobre unos muebles. Adjuntaba la foto y el enlace para analizar si el precio era asequible. Lo era. Hizo la compra directamente y le envió a su esposa el recibo de la transacción con la fecha exacta de entrega en su domicilio. Asistió a la siguiente conferencia. La registró con la grabadora de sonido de su teléfono. Almacenó todo lo escrito, filmado y etiquetado en el repositorio que tenía en Dropbox. Allí nadie podía tocarlo y no se le perdería. Se fue a su habitación. Daba gusto descansar en el Steigenberger Gran- dhotel Belvédère. Puso su móvil en el altavoz con conector USB que estaba encima de la mesita de noche y que permite escuchar toda tu biblioteca musical. Jean se conecto a su lista de Spotify, jugó un partida de Candy Crush y se durmió mientras sonaba de fondo algo de Joy Division. (¡Sí!, es posible dormirse con eso si estás agotado.)
Sin apenas pensarlo había puesto imagen, y con acciones, a lo que los teóricos llamaban la deflación del capital. Lo más im- portante es que esa cadena de sucesos era similar a lo que hacían millones de personas en todo momento y en todas partes. Todo lo que hizo con un dedo y una pantalla habría requerido una de- cena de dispositivos tan sólo quince o veinte años antes. El coste de esos dispositivos también habría sido diez, quince o veinte veces más. Aquellos artilugios necesarios para hacer todo lo que se podía hacer ahora con un sólo teléfono móvil tenían una obsolescencia programada de al menos cinco o seis años. En cambio, ahora, él mismo estaba pensando en cambiarse su iPhone 6 Plus por el 6S, y no tenía ni un año y medio de uso.
La deflación del capital era el motor de todo eso. Y sigue teniendo que ver. Pensar que lo que vivíamos sólo era un derivado financiero no sujeto a un cambio productivo mundial fue el error que se mantiene en muchos casos. Todo está mutando, y a una velocidad exponencial, y aún desconocida. La tecnología está detrás de muchos de esos cambios, pero también los estimula un nuevo modo de pensar. Se acaba la propiedad tal y como la hemos entendido. El producto pasa a ser servicio, y el control del Estado es una entelequia. La economía circular, las plataformas sociales, la impresión en tres dimensiones, la inteligencia artificial y el nuevo consumo colaborativo lo están cambiando todo definitivamente.
La deflación del capital no es más que un modo de definir un mundo nuevo que ha explotado frente a uno anterior. A día de hoy, prometer empleo tal y como lo plantean nuestros gobernantes es un ejercicio de irresponsabilidad o desconocimiento que asusta, como veremos a lo largo de este libro. Bien estaría que, para abordar esa transición —a un mundo donde trabajaremos menos horas, donde trabajaremos de otro modo, donde trabaja- remos en cosas que no sean substituibles por máquinas y donde el concepto trabajo será un nuevo social a definir toda- vía—, se empezaran a establecer directrices y liderazgos realistas al respecto. Esto no va de ir prometiendo hasta meter…, como dice el refrán. Esto va de mitigar un tremendo y doloroso escenario a diez o doce años vista; va de prever el mundo de nuestros hijos.
No se trata de hablar de rentas mínimas garantizadas a jóvenes menores de no sé qué edad, ni de ajustar la vida laboral por arriba o por abajo. No va de subir impuestos para soportar una sociedad del bienestar inasumible. Va de preparar todo ello para que sea posible. No va a haber trabajo para todos, tengamos eso claro; ni aun adquiriendo nuevas habilidades. La tecnología se va a encargar de ello… Así como ya jubiló nuestra cámara de fotos, nuestro GPS, nuestra televisor del dormitorio, nuestro vídeo, nuestro ordenador de mesa o nuestro propio teléfono tradicional, así lo va a hacer también con nuestro empleo.
Por eso debemos exigir que el comportamiento de quienes dirigen no sea maniqueo. Ni blanco ni negro, ni bueno ni malo, ni rentas mínimas de derechas ni de izquierdas. ¿Cómo piensan pagar «los de izquierdas» una renta básica? ¿Cómo piensan no instaurarla «los de derechas» y que el mundo siga girando? A ver si la solución podría ser dinamizar la empresa privada, estimularla para que se modernice, y rebajar los impuestos para facilitar su competitividad. Es una opción. Tenemos otras pero no me negarán que con empresas eficientes, rentables e internacionalmente competitivas se podría plantear un mundo cuya deflación del capital podría estar ya gestando una deflación estructural, de tipo social.
El tiempo disponible para preparar esa sociedad inmediata se va agotando. Seguir presionando a la empresa y a los consumidores para que paguen el dispendio y sus intereses convierte en crónica una situación que sólo tenía que ser transitoria. La llamaron «crisis», y era una «deflación del capital». Llevamos años hablando de «recuperación» y a este paso va a ser una «deflación social».
2. Un nuevo contrato social llamado «empleo»
Toda rosa tiene su espina, como cada noche tiene su amanecer.
Igual que cada vaquero canta una triste canción, cada rosa tiene su espina.Letra de Every rose has its thorn, POISON
Llamaron crisis a una deflación del capital, y llaman recuperación a una deflación social. En medio mundo se lee que el empleo se está recuperando y que, por consiguiente, lo que ha vivido el mundo en los últimos diez años no era más que un bache profundo derivado de una crisis de tipo tradicional. El mundo se recupera. Los más destacados economistas aseguran que estamos en una estancia que volverá a traer riqueza y júbilo a todos. Lo bueno es que es cierto. El paro bajará, de momento. Lo grave es que es una apreciación tan cortoplacista que asusta. Es miopía pura. Tanto la falta de análisis de lo que está pasando en el subsuelo económico como mantener el mantra de la recuperación inmediata es de una irresponsabilidad bíblica. Hay muchas cosas que no se están teniendo en cuenta y que, o nos ponemos en ello, o el pinchazo de la burbuja inmobiliaria parecerá una especie de guardería comparado con la que se nos viene encima.
Stephen Hawking decía que «estamos en el momento más peligroso en el desarrollo de la humanidad» y que «el ascenso de la inteligencia artificial destruirá el trabajo de manera irreversible entre las clases medias». El genio de Oxford tenía claro que sólo quedará empleo creativos y supervisores. Se preguntaba si es- tamos preparando a nuestra sociedad inmediata para un mundo con un desempleo que él calculaba que rondaría el 60 por ciento. La Casa Blanca publicó un informe hace un tiempo que profundizaba en ese escenario. El 83 por ciento de los trabajos donde la gente gana menos de 18 euros por hora ha iniciado la primera fase de automatización o reemplazo. En apenas cinco años, el mercado del vehículo autónomo será factible. En menos de una década, unos diez millones de vehículos usados en transporte y logística en todo el mundo no precisarán conductor. Es decir, unos diez millones de personas que conducen para ganarse la vida lo dejarán de hacer. Por lo menos como ahora lo hacen. En tres años, en nuestro entorno será cada vez menos habitual ver personas atendiendo en cajeros o restaurantes fast food, así como jardineros o contables. En cinco años lo será con asistentes médicos, recepcionistas, policías de tráfico, agentes de mostrador en aeropuertos, personal de oficinas o salas de cine. En ocho años costará ver taxistas y camioneros. En diez, quizá no veremos peluqueros, abogados, dentistas o directores de recursos humanos haciendo lo que hacen ahora. En veinte, no trabajaremos como lo hacemos ahora… A cada paso lo irreversible se hace más evidente.
El mundo no se va a acabar, pero va a cambiar tanto y tan rápido que no tenemos la opción de preguntarnos si está bien o mal, si es posible pararlo o no. Va a pasar. El valor añadido no estará en si te lo crees o no. La mayor ventaja estará en haberlo previsto y haber implementado una estrategia empresarial, personal, política, social y económica.
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El resto del libro puedes adquirirlo en diferentes formatos y plataformas a partir de la página oficial de Planeta Libros donde está referenciado.
Mi nuevo libro: 'La Era de la Humanidad'
Detrás de escribir un libro hay un trabajo intenso, de largo recorrido, de mucha reflexión y de una ilusión que lo aparta todo. En unos días saldrá al mercado mi nuevo libro titulado ‘La Era de la Humanidad’ y con el subtítulo ‘Hacia la Quinta Revolución Industrial’. Un ejercicio que sintetiza, y ordena, mucho de lo que en este blog has podido leer estos últimos cuatro años. El libro, como ya hiciera con mis anteriores libros ‘Contra la Cultura del Subsidio’ y ‘Una Hormiga en París’, lo edita Planeta, esta vez a través de su sello Deusto. Repito editor, mi paciente y brillante amigo Roger Domingo. Se pondrá a la venta el próximo día 22 de octubre pero ya se puede reservar ya en Amazon, en Agapea o en Casa del Libro. Por cierto, la presentación oficial será el 12 de noviembre a las 19:00 horas en la Fundación Pons en la calle Serrano 138 de Madrid. Si os apetece venir, nos vemos allí. Estaremos acompañados de algunos robots, economistas de prestigio, tecnólogos y un montón de amigos.
Detrás de escribir un libro hay un trabajo intenso, de largo recorrido, de mucha reflexión y de una ilusión que lo aparta todo. En unos días saldrá al mercado mi nuevo libro titulado ‘La Era de la Humanidad’ y con el subtítulo ‘Hacia la Quinta Revolución Industrial’. Un ejercicio que sintetiza, y ordena, mucho de lo que en este blog has podido leer estos últimos cuatro años. El libro, como ya hiciera con mis anteriores libros ‘Contra la Cultura del Subsidio’ y ‘Una Hormiga en París’, lo edita Planeta, esta vez a través de su sello Deusto. Repito editor, mi paciente y brillante amigo Roger Domingo. Se pondrá a la venta el próximo día 22 de octubre pero ya se puede reservar ya en Amazon, en Agapea o en Casa del Libro. Por cierto, la presentación oficial será el 12 de noviembre a las 19:00 horas en la Fundación Pons en la calle Serrano 138 de Madrid. Si os apetece venir, nos vemos allí. Estaremos acompañados de algunos robots, economistas de prestigio, tecnólogos y un montón de amigos.
La historia de la humanidad está jalonada de fases decisivas para su avance social, cultural y económico. Llamamos «revolución» a cada uno de esos períodos cruciales, y denominamos «revolución industrial» a los que entrañan un cambio tecnológico profundo que mueve todos los cimientos de la sociedad, causando primero grandes desajustes y después grandes avances y conquistas humanas. Podemos contabilizar ya cuatro revoluciones industria- les, y vivimos inmersos en la cuarta (también llamada «industria 4.0»), la de la transformación digital promovida por los sistemas inteligentes, interconectados y capaces de ser autónomos en la toma de decisiones.
Tal vez no hayamos empezado a percibir esta cuarta revolución sino desde bien entrado el año 2010, pero considero que se gestó a mediados de los años noventa del siglo XX. Su inmenso componente tecnológico (nanotecnología, drones, impresión 3D, realidad virtual, realidad aumentada, primeros estadios de la inteligencia artificial, robótica, gestión masiva de datos, hiperconectividad, etc.) va acompañado de profundos cambios en lo económico y en el trabajo humano, en el empleo, las profesiones y su definición misma. Y esos cambios no han estado hasta hoy asumidos y afrontados de igual manera en los diferentes países para garantizar el bienestar y las perspectivas de futuro de las personas. A este respecto, España parece rodar en mitad de un pelotón de gregarios, incapaz de superar planteamientos ideológicos o acomodaticios para abordar las reestructuraciones necesarias en lo económico, lo político, lo social y lo educativo. Y algo similar podríamos decir de los países latinoamericanos en general.
Lo que planteo en este libro es que esta cuarta revolución es tan sólo la antesala de otra transformación de mucho más alcance, la «quinta revolución industrial», inminente y, por ello, de urgente atención. Esa quinta revolución tiene que ver con cosas que aún no han pasado, pero para las que nos podemos preparar a nivel económico, empresarial, cultural, social, laboral, político, educativo y personal. Su marca diferencial será la expansión de la inteligencia automatizada, que quizá sea incluso más perturbadora para los modelos sociales existentes de lo que podemos prever ahora. La inteligencia automatizada y la robótica avanza- das, combinadas con el trabajo físico automatizado, serán siempre más rentables que cualquier trabajo repetitivo y previsible que hagamos los humanos. Y esto plantea un reto global cuyo abordaje es de extraordinaria urgencia. No creo en el catastrofismo de quienes auguran sin más que las máquinas nos quitarán el trabajo, sino que apuesto por un futuro donde, gracias a la automatización y la tecnología, el ser humano podrá trabajar de manera creciente en ámbitos más propios de las capacidades singulares humanas, y menos en las alienantes tareas repetitivas que una máquina podrá hacer mejor. El reto es cómo orquestar ese tránsito para evitar, en lo posible, los traumas temporales que conllevan estos decisivos cambios de paradigma.
Esa hipertransformación del todo que nos espera en muy pocos años culminará con lo que se ha llamado «singularidad tecnológica», que se prevé se desarrollará en tres fases. En la primera fase, los ordenadores alcanzarán un nivel de computación que asemejará funciones propias del cerebro humano (hacia 2025-2029); en la segunda, la inteligencia artificial aplicada a ordenadores y hardware robótico empezará a tener la capacidad de mejorarse a sí misma (hacia 2029-2035); y, en la tercera fase, la más compleja, las computadoras podrán plenamente mejorar- se a sí mismas (hacia 2040, como muy tarde).
Aunque esta quinta revolución no cobrará carta de naturaleza hasta la llegada de esa «singularidad», hoy podemos intuir que algunas de sus estructuras ya se están creando. El embrión de esa quinta revolución industrial está en los cambios que han sacudido nuestra sociedad especialmente en las últimas décadas, así como en la mutación que ha vivido nuestro modelo económico y social. Ahora, y de manera inaplazable, es prioritario identificar qué ha pasado, analizar la relación de ello con otros momentos de la historia e identificar las alarmas y las claves para no cometer errores que en el pasado significaron un retraso y un dolor innecesarios y evitables.
Este es un libro para saber de dónde venimos, dónde estamos y hacia dónde nos dirigimos al respecto de tan decisivo paso. Y todo ello lo explico a partir de un análisis de nuestra más reciente historia, la que confundió un cataclismo socioeconómico vinculado al parto de la cuarta revolución industrial con una crisis financiera, y también desde el análisis de las transformaciones ineludibles que está viviendo nuestro mundo. Todos los cambios que estamos viviendo tienen un detonante tecnológico y encierran, en su espíritu, una gran potencialidad para mejorar la vida de los seres humanos (como ocurrió en el pasado).
Aun con los inevitables peajes transitorios que se deban pagar como sociedad, defiendo completamente la automatización y la digitalización. Tal defensa no es meramente una opción, sino una obligación, ya que es un signo de nuestros tiempos, y sería irresponsable no implicarse. No sólo tengo claro que esta revolución es un curso que hemos de tomar irremediablemente para conquistar el futuro inmediato, sino que, además, y especial- mente, no tengo duda de que, bajo un punto de vista humanista, esta revolución industrial y tecnológica que vivimos no busca prescindir de las personas en los procesos, sino que los humanos nos dediquemos a aquello para lo que somos la única especie ca- paz de hacerlo.
Si podemos utilizar las máquinas, la inteligencia artificial, la impresión 3D, los vehículos autónomos, la automatización de todo, la internet de las cosas (internet of things, IoT), o las plataformas colaborativas a partir de una aplicación para estimular, apoyar y complementar el potencial de los seres humanos en la empresa y en la vida personal, resulta obvio que todo ello supone un avance. Negarse a verlo, y a actuar en consecuencia, pone en riesgo el papel evolutivo global de cualquier revolución humana.
Asimismo, describo el tránsito que vamos a recorrer hasta llegar a esa quinta revolución (o «industria 5.0») y a esa singularidad, y defiendo que, a pesar de la inclusión absoluta de la tecnología en nuestras vidas, tendremos la oportunidad de ser más humanos que nunca. Pero este optimismo está bañado de prevenciones también, dadas las inevitables miserias y los padecimientos humanos por los que se ha pasado hasta ahora en períodos de transformaciones de tan enormes proporciones. Y por ello ausculto el mundo presente a fin de entrever qué hay que hacer ya, ahora, para amortiguar los efectos más duros de tal revolución, tanto pensando en los empresarios e industriales como en los trabajadores, y tanto en nuestras directrices educativas como políticas y de gestión. El ser humano es el objetivo prioritario de esta fase 5.0.
Definir la «industria 5.0» será definir la «sociedad 5.0», que son conceptos indisociables. Nos dirigimos a un escenario caracterizado por un mundo automatizado (robótica), cognitivo (inteligencia artificial) y de acceso inmediato a datos (5G), y es preciso ajustar y asentar antes un sofisticado presente digital, «líquido» y exponencial. También estamos ante herramientas impensables hace pocas décadas, como el big data, la IoT o la aún por venir internet del todo (internet of everything, IoE), con la que asistiremos a un mundo en que todo estará conectado con todo, algo que puede suponer tanto una enorme liberación y oportunidad para el ser humano como su pérdida de privacidad y libre albedrío, razón por la cual se hace completamente necesario legislar decididamente y de forma global para evitar posibles intenciones de hipercontrol de ese universo de conocimiento y de datos.
Este libro contiene también una crítica feroz a la falta de análisis, de estrategia y liderazgo durante los grandes cambios de la humanidad, una denuncia de la cobardía y la visión cortoplacista de muchos líderes que deberían actuar con valentía y visión a lar- go plazo, y no sumirse en batallas partidistas o ideológicas ni en el cómodo inmovilismo. Pero es también un canto de esperanza creíble sobre la construcción de un mundo que será indiscutiblemente más humano. Para esto último, por ejemplo, planteo propuestas sobre cómo deberíamos afrontar un mundo con un empleo muy distinto (en lo cuantificable y en su propio concepto o naturaleza) y en el que la educación debería estimular nuestras habilidades más humanas. La idea es que utilicemos la tecnología para valorar mucho más el factor humano. La tecnología nos hace más humanos y nos acerca a un estado natural en el que la creatividad, la empatía y la intuición tienen un valor exponencial.
Por último, ahondo en ese nuevo papel del ser humano en esta revolución que afecta a nuestra experiencia personal vital, a las relaciones interpersonales y sociales, a las necesarias nuevas habilidades profesionales y a nuestro rol en un mundo con un nuevo equilibrio entre conciencia personal y experiencia cognitiva. Este libro deja en manos de todos nosotros la oportunidad y el desafío de que nuestro futuro inmediato no sea «la era de las máquinas», sino «la era de la humanidad».
Os dejo aquí el índice que aporta algo sobre la idea general del esfuerzo realizado durante los últimos meses y que ha supuesto uno de los sacrificios más nutritivos que existen:
INDICE DE ‘LA ERA DE LA HUMANIDAD’
PARTE 1
No era una crisis
La deflación del capital.
Un nuevo contrato social llamado «empleo».
Un Ministerio del Futuro.
Montar un siliconvalei de cartón.
La clave está en los mares del norte.
La dimensión de la tragedia.
A Europa sólo le queda Eurovisión.
La era de la incertidumbre.
No era una ráfaga, era el futuro.
La internet del todo.
PARTE 2
Un mundo automatizado.
Edison no estaba solo.
Un presente de ciencia ficción.
El mejor amigo de mi hijo es un algoritmo.
Kodak y el tipo de la bandera roja.
Fintech: los bancos son las nuevas discográficas.
League of Legends no es sólo un juego.
Del quirófano a la torre de control.
Un mundo instantáneo.
O te transformas o te transformarán.
Renta básica inevitable.
La economía automática.
La ética cognitiva.
La humanidad aumentada.
PARTE 3
La empresa autoajustable.
Nuevos modelos de negocio y una botella de agua.
Nuevos clientes en el centro de la cadena de valor.
Nueva comunicación: de la agencia al laboratorio.
Nuevos procesos: la fábrica conectada.
Nuevas interacciones en un entorno robótico.
Nuevo crecimiento: de los e-sports a la biotech.
Nuevas relaciones digitales y el sex appeal de Siri.
Nuevos escenarios en la ciudad y en el campo.
PARTE 4
La quinta revolución industrial.
Cuándo las máquinas lo hagan todo.
¿Cuán «computerizable» eres?
El ser humano es el «porqué», y la tecnología es el «cómo».
Educación freelance para un futuro laboral freelance.
La singularidad tecnológica.
La singularidad humana.
Bonus track: carta desde el año 2050.
Cuando una conferencia es algo más que hablar de Transformación Digital.
A finales de noviembre saldrá al mercado mi nuevo libro de la mano de Deusto Ediciones y Grupo Editorial Planeta. Un trabajo que de momento mantengo su título en secreto y en el que podrás encontrar un ensayo sobre el origen de nuestra situación socioeconómica y empresarial, un análisis de dónde estamos y una reflexión sobre el futuro al que nos dirigimos. Todo ello partiendo de, en mi opinión, un error mayúsculo que confundió el parto de una revolución tecnológica con una crisis financiera. Un libro que coincidirá con el argumento de mi próxima conferencia. Y es que a partir de septiembre presentaré una nueva ponencia que estamos ultimando estos días. Una charla que deriva de la actual ‘reWorking’ que, actualizándola a tiempo real, me ha acompañado durante los últimos cuatro años.
A finales de noviembre saldrá al mercado mi nuevo libro de la mano de Deusto Ediciones y Grupo Editorial Planeta. Un trabajo que de momento mantengo su título en secreto y en el que podrás encontrar un ensayo sobre el origen de nuestra situación socioeconómica y empresarial, un análisis de dónde estamos y una reflexión sobre el futuro al que nos dirigimos. Todo ello partiendo de, en mi opinión, un error mayúsculo que confundió el parto de una revolución tecnológica con una crisis financiera. Un libro que coincidirá con el argumento de mi próxima conferencia. Y es que a partir de septiembre presentaré una nueva ponencia que estamos ultimando estos días. Una charla que deriva de la actual ‘reWorking’ que, actualizándola a tiempo real, me ha acompañado durante los últimos cuatro años.
No obstante, aunque esta nueva conferencia se estrenará en unos meses, no es inédita del todo. Tuvo una previa en la primavera pasada. Concretamente durante la última edición del CX Summit de Oracle que me pidió una intervención inédita tras haber compartido escenario con el gran Martin Lindstrom un año antes. El público iba a ser el mismo y la empresa organizadora me retó a crear algo que nadie hubiera visto antes para la ocasión. No es fácil fabricar una conferencia totalmente distinta en un tiempo breve. Pensar su storytelling, sus toques de humor, comprar los recursos audiovisuales, establecer las claves formativas que debe incorporar, relatar un inicio y un final redondo. Pero acepté. A pesar de no estar terminada por aquel entonces decidí aceptar el desafío. En gran medida, lo que aquella tarde expliqué se ha convertido en el arquetipo de la que tendremos lista tras las vacaciones y que, en gran medida, su contenido encaja con la del propio libro. Un mismo viaje en dos formatos distintos.
La tecnología es el "cómo"
— Oracle España (@oracle_es) 21 de febrero de 2019
Las personas son siempre el "por qué"
La solución está siempre en el ser humano.
Muchas gracias @marcvidal por esta maravilla de ponencia en #ModernCX pic.twitter.com/iTlnRGh2Av
Ahora bien, ‘reWorking’ sigue siendo una conferencia plenamente actual y especialmente bien recibida por todo tipo de público. De ahí que convivirán ambas y se podrán contratar en base a las necesidades de la audiencia. Las dos son en realidad un ejercicio de reflexión sobre el empleo del futuro, las claves de la transformación digital y los procesos tecnológicos y humanos que vivimos en plena Cuarta Revolución Industrial. ‘ReWorking’ seguirá siendo una charla a la vanguardia tecnológica, empresarial, social y económica y se complementará con la nueva. Han sido muchos kilómetros, aviones y eventos en los que ‘reWorking’ ha sido calificada como una conferencia divertida, inspiradora y didáctica. La gente que ha asistido, que luego se incorporan a mis diferentes redes sociales, se han convertido en una especie de comunidad a partir de los mensajes tecnológicos e inspiradores que siempre intento transmitir.
El futuro de la tecnología está en estudiar filosofía y leer poesía, brillante @marcvidal con esta reflexión https://t.co/xgYkUgGV9E #recomendar #humanismo #robots
— Gersón Beltrán (@gersonbeltran) 8 de diciembre de 2018
BRILLANTE la conferencia d @marcvidal “ReWorking, las 4 claves dl desafio digital” en la jornada organizada x @ricohspain Con un final q a tocado la fibra emocional dl público @palaucongcat pic.twitter.com/36muIb0HCm
— pep martíneX (@pepmartinex) 13 de junio de 2019
Es bueno recapitular etapas, poner números a un período concreto y establecer nuevos límites a los que quieras llegar. En este caso, las cifras eran inimaginables hace una década. Impensables sin mi equipo actual además. En los últimos cuatro años hemos hecho ’reWorking’ en casi 250 auditorios, ante más de 200.000 personas y en 150 ciudades de 22 países. Países como, obviamente, España, latinoamericanos como Chile, Argentina, Bolivia, Perú, Colombia, Ecuador, Venezuela, Panamá, Costa Rica, Guatemala, República Dominicana, Honduras, Nicaragua, El Salvador o México; europeos como Francia, Reino Unido, Irlanda o Portugal; u otros tan interesantes como Estados Unidos o Dubai. He disfrutado igual en auditorios enormes con miles de personas escuchando, en lugares muy especiales o en sesiones privadas para grupos reducidos de directivos. Anécdotas hay de todo tipo y algún día escribiré sobre ello. Que se apaguen las luces de todo el recinto a media conferencia, que en pantalla salga la presentación de otro ponente, tener dos conferencias en dos ciudades distintas a un millar de kilómetros la una de la otra y en el mismo día y lograrlo sin problemas o que te cancelen el último vuelo nocturno que te permitía estar a primera hora en la otra punta del país para dar la charla inaugural de un congreso y tener que alquilar un coche para cambiar de aeropuerto y llegar a tiempo. A tiempo pero agotado completamente.
@marcvidal excelente conferencia transformación digital #EXMAEC2018 pic.twitter.com/mmtSeErBGX
— Isabel Peña (@marisapm85) 28 de septiembre de 2018
En todo caso, e independientemente de que para mejorar cada día como speaker, es preciso centrarse en la confección de la charla, de su forma, de aprender de las reacciones y de considerar cada evento como el más importante en el que has participado, en mi caso sumo algo que considero esencial. Al salir al escenario para hablar de empresa o de empleo, es mejor explicar conceptos, aunque sean técnicos, a partir de tu propio conocimiento profesional. No contemplo una opción más eficiente para explicar ‘hacia dónde va el mundo y la empresa’ que vivirla cada día desde dentro y, de ahí, lo puedas explicar e, incluso, ampliar teorizando. Por eso, a pesar de la intensa tarea que supone ofrecer prácticamente una conferencia semanal, combinarlo con la coordinación de diversos proyectos de consultoría, es un esfuerzo esencial y obligatorio bajo mi punto de vista.
BCIE inicia revisión y proceso de Transformación Digital que vaya de la mano con las acciones e iniciativas de desarrollo que se implementan en la Región Centroamericana. @marcvidal #AliadoEstratégico pic.twitter.com/DXQtK2Y95U
— BCIE (@BCIE_Org) 9 de julio de 2019
Por eso, si estás organizando un evento sobre empresa, empleo, economía o del futuro de la sociedad en general, hazte la siguiente pregunta ¿que se te viene a la cabeza si alguien pronuncia McDonald’s? Lo más probable es que pienses en ‘Big Mac’ en lugar de ‘Big Data’. Sin embargo, eso no va a ser siempre así. Esta multinacional del ‘fast food’ está trabajando de manera muy seria en tener la tecnología que estructure la ingente cantidad de datos que poseen, y obtienen, de un modo continuo. Es evidente que lo que buscan es convertir esos datos en información y derivarla a conocimiento. De hecho han adquirido la empresa israelí Dynamic Yield para obtener información a partir de los datos en el ámbito de ‘la lógica de decisión’ de sus clientes. Algo que ya no se basa en la textura de una hamburguesa si no del rendimiento de los algoritmos que tienen a disposición. Ahora, pregúntate también, ¿que tiene que hacer el ser humano para enfrentarse a este desafío que suponen tantos cambios económicos, sociales y de empleo?
Lo normal es que esas preguntas te hagan pensar en la velocidad a la que va todo y de la necesidad de atender a una exposición sobre esos cambios, ya sea de un modo formativo, animado e inspirador. Pues de eso hablo, de ese modo lo hago. De eso siempre van mis conferencias. De responder a esas preguntas y de trasladarlas a la audiencia para que entre todos descubramos las respuestas, sonriendo y aprendiendo. Del reto que supone abordarlo con entusiasmo e inspiración, pero también con seriedad, realismo y exigencia de estrategia a todos. De lo relevante que es entender que los modelos de negocio, los procesos, el contacto con el cliente, el nuevo papel del ser humano en este tránsito y del entendimiento del contexto automático, artificial e inteligente, han sufrido cambios irremediables, viven cambios integrales y sentirán cambios exponenciales en breve. ¡Nos vemos en la próxima!
¿Comprar una casa ha pasado de moda? , mi participación en Bankademia.
El concepto vivienda ha cambiado mucho en los últimos tiempos. Como todo. La tecnología no ha sido más que un estímulo para que esa mutación de algunos conceptos fuese más profunda, intensa y rápida. El modelo social que esperaba el momento idóneo para comprarse una casa donde vivir ha dado paso a otro menos evidente que representa un nuevo escenario. La propiedad no es más que una opción, que si antes era inevitable, ahora supone una nueva perspectiva. Desde el punto de vista económico estamos pasando de la acumulación de productos a la utilización de servicios. Eso, en el sentido inmobiliario se ha evidenciado de manera notable. Esa modificación conceptual tiene una generación que la ha dinamizado como nadie. Se trata de los millennial.
El concepto vivienda ha cambiado mucho en los últimos tiempos. Como todo. La tecnología no ha sido más que un estímulo para que esa mutación de algunos conceptos fuese más profunda, intensa y rápida. El modelo social que esperaba el momento idóneo para comprarse una casa donde vivir ha dado paso a otro menos evidente que representa un nuevo escenario. La propiedad no es más que una opción, que si antes era inevitable, ahora supone una nueva perspectiva. Desde el punto de vista económico estamos pasando de la acumulación de productos a la utilización de servicios. Eso, en el sentido inmobiliario se ha evidenciado de manera notable. Esa modificación conceptual tiene una generación que la ha dinamizado como nadie. Se trata de los millennial.
Para hablar de esa nueva visión del papel de la vivienda, las hipotecas o de como la transformación digital ha supuesto una disrupción en todo ello, en el modo de comprar, o en el de alquilar, el de acercarse al reto patrimonial o, sencillamente, de como hoy en día se utiliza un espacio vital como puede ser ‘tu casa’, Bankia me invitó a ofrecer una master class en el marco de su plataforma Bankademia. Un extraordinario espacio para adentrarse en conceptos económicos básicos pero desde una visualización panorámica que permita entender los nuevos tiempos y sus afectaciones sociales.
Desde un lugar precioso, el ático de un centro deportivo en el centro de Madrid, planteé a una audiencia de diversas edades e intereses varias preguntas sobre el propio término que supone hoy en día una vivienda: ¿el sueño de la casa propia es herencia cultural?, ¿seguiremos debatiendo entre comprar o alquilar?, ¿qué papel juega la tecnología?, ¿existe una hipoteca para los millennial? Si la empresa de hostelería más importante del mundo no tiene una sola habitación en propiedad y la empresa de movilidad de mayor valor no posee ni un sólo vehículo, ¿cómo puede ser que sigamos manteniendo los patrones patrimoniales de siempre?
La cuestión es ¿cómo será la vivienda del futuro? ¿cómo se comprará? ¿cómo se combinará una cultura nómada con la propiedad? ¿qué significa realmente el mercado inmobiliario para la generación que será mayoría en la toma de decisiones de compra en cinco años? Ahora los millennial no son los compradores de vivienda, la media de comprador es de 39 años en España. Hablamos de un mercado de 580.000 compradores que ahora tienen dificultades para comprar por tener pocos ingresos, poca estabilidad laboral y pocos ahorros.
Sin embargo, el debate no será ‘propiedad o alquiler’ lo que será mayoritariamente definitorio será el modelo de vivienda, el para qué es ese espacio. Hablamos pues de espacios compartidos del tipo ‘co-living’, viviendas conectadas e inteligentes, casas pasivas y autosuficientes o de probablemente casas impresas o prefabricadas. Sin embargo, comprar siempre será una opción y si deciden comprar, ¿cómo serán esas nuevas hipotecas para una generación protagonista de la era digital? Deberán poder solicitarse desde el móvil, sabiendo la autorización inmediatamente, que no exijan vínculos, que tengan tipos muy bajos y que sean flexibles.
La decisión sobre dónde vivir ha sido, y será, una de las grandes decisiones humanas. Si es en propiedad o en alquiler será una de esas variables. Sabemos que en gran medida la tecnología marcará esa decisión ya sea como comprador, arrendador, gestor hipotecario o analista, pero lo que realmente es imprescindible es comprender el papel que tiene en nuestra vida todo ello. Una casa es el recipiente que contiene nuestros sueños, anhelos y deseos. Es el rincón donde descansar y recargar nuestras aspiraciones. La haces tuya aunque no lo sea, la conviertes en tu cuartel sea de propiedad o no. Por mucho que la tecnología va a estructurar un montón de aspectos, finalmente, la decisión será emocional y estará en manos de las personas que determinen cómo y dónde vivir. La pregunta no será mayoritariamente comprar o alquilar, ni tan siquiera con que tecnología puedes mejorar la experiencia de vivir en ella, lo relevante siempre será que en tu casa lo que depositas entre las paredes es siempre tu corazón y tu proyecto de vida, sea puntual o duradero.
Te invito a ver el video completo de esta charla o acceder a la plataforma donde seguro encontrarás temas de tu interés. Hablamos de nuevos modos de entender la vivienda como el coliving, de como serán las viviendas del futuro, de que debe ofrecer un banco a una generación totalmente digital y muchos otros temas que estoy seguro te van a interesar, seas o no millennial.
Las calculadoras no sustituyeron a los matemáticos pero les obligó a trabajar distinto.
El pasado jueves estrené conferencia. En concreto fue durante el espectacular evento ModernCX organizado por Oracle. El lugar donde sucedió era magnífico: el Club Retiro Florida. La verdad es que subirte al mismo escenario en el que en algún momento han actuado artistas como Ray Charles, Tina Turner, Plácido Domingo o Montserrat Caballé tiene su cosa. Mi charla se titulaba ‘Hold On! We are Humans’ (¡espera! somos humanos) y, aunque todavía le queda un tiempo de maduración y mejora, tuvo un buen recibimiento. En un evento cuyo objetivo es analizar el modo en el que colocamos al cliente en el centro de la cadena de valor y, con ello, le ofrecemos una experiencia compleja pero de interés, hablar de como los valores humanos deben anteponerse a los automatizados es un reto.
El pasado jueves estrené conferencia. En concreto fue durante el espectacular evento ModernCX organizado por Oracle. El lugar donde sucedió era magnífico: el Club Retiro Florida. La verdad es que subirte al mismo escenario en el que en algún momento han actuado artistas como Ray Charles, Tina Turner, Plácido Domingo o Montserrat Caballé tiene su cosa. Mi charla se titulaba ‘Hold On! We are Humans’ (¡espera! somos humanos) y, aunque todavía le queda un tiempo de maduración y mejora, tuvo un buen recibimiento. En un evento cuyo objetivo es analizar el modo en el que colocamos al cliente en el centro de la cadena de valor y, con ello, le ofrecemos una experiencia compleja pero de interés, hablar de como los valores humanos deben anteponerse a los automatizados es un reto.
Sin embargo, no seré yo quien deje de lado el valor exponencial de la tecnología ni tampoco voy a ser yo quien la coloque en un plano secundario. Por dos razones, porque es a partir de la tecnología que las empresas y las organizaciones localizarán las vías de crecimiento y competitividad indispensable en los tiempos que vivimos y, en segundo lugar porque es a partir de esa tecnología que considero el ser humano puede proyectarse con mayor intensidad. Sigo pensando que la robótica nos hace más humanos, nos concede un tiempo muy valioso para ejercer de seres vivos. El problema está en que eso ni es automático ni carece de esfuerzos.
De ahí que cuando me propuse desarrollar una nueva conferencia, que fuera una evolución de la que durante tres años he ido ofreciendo con diversas mejoras y actualizaciones y titulada ‘reWorking’, pensé que el hilo argumental no podía ser otro que el de contraponer las virtudes y los riesgos que la Inteligencia Artificial y la automatización tienen en todos los ámbitos de la vida y del empleo. Por eso, en un punto intermedio de la misma comento que ‘ninguno de nosotros sentiría amenazado nuestro empleo hoy en día por una calculadora. Sin embargo, esta herramienta tan generalizada inquietó a la mayoría de matemáticos en los días de su lanzamiento’. Ahora los rápidos avances en inteligencia artificial y en aprendizaje automático generan debates y preocupación cuando hablamos del empleo del futuro.
En esta nueva conferencia, cuyo contenido y título evolucionará obviamente, ya no habla de otras revoluciones industriales. Ya no es necesario, todos lo tenemos claro. Los motivos de preocupación en la actualidad son similares a los que se presentaron hace 250 años y está más que demostrado que la tecnología es un facilitador de la eficiencia y la eficacia, que amplifica los logros humanos, en lugar de alejarse de ellos. Por eso, un canto a los beneficios de la tecnología no debe ser algo contrario a lo humano. No se pueden dar charlas diciendo simplemente que lo humano es mejor sin sustentarlo de manera firme lo lo convierte en una alegoría ‘buenista’ y ‘naif’ como he escuchado por ahí, anteponiendo sin justificación lo humano a lo robótico.
No es sencillo ni automático. Hay mucho que hacer antes de que la tecnología no sea un parto doloroso. Mucho que prever antes de que la inteligencia artificial no se lleve por delante millones de empleos. Mucho que estudiar estratégicamente para que las empresas que se automatizan no destruyan modelos productivos analógicos. Mucho que las administraciones deben empezar a analizar. Mucho que hacer y que a partir de unos meses empezaré a explicar en esta nueva conferencia. Una conferencia que se centra en la experiencia adquirida durante la transformación digital de algunas de las empresas para las que ahora mismo estamos trabajando y que nos ofrecen un grado de conocimiento espectacular.
Hemos pasado del lápiz y papel a las calculadoras. Más tarde llegaron las hojas de cálculo. Ni unas ni otras reemplazaron a los matemáticos sino que los volvió incluso más imprescindibles. Ahora bien, quien no lo aceptase, quien no se volcó en su uso, perdió su trabajo. Es muy simple. El hecho de abrazar la tecnología para que nos proyecte de humanamente es un valor que aumentará a medida que el avance de los sistemas de análisis sofisticados generen la necesidad de una interpretación y una aplicación aún más avanzadas, algo que, por cierto, solo los humanos podemos hacer. La pregunta nunca fue si ‘una calculadora te iba a quitar el trabajo’, de hecho tampoco lo es ahora si un sistema de inteligencia artificial te lo va a quitar. Ni siquiera la cuestión es averiguar el grado de afectación que tu empleo tendrá a corto o medio plazo por culpa de las tecnologías exponenciales. El asunto es cómo imaginamos el espacio laboral del futuro inmediato. Un lugar automatizado, donde mucho de lo que hacemos ahora no lo haremos nosotros. Un lugar donde la pregunta real será ¿cuánto de computerizable eres?
Permíteme recordarte que ‘Hod On! We are Humans’ es una conferencia basada en el ‘build with people, no for people’. Una composición visual espectacular con un discurso focalizado en la importancia de las personas en todos los aspectos de la economía actual. En esta charla avanzo las cuatro claves para abordar con éxito el desafío digital que supone este momento de disrupción. El uso de los datos para generar mejores experiencias de cliente, la utilización de la inteligencia artificial para hacer mucho más eficientes los procesos empresariales, la mutación de los productos a servicios para generar nuevos modelos de negocio y, especialmente, la búsqueda de la excelencia en los equipos humanos, a partir de las competencias a estimular. Una conferencia que evita el futurismo improbable, aterrizando a nuestros días el verdadero valor de colocar en el centro de la economía la experiencia de cliente y la responsabilidad de los profesionales implicados en lograrlo. La tecnología no es opcional, pero el cómo la utilizamos sí.
En breve publicaremos las fechas y lugares donde asistir a esta nueva conferencia disponible. En el caso de que estés interesado en contratarla para un evento de tu empresa u organización no dudes en consultar disponibilidad aquí.
Necesitaremos más filósofos y poetas para explicar a las máquinas quiénes somos.
El pasado martes estuve en Asturias con motivo de Expo Robot, una jornada para analizar los retos de la revolución de las máquinas que incluyó una mi charla ‘Reworking’. La verdad es que el edificio que acogió este evento fue el increíble y polémico Palacio de Congresos de Buenavista. Un monumental espacio diseñado por Calatrava. Con motivo de mi visita, Chus Neira me hizo una entrevista para la Nueva España y que os copio aquí mismo y que también podéis descargar en ‘pdf’.
El pasado martes estuve en Asturias con motivo de Expo Robot, una jornada para analizar los retos de la revolución de las máquinas que incluyó una mi charla ‘Reworking’. La verdad es que el edificio que acogió este evento fue el increíble y polémico Palacio de Congresos de Buenavista. Un monumental espacio diseñado por Calatrava. Con motivo de mi visita, Chus Neira me hizo una entrevista para la Nueva España y que os copio aquí mismo y que también podéis descargar en ‘pdf’.
Marc Vidal: ‘Necesitaremos más filósofos y poetas para explicar a las máquinas quiénes somos’.
¿Estamos ya de lleno en la de los robots? ¿Está preparada y es consciente la sociedad de los cambios que traerá?
Siempre ha habido una distorsión notable entre lo que se suponía que era una revolución tecnológica y su percepción sociológica. A finales del siglo XVIII, cuando una máquina de vapor entraba sin avisar en una fábrica textil del sur de Londres, las familias desaloja- das de su trabajo llamaron a la ‘Primera Revolución Industrial’, la ‘Primera Crisis Industrial’. El ser humano vive sus revoluciones asociadas a una tecnología como una crisis, básicamente porque una de sus consecuencias inmediatas es un desajuste económico que llamamos ‘deflación del capital’. Es- to significa que durante un tiempo prudencial aquello que sustituye a un ‘pool’ de dispositivos o mecanismos tecnológicos, deriva en una producción, distribución y consumo donde el coste de la cadena de valor y su obsolescencia programada suelen ser muy menor. De ahí que parezca que el capital ‘desaparezca’y con él el empleo y sus activos.
¿No es así?
No. Se redistribuye poco a poco, y aunque cada vez más rápido, es mucho más lento que la capacidad de generar ese valor y capital, estructuras y empleo. De ahí que parezca que no estamos prepara- dos. Otra cosa es cómo lo gestionen aquellos que tienen la obligación de establecer amortiguadores, desplegar modelos que aprovechen los cambios de modelos de crecimiento y estimular a las empresas que pueden regenerar la economía tradicional a otra más digital y eficiente.
Regalamos nuestros datos, vivimos pegados al móvil y a la vez los pioneros de Silicon Valley reniegan. ¿Cuándo se normalizará todo esto?
Estamos aprendiendo todos. Algunos han sido muy listos y se han ido aprovechando. Nos vamos alfabetizando a fuerza de palos pero estamos lejos de que esto esté normalizado. Un ejemplo. Nos dicen que una Smart City es un espacio que mejora la vida de los ciudadanos. Para ello se nos demandan datos. Muchos de ellos ya no los podemos discriminar. En breve, de todos ellos surgirán políticas automáticas, procesos de mejora social y organizativa. En teoría dejar nuestros datos a esos algoritmos nos garantiza una vida mejor. Los ciudadanos nos hemos convertido en simples ‘sensores’ que, a la vez, actuamos como ‘productores’ de nuestros datos. El problema es que no hay nada que haga prever que ese intercambio vaya en dos direcciones. Vamos a entregar datos pe- ro no vamos a tener opciones de interactuar en ese proceso. No seré yo sospechoso de no ver en la tecnología un aliado para el género humano, pero el riesgo de ampliar el porcentaje de ciudadanos sin criterio en temas importantes y de dejarnos seducir por un mundo automático crece. Y el riesgo de ceder el mando a la tecnología sin haber analizado antes quiénes son los verdaderos actores de este asunto, las variables éticas y sociológicas que tiene una decisión algorítmica a tiempo real de todo lo que nos afecta, es enorme.
¿Qué hay de lo volátil de es- tas tecnologías y las empresas que l as producen? ¿Puede caer Google de un día a otro?
Es posible que en un momento determinado Google se encuentre en una situación de riesgo. De hecho Jeff Bezos anuncia que Amazon no vivirá más allá de las 4 décadas y estamos casi en la tercera. La idea de que las empresas tienen que adaptarse cada vez más rápido es cierta. A mí me gusta hablar de ‘empresas autoajustables’.
Explíquese.
Una cosa es digitalizarse y otra muy distinta transformarse digitalmente. Los beneficios de este tipo de relación entre automatización y lectura de datos, para la generación de modelos de negocio, supera a cualquier proyecto de digitalización que sólo se aplique tecnológicamente. Optimizar en sí mismo no es suficiente, ni automatizar tampoco. Se trata de combinar una red que se refuerce a sí misma en un bucle generando clientes, experiencias y datos. Ese circuito prodigioso debe ser capaz de funcionar de un modo autónomo. La empresa autoajustable se refuerza a sí misma y precisa de una intervención humana muy distinta. Ahí el reto. De eso tenemos que hablar, del papel humano en una empresa de este tipo. Eso requiere una for- ma diferente de pensar, no la mecánica tradicional en la que las circunstancias y los resultados se consideran predecibles y controlables. Los directivos de una empresa autoajustable deben aprender a aprender constantemente y aceptar la incertidumbre y la complejidad de los negocios como la base en la que se sujeta todo. Esa es la garantía de que las empresas puedan ‘surfear’ olas gigantescas.
¿A dónde nos conduce la automatización del trabajo?
No te preguntes ‘si un robot te va a quitar el empleo’, piensa que quien podría quitarte el empleo será alguien que se lleve mejor que tú con un robot. Obviamente se van a destruir millones de empleos, pero en el futuro inmediato iremos al trabajo a aprender cosas, a incorporar conocimientos que tendremos que trasladar después a unas máquinas. Como nosotros no podremos hacer nunca mejor que un robot muchísimas cosas, lo que tendremos es que aprender cómo hacer que ese robot aún sea mejor.
¿La incertidumbre laboral? ¿Qué futuro le espera a los nuevos trabajadores?
El otro día una mujer me preguntó qué debía estudiar su hijo de 12 años. No tengo ni idea qué recomendar, pero lo interesante no es qué carrera estudiar sino el desarrollo de habilidades concretas que se puedan ejercer a partir de funciones insustituibles por un software, porque todo lo que no pueda ser automatizable tendrá un valor incalculable. Ella insistió. ¿Qué debería estudiar entonces?Y le di- je algo que creo firmemente. ¡Que estudie filosofía! ‘¿Filosofía? Sí. Como la clave del futuro es la tecnología y sus avances empiezan a ser complejos de adecuar a nuestra vida, estoy seguro que la visión ética y moral que un filósofo podrá aportar, será demandada cada vez más en las empresas. Se quedó algo sorprendida y me hizo una última pregunta. ¿Qué libros le puedes recomendar? García Lorca o Dylan Thomas. ¿Poesía? Sí. toca reinventarse cada muy poco tiempo. Se acabó eso de ser lo mismo, en el mismo lugar y con las mismas coordenadas. Lo que nos que- dará siempre es el valor añadido que supone ser humano, y pensar que todo aquello que no sea sustituible o automatizado tendrá un valor incalculable.A medida que la tecnología vaya ‘deshumanizan- do’ mucho de lo que ahora con- templamos como tradicionalmente analógico, vamos a precisar ‘explicarles’ a las máquinas quiénes somos, qué esperamos, cómo con- sumimos y cómo sentimos. ¿qué mejor que la poesía para comprendernos como humanos?
¿Cúanto de computerizable eres? Empresas tecnológicamente más humanas.
La Asociación Española de Directivos organiza anualmente un tour por todo el país debatiendo acerca de los retos a los que deben enfrentarse aquellos que tienen la responsabilidad de dirigir empresas. En esta ocasión fueron cuatro eventos bajo el título ‘Reinvéntate 2018’ que tuve el honor de conducir presentando cada uno de los paneles y entrevistando a diferentes expertos, sino también ofreciendo la conferencia inaugural en cada uno de ellos.
La Asociación Española de Directivos organiza anualmente un tour por todo el país debatiendo acerca de los retos a los que deben enfrentarse aquellos que tienen la responsabilidad de dirigir empresas. En esta ocasión fueron cuatro eventos bajo el título ‘Reinvéntate 2018’ que tuve el honor de conducir presentando cada uno de los paneles y entrevistando a diferentes expertos, sino también ofreciendo la conferencia inaugural en cada uno de ellos.
Mi charla estuvo dedicada al papel relevante que tendrán las habilidades propiamente humanas en la gestión directiva del futuro inmediato. Unas ‘skills’ directivas que deberán de compaginar de manera eficiente la tecnología aplicada al conocimiento de cliente, a la digitalización de procesos y la generación de nuevos modelos de negocio con la esencia misma de las capacidades que como personas deberíamos tener. Mi pregunta siempre es la misma: ¿cuánto de computerizable eres? La clave está en saber a que nivel puedes situar tu conocimiento de la tecnología aplicada (no su génesis) para hacer mejor tu trabajo.
Según un reciente informe de la consultora Forrester, el 55% de los directivos piensan que la Transformación Digital trae consigo un incremento de negocio brutal que trata, por tanto, de un cambio tecnológico y, también, de un cambio de mentalidad, de modelo de pensamiento y de negocio. Algunas cifras que demuestran que la puesta en marcha de una transformación tecnológica profunda ya no es opcional. Más de 100.000 millones de euros en ingresos en 2018 en Cloud Computing, más de 9.200 millones de euros en IoT, un impacto previsto de la Inteligencia Artificial de cerca de 30.000 millones de euros y que aunque sólo el 37% de las grandes empresas hayan logrado ya ser ‘empresas focalizadas en el dato’, un 87% lo están ya probando.
Es interesante pararnos en una tecnología confusa para muchos y proscrita para otros. Me refiero al Blockchain. Para muchos directivos, y de esto se habló en los cuatro eventos de ‘Reinvéntate 2018’, consideran esta tecnología como algo lejano, de escaso interés e, incluso, exclusivamente vinculada a la conocidad criptomoneda ‘bitcoin’. La realidad es otra muy distinta. Los bancos tradicionales ya han ahorrado, según Forrester, cerca de 12.000 millones de dólares con el uso y desarrollo del propio Blockchain.
Otros directivos, vinculados especialmente al Marketing, también saben que sus tareas han sufrido cambios notables que no son más que el inicio de algo mucho más complejo y profundo. De hecho, la comunicación, el marketing y la publicidad están derivando de las agencias a los laboratorios y en esa mutación aparece una cifra que lo puede estar modificando todo. En este 2018 más de 6.000 millones de euros habrán sido ingresados a partir de funciones del ‘Marketing Automation’.
Al finalizar el evento en Santiago de Compostela, uno de los cuatro, una directiva del sector financiero me preguntó que debía estudiar su hijo de 12 años. La verdad es que no tengo ni idea de que recomendar. Hace apenas una década los matemáticos parecían sentenciados a ejercer poco más que de profesores de instituto y ahora son perfiles tremendamente demandados y bien pagados en cualquier empresa analítica. Le dije, no obstante, que lo interesante no sería la carrera o el oficio que estudiase, sino el desarrollo de algunas habilidades concretas que le permitieran que, independientemente de lo que fueran sus conocimientos teóricos y prácticos acerca de una materia, ésta la pudiera ejercer a partir de funciones insustituibles por un software o una máquina. Es lo que llamo ‘la irreparable necesidad humana’. Algo así como que ‘todo lo que no pueda ser automatizable tendrá un valor incalculable’.
La mujer se quedó pensativa y me insistió. ¿Qué debería estudiar entonces? Para finiquitar el interrogatorio le dije algo que creo firmemente. ¡Que estudie filosofía! le respondí. A lo que ella me gritó ¿Filosofía? Si acabas de decir que la tecnología es la clave del futuro. Así es, como la clave del futuro es la tecnología y sus avances empiezan a ser complejos de adecuar a nuestra vida, al debate de lo que deben significar, estoy seguro que la visión ética y moral que un filósofo podrá aportar, serán demandados cada vez más en las empresas. ¿Quién sabe? La señora se quedó algo sorprendida y me hizo una última pregunta. Entonces, ¿qué libros le puedes recomendar a mi hijo? García Lorca o Dylan Thomas por ejemplo. Poesía. ¿Poesía? Estás bromeando, me dijo.
Creo sinceramente que a medida que la tecnología vaya ‘deshumanizando’ mucho de lo que ahora contemplamos como tradicionalmente analógico, vamos a precisar ‘explicarles’ a las máquinas quienes somos, que esperamos, como consumimos y como sentimos. ¿qué mejor que la poesía para comprendernos como humanos?
Si leemos poesía seguiremos cultivando nuestra esencia y así podremos derivarla a la inteligencia artificial o cualquier otro sistema experto. Es clave no olvidarlo. Por eso creo que la cultura humanista, la filosofía, la poesía y el arte no pueden desligarse de lo digital, de los algoritmos o de la robótica. Es en esa hibridación donde podemos ganar la previsible batalla que se está gestando. Esa es mi recomendación. Por eso la pregunta sigue siendo: A pesar de ser amante del arte, de la literatura, de la música, del contacto humano, de la empatía, ¿cuánto de computerizable eres?
Y esto no es más que llevar a la máxima potencia una realidad inminente. La combinación de habilidades directivas propiamente humanas como el pensamiento crítico, la negociación, la intuición, el conocimiento agregado tras un error, la inteligencia emocional o la creatividad con el entendimiento del lenguaje digital, de la interpretación de cómo funciona un algoritmo o de comprender los límites de la inteligencia artificial, logrará hacer mejores empresas y tecnológicamente más humanas. Siempre ha sido así, la tecnología vino para mejorar la vida no para empeorarla. La tecnología es el ‘cómo’ y las personas el ‘porqué’. De ahí que hay que discutir de los límites y entenderlos.
La adopción tecnológica no va a ser opcional. Es inevitable. Lo fascinante es como nuestra sociedad va a ser capaz de gestionar tanta transformación. Muchos de los cambios culturales, políticos, religiosos e incluso íntimos, tienen mucho que ver al acceso de la información ‘desintermediada’, del modelo de relación social de todo y de la capa automatizada de muchos de esos procesos de consumo. Ni fácil ni gratis, estos cambios serán complejos y caros, pero en todo caso fascinantes, rápidos e inéditos. El problema radica en que hay quienes deben liderar políticamente y económicamente muchas de esas mutaciones y hay quienes no querrán por que modifica un estatus dominante y otros que ni saben la verdadera profundidad de lo que se nos viene encima. Como siempre, oportunidad o riesgo. Tú, como directivo, también eliges.
Cinco noticias positivas sobre el empleo del futuro.
Hace dos semanas que no publico ningún artículo en este blog. Sé que no hay excusa pero a veces la carga de trabajo y viajes lo hace realmente difícil. En apenas tres semanas he impartido conferencias en Santiago de Chile, Quito, Fort Lauderdale Florida, Santiago de Compostela, Málaga, Jerez de la Frontera y ayer mismo en San José de Costa Rica. Tras todas estas charlas hubo siempre un denominador común que la audiencia me traslada muchas veces. El modo en el que las personas debemos afrontar el desafío que supone convertirnos en la respuesta humana al tsunami tecnológico. Suelo apelar a que lo importante no es saber la respuesta sino conocer la pregunta. Una cuestión que nos lleva irremediablemente a que el uso tecnológico siempre será el método, el cómo, pero lo relevante siempre deberá ser el porqué, el motivo y ese no es otro que mejorar empresas, sociedades y personas.
Hace dos semanas que no publico ningún artículo en este blog. Sé que no hay excusa pero a veces la carga de trabajo y viajes lo hace realmente difícil. En apenas tres semanas he impartido conferencias en Santiago de Chile, Quito, Fort Lauderdale Florida, Santiago de Compostela, Málaga, Jerez de la Frontera y ayer mismo en San José de Costa Rica. Tras todas estas charlas hubo siempre un denominador común que la audiencia me traslada muchas veces. El modo en el que las personas debemos afrontar el desafío que supone convertirnos en la respuesta humana al tsunami tecnológico. Suelo apelar a que lo importante no es saber la respuesta sino conocer la pregunta. Una cuestión que nos lleva irremediablemente a que el uso tecnológico siempre será el método, el cómo, pero lo relevante siempre deberá ser el porqué, el motivo y ese no es otro que mejorar empresas, sociedades y personas.
Por ello, el primer artículo tras este ‘descanso’ quiero dedicarlo desde un punto de vista positivo a esa relación entre tecnología, futuro y empleo. Lo creo y lo quiero creer. Viajar permite tener una perspectiva global de cómo se percibe esta revolución industrial que vive nuestra generación. En cada uno de estas últimas visitas, y en cualquier momento, un tema surge siempre a la hora de poner en análisis crítico el estado de cambio económico, industrial, social y económico que vive el mundo: el empleo. Y es que la obsesión por dar respuesta a este desafío va desde la potencial desaparición de todo tipo de trabajos hasta las nuevas habilidades requeridas para afrontarlo. Muchos son los que me preguntan ¿a que deberá dedicarse mi hijo? ¿qué debería estudiar un niño para garantizarse el empleo? Mi respuesta es que no tengo ni idea, que no sabría decirle una tipología de estudios, una carrera determinada con mayor garantías que otras. Lo único que puedo explicar es que sea lo que sea que estudie, lo importante siempre será ‘cuanto de computerizable’ sea esa persona en el futuro, porque haga lo que haga, tendrá que ser algo que una máquina no pueda hacer y que, a la vez, suponga una comunión intensa con ella.
Si me preguntas ¿a que nos vamos a dedicar cuando las máquinas lo hagan todo? La respuesta es a todo lo demás. Para identificar como llegaremos a ese ‘todo lo demás’ es muy interesante la reflexión que Vesselina Stefanova hizó para el World Economic Forum recientemente y que utilizo con algunas aportaciones a continuación:
1. La automatización, la robotización y la digitalización son diferentes según el sector y la industria.
Internet móvil de alta velocidad, inteligencia artificial, análisis de grandes datos, la realidad aumentada, el aprendizaje automático y tecnología en la nube están configurados para liderar la adopción de esas nuevas tecnologías por parte de las empresas en los próximos cinco años. Lo importante es determinar el grado de disrupción de tu sector. En apenas una década las automatizaciones invadirán todos los sectores productivos. Identificar el modelo de negocio que vamos a crear será cuestión de vida o muerte.
2. Existe una perspectiva de creación neta de nuevos empleos, a pesar de la interrupción inminente del modelo productivo basado en la mano de obra humana.
Para 2022, en términos puramente cuantitativos, 75 millones puestos laborales actuales serán desplazados por el cambio en la división del trabajo entre humanos, máquinas y algoritmos, pero parece ser que 133 millones de nuevos empleos podrían ir surgiendo al mismo tiempo. Dependerá de políticas activas para que eso suceda pero es evidente que las ocupaciones del futuro incluyen espacios profesionales que se basen significativamente en el uso de la tecnología y que además sean empleos mejorados por ésta. Sin embargo, también se espera que crezcan los modelos de trabajo basados en rasgos distintivamente ‘humanos’, como el Servicio al Cliente, los profesionales de Ventas y Mercadotecnia, los de Capacitación y Desarrollo y los Especialistas en Desarrollo Organizacional, en gerencia e innovación. Es muy probable que no te quedes sin trabajo, sino que te quedarás sin el trabajo que haces ahora.
3. La división del trabajo entre humanos, máquinas y algoritmos está cambiando rápidamente
Los empleadores anticipan un cambio significativo en la división del trabajo entre humanos, máquinas y algoritmos para las tareas de hoy. Actualmente, los humanos realizan un promedio del 71% del total de horas de trabajo en la industrias en comparación con el 29% de las máquinas o algoritmos. Para el año 2022, se espera que este promedio se haya desplazado al 58% por los seres humanos y al 42% por robots o software. Para 2022, el 62% de las tareas de procesamiento de datos y de búsqueda y transmisión de información en cualquier organización serán realizadas por máquinas. Incluso las tareas de trabajo realizadas de forma abrumadora por el ser humano en la actualidad (comunicación, interacción, coordinación, gestión y asesoramiento) comenzarán a ser asumidas por las máquinas, aunque más lentamente. Llevarse bien con las máquinas será clave porque el empleo de cualquiera de nosotros no nos lo quitará un robot, sino una persona que se lleve mejor que nosotros con ese robot.
4. Las nuevas tareas están estimulando una demanda de nuevas habilidades.
Para el año 2022, las habilidades requeridas para realizar la mayoría de los trabajos habrán cambiado significativamente. Las habilidades que aumentarán en importancia incluirán el pensamiento analítico y el aprendizaje activo, así como habilidades como el diseño de tecnología, destacando la creciente demanda de diversas formas de Competencia tecnológica. Sin embargo, el dominio de las nuevas tecnologías es solo una parte de la ecuación de habilidades de 2022. Las habilidades ‘humanas’, como la creatividad, la intuición y la iniciativa, el pensamiento crítico, la persuasión y la negociación, también conservarán o aumentarán su valor, al igual que la atención a los detalles, la capacidad de recuperación, la flexibilidad y la resolución de problemas complejos. La inteligencia emocional, el liderazgo y la influencia social, así como la orientación al servicio, también se fijan para ver un aumento particular en la demanda en relación con su importancia actual en la actualidad. Recuerda que todo lo que no se pueda automatizar tendrá un valor incalculable.
5. Todos necesitaremos convertirnos en aprendices de por vida.
En promedio, los empleados necesitarán 101 días de entrenamiento y capacitación en 2022. La brecha en habilidades emergentes, tanto entre los trabajadores individuales como entre los líderes sénior de las empresas, será un riesgo para el desarrollo corporativo de una empresa. Dependiendo de la industria y la geografía, es probable que entre la mitad y dos tercios de las empresas recurran a subcontratas externas, personal temporal y trabajadores independientes para abordar sus brechas en habilidades. El enfoque exhaustivo de la planificación, la preparación de personal y la mejora de la capacidad laboral será la clave para una gestión positiva y pro activa de tales tendencias. Seguramente, en el futuro inmediato, iremos al trabajo a aprender, todo el tiempo. A aprender a preguntar cosas. Aprender a entender como funciona el software que hace el trabajo que hacíamos nosotros hace un tiempo, para que, aprendiendo, logremos que aun lo haga mejor cada vez.
El futuro del marketing: de la agencia al laboratorio.
La semana pasada estuve en Santiago de Chile primero y en Quito después. En concreto para ofrecer dos conferencias parecidas aunque con dos enfoques muy distintos. La primera fue con motivo de la Feria que organizaba una de las principales holdings empresariales de la región, el grupo Falabella. La segunda en el marco del mayor evento sobre marketing que se realiza en Ecuador, el Exma Ecuador. Hoy quiero centrarme en el contenido que expuse precisamente en esta última. Ante un público dedicado al ‘mercadeo’ planteé mis reflexiones en general obtenidas de la relación con diferentes equipos de marketing de todo el mundo y, en particular, de algunas consultorías realizadas para clientes propios. La idea central, lo tengo claro, es que lo que ahora llamamos marketing va a ir apartándose poco a poco de un espacio tradicional considerado ‘agencia’ para trasladarse técnicamente en un ‘laboratorio’.
La semana pasada estuve en Santiago de Chile primero y en Quito después. En concreto para ofrecer dos conferencias parecidas aunque con dos enfoques muy distintos. La primera fue con motivo de la Feria que organizaba una de las principales holdings empresariales de la región, el grupo Falabella. La segunda en el marco del mayor evento sobre marketing que se realiza en Ecuador, el Exma Ecuador. Hoy quiero centrarme en el contenido que expuse precisamente en esta última. Ante un público dedicado al ‘mercadeo’ planteé mis reflexiones en general obtenidas de la relación con diferentes equipos de marketing de todo el mundo y, en particular, de algunas consultorías realizadas para clientes propios. La idea central, lo tengo claro, es que lo que ahora llamamos marketing va a ir apartándose poco a poco de un espacio tradicional considerado ‘agencia’ para trasladarse técnicamente en un ‘laboratorio’.
Esencialmente el marketing ya ha vivido su primera gran disrupción. Tuvo que ver con la llegada inevitable del desafío digital. Sin embargo al empezar a utilizar el término ‘marketing digital’ parecía que podía establecerse una diferencia entre uno más tradicional y otro reservado únicamente a lo que se considera vender en internet. Ahora, incluso, esa dualidad se ha exagerado aún más. Aquellos que dentro de su actividad profesional vinculada al marketing hacen uso de la inteligencia artificial, del big data o de automatismos de todo tipo, en ocasiones no son considerados ni ‘marketeros’ y se les reserva un lugar nuevo todavía por definir más cercano a lo que se supone es un ingeniero, un matemático o un físico que realmente lo que sigue siendo: ‘alguien de marketing’.
Este error puede estar generando una grieta insalvable para muchos. No se trata de convertir a todos los responsables de esta área en programadores, ni mucho menos, pero si aparece una exigencia como la que viven otros sectores, otros profesionales que o se adaptan o mueren. El problema con los que se dedican al marketing deriva de que la disrupción parecería que ya pasó, que tenía que ver con la digitalización. Sin embargo, la disrupción real estaba por llegar y era mucho más que digitalizarse, se trataba de transformarse digitalmente y es es mucho más complejo y profundo que empezar a diseñar campañas desde un iPad.
En un congreso internacional de marketing como el que tuve el gusto de ser ‘speaker’ el pasado viernes, un buen número de expertos ofrecieron sus teorías y experiencias a fin de generar el debate entre los asistentes. En este caso, más de 1200 personas venidas de 8 países, pudieron disfrutar con las conferencias de gente del calibre del fundador de Shazam, Dhiraj Mukherjee, del responsable del Cirque du Soleil, Welby Altidor, el gran Geno Church o John Howkins entre otros. Cada uno explicó como el marketing tiene un enlace real con la capacidad creativa, con la manera de explicar las cosas y, a excepción de Fernando Anzures, prácticamente nadie comentó la irremediable necesidad de abrazar la tecnología para garantizar a supervivencia profesional.
Sin tecnología asociada no hay futuro. De la agencia tradicional, incluyo las agencias digitales de los últimos años, no van a poder competir en breve con aquellas que han empezado a utilizar modelos de gestión vinculados a la Inteligencia Artificial, la gestión de datos masiva, la automatización de procesos y la asistencia periódica a entornos no existentes y virtuales. ‘Ni storytelling, ni branding, ni creatividad, ni nada que se parezca a lo de siempre se va a hacer como siempre. Los expertos, los profesionales del marketing van a precisar entender un nuevo mundo que poco o nada tiene que ver con el de hace diez minutos. Algunos ya se han dado cuenta y están convirtiendo sus agencias en verdaderos laboratorios donde no se abandona ninguno de esos términos tradicionales del marketing, pero sí se están estableciendo las tecnologías necesarias para ofrecer soluciones competitivas en este sector relacionando esas metodologías con la automatización eficiente que se nos ofrece en esta revolución económica.
Hace un tiempo, uno de los más grandes publicistas de España me decía que había estado pensando en como sería su agencia en el futuro inmediato. Se puso como frontera apenas una década. Me dijo que visualizaba una oficina muy distinta con menos diseñadores y muchos matemáticos. Seguramente exageraba, pero por ahí va la cosa, en la combinación de técnica, tecnología y creatividad. Para ello recomiendo a los que ahora están pensando si su agencia, su trabajo o el de otros modelos profesionales que puedan compararse (cualquier despacho profesional puede derivarlo a su terreno aunque no sea tan creativo) se pongan en marcha. No van a tener tiempo cuando la cosa se vea desde el horizonte de manera clara. Su velocidad, la marcha de la disrupción es brutal.
Evalúen sus procesos, formen sus equipos, adopten metodología modernas y acepten que hay una inteligencia que supera en muchos campos la nuestra o que, incluso, puede lograr que en su uso, nuestra inteligencia se potencie. Hablo de la inteligencia artificial conviertiéndose en una herramienta de marketing muy eficaz gracias al uso de chatbots, incrementando la experiencia de los clientes, incrementando probabilidades de venta, siendo más rápidos y predictivos en la lectura de oportunidades o atendiendo a los retos que se avecinan y que son irremediables.
Al terminar mi charla hice una docena de preguntas a los asistentes. La mayoría de respuestas fueron negativas. Cada ‘no’ era un punto más de urgencia. No las voy a relatar aquí, pertenecen al mi propio método de consultoría y a la exposición de dicha conferencia y hay que reservar alguna sorpresa por si vienes a la próxima. Sin embargo, un ejemplo que es premonitorio del estado de comprensión del momento, es que el 90% de los asistentes desconocían los términos siguientes y que ya mismo están siendo parte sustancial del trabajo de algunos departamentos de marketing en todo el mundo. Son términos que surgen del trabajo del experto en marketing Manu Monasterio y que definen el uso de la Inteligencia Artificial en el ámbito del marketing. Se trataba de M2M Machine to Machine, del Man to Machine, del Managing Smart Data, del M- GloCal, del Making Smart Productos, del Marketing Dynamic Prices, del Multi e-Channels y del Machine generated Communication.
La cuestión, resumida, trata de que si te dedicas a esto, reflexiones de cómo vas a venderle un yogourt a tu cliente del futuro. ¿Cómo lo harás cuando quien decida la marca que se compra sea la propia nevera y no el dueño de la misma? ¿Qué solución plantearás a un algoritmo que decidirá si es mejor un producto u otro en base a criterios alimenticios, de entrega o combinados con los datos familiares en lugar del nombre, el color del envase o el storytelling que le plantees? A la nevera le importará muy poco el branding que haya detrás. El marketing inminente debe pensar en tres campos claros: los contenidos automatizados para la captura de datos, la cosificación del campo comercial y la intervención de chatbots de última generación.
En resumen, el mundo que viene trata de todo tipo de máquinas inteligentes tratando con directivos de Marketing (o de cualquier sector) para gestionar juntos lo que llamamos Smart Data. Unos datos que suponen más del 90% de la información existente sobre el mercado y el cliente objetivo, permitiendo crear experiencias personalizadas alrededor de sus productos o servicios en un entorno conocido como Revolución Industrial 4.0 y/o transformación digital.
El lema del EXMA 2018 era ‘the marketing economy’, pues muchos defienden la relevancia de ‘la economía de la creatividad’, pero la verdad irremediable es que en realidad, la que ya está aquí es la llamada ‘Economía de los Algoritmos’. Posiblemente la combinación de ambas será la clave. No verlo o negarlo es suicida.
Educación 'freelance' para un futuro laboral 'freelance'.
La semana pasada la pasé en República Dominicana, concretamente en Santo Domingo, invitado por el Instituto Nacional de Formación Técnico Profesional de ese país. El motivo era ofrecer dos conferencias junto a los ministros de Trabajo, Educación y Presidencia. Se me encargó reflexionar en ambas charlas sobre la importancia de la formación profesional en el mundo empresarial justo ahora que vivimos una revolución industrial afectada por múltiples tecnologías. La primera de ellas fue a la comunidad educativa y la segunda a los principales empresarios y empresarias del país. Aprovechando la estancia pude conocer de cerca el modelo de transformación digital en algunos ámbitos de la administración pública y de algunas de las empresas locales. Retorciendo la agenda y gracias a un equipo magnífico pude, también, pasar por diversos programas de radio y televisión y por algunos medios escritos. No hubo playa, no hubo tiempo.
La semana pasada la pasé en República Dominicana, concretamente en Santo Domingo, invitado por el Instituto Nacional de Formación Técnico Profesional de ese país. El motivo era ofrecer dos conferencias junto a los ministros de Trabajo, Educación y Presidencia. Se me encargó reflexionar en ambas charlas sobre la importancia de la formación profesional en el mundo empresarial justo ahora que vivimos una revolución industrial afectada por múltiples tecnologías. La primera de ellas fue a la comunidad educativa y la segunda a los principales empresarios y empresarias del país. Aprovechando la estancia pude conocer de cerca el modelo de transformación digital en algunos ámbitos de la administración pública y de algunas de las empresas locales. Retorciendo la agenda y gracias a un equipo magnífico pude, también, pasar por diversos programas de radio y televisión y por algunos medios escritos. No hubo playa, no hubo tiempo.
De todo lo vivido quiero destacar la conferencia que se destinó para la comunidad educativa y a la que asistieron más de mil profesionales vinculados a la formación profesional del país. Concretamente a los agentes educativos que dedican su esfuerzo a vincular la capacitación técnica a la oferta laboral existente. El problema, en este caso, aparece cuando esa oferta futura es ciertamente desconocida o tremendamente cambiante. No tenemos muy claro hacia donde irá el mercado laboral en breve, sólo sabemos que está cambiando y muy rápido. El mercado laboral, especialmente el más técnico, está en plena transformación y eso exige un modo nuevo de entender la formación profesional. De eso hablé y aquí os dejo un resumen de lo que consideré esencial en este ámbito.
Sabemos que, tal y como señala el propio Foro Económico Mundial, las nuevas condiciones económicas implicarán una decena de habilidades laborales para afrontar con garantías lo que denominamos Cuarta revolución industrial. Según el último informe que en este sentido publicó estas son: la resolución de problemas complejos, el pensamiento crítico, la creatividad, la gestión de personas, la coordinación con los demás, la inteligencia emocional, la toma de decisiones, la orientación a servicio, la negociación y la flexibilidad cognitiva. Seguramente a todas ellas hay que añadir la ‘computerización personal’. Con esto quiero decir que una de las habilidades principales será la capacidad de cada uno de nosotros a trabajar con inteligencia artificial, robots, automatismos y, en definitiva, en como abrazaremos la tecnología para hacernos mucho más eficaces. Hazte la pregunta ¿cuánto de ‘computerizable’ eres? En la respuesta y en el nivel que te aparezca tendrás de manera clara cual es la tarea pendiente a nivel íntimo y personal.
Todas estas habilidades nos llevan a un escenario donde las instituciones formadoras de esos profesionales deben estar preparadas para abordarlas. Planes de estudio que no se alejen de la tecnología, indispensable para entender el mundo laboral futuro, pero también que sean capaces de aportar el desarrollo de habilidades profesionales totalmente humanas. Todo aquello que no se pueda automatizar tendrá un valor incalculable en el futuro inmediato y esa es la esencia, considero, que debe impregnar la formación profesional. Es obligatorio por ello, combinar programas formativos técnicos con modelos educativos humanistas.
Se avecina una pérdida de un tipo de empleo muy concreto de forma masiva. Será el primer paso de algo mucho más profundo. El cociente entre nuevos empleos y el derribo de un sistema antiguo no será la única de las respuestas. Esa destrucción vendrá acompañada de millones nuevos empleos que requerirán personas con nuevas habilidades. El impacto se verá en todas las industrias. La magnitud de esta nueva revolución industrial nadie la conoce. Nadie. No alcanzamos a dimensionar los retos que implicará para la sociedad y para la política. Es evidente, no obstante, que sólo están listos para hacerle frente en muy pocos lugares. De hecho ni en Europa se tiene claro como afrontarlo, ni en América Latina se está teniendo demasiado en cuenta. Lo grave es que, por ejemplo en España, el debate circula en un escenario tremendamente distante a la guerra que se avecina como si, al igual que en otros momentos de la historia, la deriva y la inercia fueran capaces de solucionarlo todo. En este caso no va a ser así y los que antes lo tengan claro, antes lograrán superarlo. Liderar y presidir un nuevo escenario económico y laboral no será opcional.
De ahí que hay que replantear la política en general y la formación profesional en concreto. Su papel será relevante. Los países que se plantean afrontar con garantías el futuro tecnológico en la Cuarta Revolución Industrial y quieran hacerlo enfrentándose a los desafíos de la Era de la Transformación Digital, deberán de un modo u otro preguntarse acerca de la gestión tecnológica en la educación, de los sistemas de información en los centros educativos y del modo en el que se incorporen metodologías de estudio innovadoras.
¿Puedes imaginarte un centro educativo profesional, o cualquier otro, sin acceso a ambientes virtuales, redes de trabajo, automatismos en la gestión de datos, capas de inteligencia artificial vinculando archivos con sucesos prácticos, articulado de nuevos procesos lectivos que generen nuevas maneras de relacionar lo que se enseña con lo que se aprende, los actores implicados y las modulaciones y métricas finales? Seguramente no. El futuro es ese. Pero no lo es por capricho. Las exigencias de un nuevo empleo requieren nuevas maneras de aprender. Si el empleo del futuro será mayoritariamente freelance, como puede ser que la educación no lo sea o lo asuma como parte de su catálogo formativo.
¿Por qué no se puede estudiar una doble titulación como Derecho y Arte? ¿Económicas y Filología Clásica? ¿Teatro y Administración de Empresas? ¿Ingeniería analítica y Diseño Gráfico? ¿Arquitectura y Programación? O más útil aún, ¿por qué no es factible estudiar en un entorno híbrido y a tiempo real entre la formación profesional y otro ámbito de la educación superior? ¿Mecánica e Historia del Arte? ¿Analista de datos y Agroindustria? Imagina. El papel de la educación será ese. Entender que en la formación del futuro no será fácil identificar los límites del conocimiento necesario y habilidades humanas de soporte.
Muy probablemente nuestros hijos se ocuparán de los mismos oficios, las mismas tareas y los mismos objetivos profesionales que nosotros pero lo harán de un modo muy diferente. Pensemos en la vida de un agente comercial hace apenas dos décadas. ¿Quién le iba a decir que pasaría de ser un ‘viajante’ a un experto en redes? Y en todo ello el papel relevante de la propia tecnología en el centro de todo el análisis. La tecnología tiene como fin no sólo hacernos el trabajo más fácil sino, también, cambiar el propio concepto del trabajo tal y como ahora lo entendemos. De ahí que la educación también lo haga. Nuevos empleos, nuevas maneras de trabajar y nuevos sistemas de relación entre empresas y empleados nos conducen a la obligación de repensar un nuevo modo de educar, formar y vincular ambas acciones.
Los factores determinantes de los cambios en la educación institucionalizada, la rebasan en si misma y se dan fuera de ella. Son factores económicos, políticos, culturales o tecnológicos, los que inciden de manera determinante en las tendencias educativas, por la influencia que tienen en la toma de decisiones. Es por ello que es tan importante que cualquier modelo educativo que quiera superar con éxito este momento histórico no lo trate como una ‘reforma educativa más’ y lo determine como lo que es: una oportunidad única que probablemente no se repita en mucho tiempo para liderar el cambio socioeconómico inédito. De no hacerlo, de no darse cuenta que no era opcional, el riesgo de perder el tren de la historia es enorme. La obligación de los diseñadores de los programas educativos, ya sean de tipo profesional o no, van más allá de generar la sociedad de la información, debemos estimular la sociedad del conocimiento.
El futuro del futuro: 'reWorking' y la fábrica conectada.
Hace unos días ofrecí una conferencia para la multinacional japonesa Hitachi. Una empresa que mantiene un nivel de innovación brutal. Fue un buen momento para comentar, en esa charla, el papel fundamental que juega la eficiencia de lo que llamamos fábricas inteligentes. Desde mi punto de vista, además, la colaboración entre robots y personas, liderada por los ‘cobots’, será uno de los elementos más fascinantes de las producción industrial en el futuro inmediato.
Hace unos días ofrecí una conferencia para la multinacional japonesa Hitachi. Una empresa que mantiene un nivel de innovación brutal. Fue un buen momento para comentar, en esa charla, el papel fundamental que juega la eficiencia de lo que llamamos fábricas inteligentes. Desde mi punto de vista, además, la colaboración entre robots y personas, liderada por los ‘cobots’, será uno de los elementos más fascinantes de las producción industrial en el futuro inmediato.
Fue un buen momento también para entender el papel que juega la industria 4.0 en el progreso de una sociedad. Una empresa como Hitachi trabaja en convertir su red de fábricas en una trama de fábricas conectadas. Algo que la industria 4.0, o la cuarta revolución industrial, describe como una nueva era de fabricación digitalmente habilitada mediante la cual las computadoras pueden controlar las líneas de producción automatizadas. La inteligencia artificial supervisa y mejora los procesos físicos de la fábrica, incluso anticipa problemas antes de que ocurran. Nuevos productos y procesos se prueban virtualmente para que la producción en el mundo real pueda funcionar sin interrupciones. Se controla y actualiza remotamente una red de fábricas distribuidas por todo el mundo con una necesidad de mano de obra humana muy inferior y con la opción de reubicar ese personal en tareas realmente muy diferentes y de valor añadido.
El problema de todo esto reside en que unos países están realmente enfocados en la reconversión más grande que jamás ha vivido la Industria, sólo comparable con la llegada de la máquina de vapor a finales del siglo XVIII, y otros no. Un error no hacerlo. La participación de las estructuras públicas de España en la inversión de capital focalizado a la producción inteligente es muy baja en comparación con las economías de nuestro entorno, nuestra competencia por cierto. A pesar de una leve mejoría en los últimos años, España está muy por detrás de Reino Unido, Francia, Alemania e Italia. Si hablamos de otros destinos aparecen Estados Unidos, Singapur, China, Japón, Canadá, Turquía o Rusia. En todos ellos hay una apuesta privada clara y un estímulo público para que eso pase.
China se centra en la inversión en robótica y recientemente superó a Japón como el mercado de robots industriales más grande del mundo. El mayor uso de la robótica industrial reducirá los costos de mano de obra en China, Francia, Alemania, EE.UU., Canadá y Japón entre un 18 y un 25% en cinco años. Lo que supone una muy mala noticia para la competitividad de nuestro país. Resulta que la reducción del coste de la mano de obra ya no depende de esclavizar a los empleados en países remotos. Ahora tiene que ver con el nivel de eficiencia y automatización inteligente de esas factorías.
Si tienes una fábrica o trabajas en una, hagas lo que hagas, no tienes más remedio que estimular la transformación digital de ella. La única manera de asegurar que las operaciones de fabricación se ejecuten con la máxima eficacia, garantizando que los equipos de la planta puedan detectar y corregir las ineficiencias y anticipar la necesidad de mantenimiento a través de análisis predictivos. La base de este futuro estado de auto-optimización es la capacidad de integrar y recopilar información en tiempo real de cada pieza de equipo, dispositivo y sensor en planta.
Ahí es donde la transformación digital a través del Internet Industrial of Things (IIoT) se convierte en la clave fundamental. Las técnicas avanzadas de gestión de planta de la fábrica del futuro se basarán en los datos recopilados directamente de los equipos del taller para calcular el rendimiento real de la máquina frente al rendimiento planificado de la máquina en tiempo real. Esta retroalimentación inmediata detecta y predice fallos o ineficiencias, tanto en los procesos como en el equipo, y permite a los operadores tomar medidas correctivas si se detecta una desviación del objetivo mucho antes y con menor coste. Esa clave de modernización depende de la transformación a Industrías 4.0. No hay otra.
Fábricas que fabrican cosas, pero que sobretodo, producen datos. La fábrica de datos por delante de la fábrica de cosas. De esto va. Los datos recolectados de los equipos en plantas industriales también pueden eliminar un parón no programado evaluando la salud de los componentes críticos del equipo y prediciendo un error del equipo para programar reparaciones antes de que ocurra. Hablamos de un cambio de paradigma. Se pasa de preventivo a predictivo. A mi modo de ver, la Industria 4.0 se define por este nuevo concepto que lo cambia todo y que precisa de políticas empresariales estratégicas y de políticas de apoyo públicas como cualquier reconversión industrial. Vamos a ver si nos ponemos en ello, el futuro, no sólo de las fábricas, está en juego.
Nueva conferencia: ‘reWorking’.
Hoy doy una conferencia para la empresa japonesa Hitachi. No es una charla más, pues estreno contenido y título. Se llamará ‘reWorking’, un intento de sintetizar el obligatorio cambio de metodologías, relaciones y sistemas en el empleo de hoy, especialmente desde el punto de vista de la denominada Industria 4.0. Este es el título que finalmente define mejor el contenido que mostraré durante los casi 50 minutos que dura aproximadamente.
Hoy doy una conferencia para la empresa japonesa Hitachi. No es una charla más, pues estreno contenido y título. Se llamará ‘reWorking’, un intento de sintetizar el obligatorio cambio de metodologías, relaciones y sistemas en el empleo de hoy, especialmente desde el punto de vista de la denominada Industria 4.0. Este es el título que finalmente define mejor el contenido que mostraré durante los casi 50 minutos que dura aproximadamente.
Reworking, se subtitula ‘la industria 4.0 en a Era digital’ y es una conferencia inspiracional y emotiva que pretende ser un análisis de la revolución que vive nuestra sociedad desde un punto de vista empresarial. Una charla que descubre como hemos llegado a este punto y los desafíos a los que nos enfrentamos. Un contenido, audiovisualmente muy cuidado, que defiende el hecho de que la tecnología es el ‘cómo’, pero las personas somos el ‘porqué’.
Tengo claro que las revoluciones siempre se consideraron una crisis por los que las vivieron por la dificultad de entender su repercusión real. En ‘reWorking’ hago un análisis del momento histórico que vive la humanidad en términos de fabricación, distribución y venta de productos, aportando una óptica en positivo. Para lograrlo, las preguntas que intento responder en esta conferencia son: ¿cómo debemos afrontar este reto? ¿qué papel jugamos las personas?
En 1950, el gobierno de Estados Unidos publicó un censo de tipologías de empleo. De las 270 que lo conformaban, sólo una ha desaparecido por culpa de la automatización: el operador de ascensor. Las otras profesiones que se han eliminado de ese listado responden a criterios de mercado, demanda u obsolescencia tecnológica. Es cierto que no vivimos en esa época pero puede inspirarnos a la hora de enfrentarnos a muchos de los titulares que leemos estos días sobre la que se nos viene encima.
De hecho, McKinsey rectificaba el famoso informe de la Oxford University sobre el dichoso asunto de la destrucción masiva de empleo por culpa de los robots. Según la consultora en los próximos años no veremos sustituciones absolutas de empleos sino empleos automatizados parcialmente. Esto es absolutamente trascendental. Del discurso oficial que certifica una ‘robocalipsis’ a medio plazo pasamos a otra menos extendida, y en la que me incluyo, que defiende un escenario donde el ser humano deberá aprender a ser complementario, un valor añadido, a esa automatización. De eso va mi charla en concreto. No es un catálogo de robots aniquilando empleos, sino un muestrario de oportunidades.
Reworking es una de las cuatro conferencias diferentes que ahora mismo ofrezco. Todas responden a un prefijo (re-) que pretende recomponer el argumento de que toca empezar de nuevo muchas cosas y hacerlo desde diferentes ámbitos. Las otras tres son ‘reThinking’, ‘reWorld’ y ‘reOrder’. La primera, la conferencia titulada ‘reThinking’ trata de cómo hacerlo desde el ámbito de la Transformación Digital, ‘reWorld’ es una charla de carácter más social y menos empresarial cuya reflexión gira en torno al mundo que nos viene. La última es la que se basa en el libro ‘Una hormiga en París’ pero actualizada. Su título es ‘reorder’ y trata esencialmente con metáforas y un storytelling divertido, como reorganizar una empresa atendiendo a la Era Digital.
Me gusta mucho divulgar, explicar y compartir experiencias con la audiencia en general. Lo he hecho escribiendo aquí y en libros, en televisión, en talleres y workshops y, por supuesto, en este tipo de charlas. Si consideras que alguna de ellas puede ser interesante para tu empresa o evento, no dudes en preguntarnos sobre ellas.
Agrifood y Agrotech, los grandes retos tecnológicos del sector Agroalimentario.
La tecnología agroalimentaria es, sin duda, un espacio con alto potencial de crecimiento y donde la disrupción tecnológica todavía está por llegar. España ha visto como en poco más de tres décadas el peso del sector agrícola ha pasado del 11% al 2,6% y su peso en el empleo del 29% al 5%. Este suele ser un error de lectura. Hoy en día no obstante, no se puede hablar de agricultura sin incorporar otros sectores de la industria y de los servicios derivados. De ahí que, gracias a una nueva conceptualización generada a partir de un modelo tecnológico que lo asocia todo, al hablar de 'agrifood' (agricultura y alimentación) nos referimos a un modelo transversal de todo el sector agroalimentario cuyo peso real es muy superior a esas cifras y, donde probablemente, la suma esté creciendo de manera importante. Hablamos de todo cuanto sucede desde la producción en una granja hasta que se consume con un tenedor.
La tecnología agroalimentaria es, sin duda, un espacio con alto potencial de crecimiento y donde la disrupción tecnológica todavía está por llegar. España ha visto como en poco más de tres décadas el peso del sector agrícola ha pasado del 11% al 2,6% y su peso en el empleo del 29% al 5%. Este suele ser un error de lectura. Hoy en día no obstante, no se puede hablar de agricultura sin incorporar otros sectores de la industria y de los servicios derivados. De ahí que, gracias a una nueva conceptualización generada a partir de un modelo tecnológico que lo asocia todo, al hablar de 'agrifood' (agricultura y alimentación) nos referimos a un modelo transversal de todo el sector agroalimentario cuyo peso real es muy superior a esas cifras y, donde probablemente, la suma esté creciendo de manera importante. Hablamos de todo cuanto sucede desde la producción en una granja hasta que se consume con un tenedor.
La semana pasada ofrecí dos conferencias, una en Jaen y otra en Sevilla, con motivo de los primeros eventos satélite del llamado Smart Agrifood Summit que se desarrollará en Málaga el próximo marzo. Un evento en el que podremos exponer ante miles de compromisarios de todo el mundo hacia donde se dirige el llamado 'Agrotech', tecnologías asociadas a la Industria 4.0 en su vinculación a la agricultura y la alimentación. Por cierto, eventos en los que diversas startups presentaron proyectos que darán mucho que hablar muy pronto y que, la semana que viene, se repetirán en Málaga y Granada. Un buen anticipo de lo que supondrá el congreso de referencia mundial del sector Agrotech y que tenemos la suerte y el honor de que se organice en España.
A nivel mundial, el sector agrifood es la industria responsable de alimentar al planeta y de contratar a más del 40% de los trabajadores del mundo. También, por desgracia, es responsable de una gran parte de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero pues la agricultura por sí sola contribuye a alrededor de una tercera parte de todas las emisiones de carbono, sin contar la contribución de los procesos de la cadena de suministro antes de que llegue al consumidor, como el procesamiento de alimentos, el transporte y el comercio minorista.
Al igual que con todas las industrias, la tecnología desempeña un papel clave en la operación del sector agroalimentario, pero el ritmo de la innovación en la agricultura no ha seguido el ritmo de otros sectores. La agricultura es la menos digitalizada de todas las industrias principales, según el índice de digitalización del McKinsey Global Institute.
El sector agroalimentario industrial de hoy en día es en gran parte ineficiente, lo que hace que la necesidad de tecnología e innovación agroalimentaria sea cada vez más importante. Unas necesidades que provienen de problemas enormes a los que nos vamos a enfrentar:
- Una población mundial cercana a los 9 billones de personas antes del 2050,
- un cambio climático y calentamiento global cada vez más evidente,
- cambios en la demanda de los consumidores requiriendo menos alimentos procesados,
- recursos naturales limitados,
- desperdicio de alimentos
- afectaciones en la salud humana como la creciente obesidad infantil.
Agrifood es una industria compleja cuyo desafío incluye una amplia gama de procesos y operaciones a medida que los alimentos viajan desde la planta agrícola hasta nuestra mesa. Esto crea muchas oportunidades a emprendedores y tecnólogos. Algunos de ellos son:
- Los espacios en los que la tecnología agrifood puede ser disruptiva son:
- Agricultura y acuicultura: cultivos, ganado y mariscos.
- Fabricación de insumos agrícolas: agroquímicos, maquinaria agrícola, semillas, productos farmacéuticos para ganado y otros suministros.
- Procesamiento de alimentos: preparación de productos frescos, fabricación de productos alimenticios preparados e ingredientes.
- Procesamiento no alimentario: extracción de bioenergía y biomateriales de cultivos y productos agrícolas.
- Mercadeo, venta al por mayor y distribución, logística , transporte y almacenamiento.
- Venta al por menor y servicio de comidas: supermercados, mercados de agricultores, restaurantes y otros comercios minoristas.
- Cocina enfocada al consumidor y al descubrimiento de los valores de todo tipo de alimentos.
- Regulación: calidad de los alimentos y seguridad alimentaria.
- Investigación y desarrollo del propio sector agroalimentario.
- Servicios financieros vinculados al blockchain y sus derivados a nuevos modos de financiar proyectos disruptivos en la cadena de valor agrifood.
Si algo evidencia este nuevo concepto llamado agrifood, es que alimentación y agricultura son un mismo espacio cuando hablamos de industria. Ambos conceptos, a menudo, se consideran elementos separados, lo que significa que sus funciones suelen aparecer segmentadas en planes de negocio u hojas de inversión. Sin embargo, la interconexión de la cadena de suministro exige una visión más integral de nuestro sistema de alimentación y agricultura.
El consumidor de hoy ya no se contenta con un sistema de alimentación ciego. Ahora es más sensible acerca de cómo se cultivan nuestros alimentos y cómo se procesan, con una mayor conciencia y preocupación por la huella social y ambiental de la propia agricultura. El impacto de esos alimentos en nuestra salud es de alta preocupación entre los consumidores, probablemente más que nunca.
Al mismo tiempo, tenemos una cadena de suministro inflexible que hace que el cambio sea muy difícil de realizar. Una cadena de valor acostumbrada a operar en un escenario opaco y que ha invertido poco en rastreabilidad de alimentos. Precisamente la falta de transparencia y comunicación hacia los consumidores ha creado, en ocasiones, una reacción negativa por parte de los consumidores a medida que continúan aprendiendo sobre cómo se cultivan sus alimentos. Cultivos revisables, fosfatos en carne, aceite de palma, atunes que no son atunes y decenas de ejemplos, están obligando a las marcas agroalimentarias a fijar modelos de exposición que demuestren sus buenas prácticas y a, tecnológicamente, lograrlas.
La tecnología agroalimentaria puede ayudar a reparar muchos de estos aspectos, hacer que la industria agroalimentaria sea más sostenible, transparente, ágil y capaz de responder más rápidamente a las cambiantes demandas de los consumidores. Cuestiones como el desperdicio de alimentos, que se produce en toda la cadena alimentaria, se pueden resolver mejor con una visión transversal de la industria. De ahí que conceptos como ‘Agrifood’ y 'Agrotech' sean claves. Una sola industria que abarque toda la cadena de valor permitirá la modernización de todo el sector irremediablemente.
Además, cada vez es más evidente la convergencia de la agricultura y la alimentación en el capital riesgo. Fondos como Avrio Capital o, modestamente nuestro fondo Idodi Venture Capital, invierten sin problemas en desarrollos enclavados en toda la cadena de valor agroalimentaria. Desarrollos que, entre otros, caben en los siguientes escenarios:
Biotecnología, bioenergía y biomateriales.
Esta categoría de tecnología agroalimentaria incluye la mayoría de los insumos agrícolas, incluidas semillas, fertilizantes, pesticidas y productos farmacéuticos para animales. La reacción de los consumidores contra el uso de algunos compuestos químicos está empujando a algunas startups a crear alternativas. Además, los productos agrícolas se están utilizado para aplicaciones no alimenticias, particularmente bioetanol, lo que exige también un uso de la tecnología que permita la sostenibilidad.
eComercio.
Esta categoría abarca las tiendas digitales y los marketplaces para la venta y entrega de productos agrícolas procesados o no procesados al consumidor final. Startups que venden productos de marca de terceros como Instacart o la española Deliberry son un ejemplo.
Software de gestión agrícola, detección y IoT.
Es la captura y análisis de big data utilizando tecnologías que se han extendido a otras industrias. Abarca sensores e imágenes satelitales, herramientas de planificación de recursos empresariales en línea, software de soporte de decisiones, algoritmos de análisis de datos, aprendizaje automático, Internet of Things y todo tipo de tecnologías de conectividad para cualquier sistema de producción agrícola.
Robótica de granja, mecanización y equipamiento.
Si bien esta categoría abarca toda la innovación en maquinaria agrícola, la mayoría de las nuevas empresas aquí trabajan en la automatización de muchas tareas que los agricultores realizan con su maquinaria existente utilizando inteligencia artificial y automatización. Esto será crucial a medida que persista la escasez de mano de obra y aumente la necesidad de precisión.
Tecnología de hogar y cocina.
Las nuevas empresas de tecnología agroalimentaria proponen nuevas tecnologías para ser disruptivas y mejorar la relación de los consumidores con la cocina casera. Esta categoría incluye electrodomésticos inteligentes de cocina, tecnologías de cocción automáticas, tecnologías de nutrición y dispositivos de prueba de alimentos.
Comida i+D
Los alimentos ricos en proteínas son particularmente demandados, pero con la industria cárnica responsable del 18% de las emisiones de gases de efecto invernadero, los innovadores buscan formas alternativas de dar a los consumidores lo que quieren. Esto incluye carne y pescado cultivados de manera sostenible y orgánica o hamburguesas vegetales. Esta categoría centrada en productos también incluye nuevos ingredientes y suplementos como algas, o como he visto estos días en Andalucía, derivados extraordinarios de la hoja de olivo.
Tienda minorista y tecnología en restaurante.
Las tecnologías están transformando la forma en que las empresas de servicios alimentarios operan en las tiendas. Lo están haciendo aumentando el control de calidad, la gestión de inventario, los recursos humanos y el análisis del desperdicio de alimentos. Las nuevas tecnologías también están afectando la forma en que estas empresas interactúan con sus consumidores en tiendas y restaurantes. Hablamos de robots automatizados de apilamiento en estanterías, impresoras de alimentos 3D, sistemas de punto de venta, gestión de datos masivos big data, inteligencia artificial aplicada al consumidor y sistemas de IoT para el control de residuos alimentarios.
Tecnologías de Trazabilidad.
El aumento de la demanda de transparencia, trazabilidad y alimentos limpios y seguros impulsa gran parte de la innovación a lo largo de la cadena de suministro, una vez que los alimentos abandonan la granja y antes de que lleguen al consumidor. Las empresas emergentes de tecnología agroalimentaria en esta categoría abarcan varios tipos de tecnología, incluidos dispositivos de prueba de alimentos, software de seguimiento de logística, sensores de frescura de alimentos, tecnología de mejora de vida útil y tecnología de procesamiento de alimentos.
Nuevos sistemas agrícolas
Esta categoría incluye granjas de interior: cultivo de productos en invernaderos de alta tecnología y granjas verticales automáticas, granjas de insectos, producción de alternativas proteínicas para reemplazar los alimentos destinados a animales y acuicultura y la producción de nuevos ingredientes vivos como algas y microbios para su uso en alimentos.
Restaurantes online y kits alimentarios.
Los consumidores quieren más control sobre lo que comen, pero también quieren experimentar con sus compras en casa. Los restaurantes en línea, donde la startup prepara, cocina y ofrece comidas a los clientes, abren el acceso a nuevos tipos de alimentos para que los consumidores los disfruten, a menudo con un ángulo o tema particular, como una dieta especial por ejemplo. En este caso, el modelo de take-out se está imponiendo. Plataformas como Glovo o Deliveroo reducen la fricción en toda la cadena de suministro.
En conclusión, el sector Agrifood ha iniciado la carrera inevitable. La disrupción ha llegado y, a mi entender, la mayor de todas es la conceptualización unitaria y en conjunto de todo aquello que sucede desde la producción inicial hasta el consumo final. Algo que, sin la tecnología actual, seguiría siendo entendido como espacios inconexos a la hora de innovar. Ahora se innova de cabo a rabo.
Predicciones para 2025 que afectarán nuestra economía y nuestra vida.
De niño me gastaba la paga semanal en una colección de libros de ciencia ficción que el quiosquero del barrio me entregaba orgulloso cada sábado por la mañana. Era mi momento. Conectaba con el futuro a la vez que descubría que lo que imaginamos y lo que sucede suele ser muy distinto. Lo más relevante es siempre la misma variable: la tecnología que cambiará todo no existe cuando imaginamos ese futuro. Hoy en día se lanzan predicciones, algunas desde universidades y organizaciones de gran prestigio, acerca de cómo será el mundo allá por el 2070. Vengan de donde vengan, nadie sabe, no se puede saber, como será el mundo por entonces.
De niño me gastaba la paga semanal en una colección de libros de ciencia ficción que el quiosquero del barrio me entregaba orgulloso cada sábado por la mañana. Era mi momento. Conectaba con el futuro a la vez que descubría que lo que imaginamos y lo que sucede suele ser muy distinto. Lo más relevante es siempre la misma variable: la tecnología que cambiará todo no existe cuando imaginamos ese futuro. Hoy en día se lanzan predicciones, algunas desde universidades y organizaciones de gran prestigio, acerca de cómo será el mundo allá por el 2070. Vengan de donde vengan, nadie sabe, no se puede saber, como será el mundo por entonces.
Si tienes mi edad, si naciste en los años setenta, y no te ocurre nada fuera de lo común, conocerás el mundo del año 2060. La media de edad de la que ya te beneficias rondará los 90 años. Si las cosas evolucionan como está previsto, tal vez, esa edad será superada con cierta entidad cuando tú, y yo espero, la alcancemos. Se considera que nuestra media de edad nos propulsará a poder ser testigos de los sucesos en el año 2080 o 2090. Imagina como será todo. No puedes. Lo más apasionante es pensar que mi hijo, de 12 años, llegará a ver un mundo inimaginable ahora mismo en el año 2150. ¿Qué tecnologías actuales habrán evolucionado exponencialmente? ¿Qué tecnología, que ni tan siquiera hemos pensado, dominarán nuestra vida cotidiana?
En el año que nació mi abuela, 1919, era difícil imaginar la televisión, complicado la telefonía móvil e imposible pensar en algo parecido a Internet o disponer del mundo entero en un solo objeto de bolsillo. Y lo vio. Lo usó. Cuando leía en aquellos primeros años como lector de ciencia ficción los mundos que imaginaban Arthur C. Clarke, Asimov, Wells, Bradbury o Huxley, a pesar de que aparecían detalles identificables hoy en día, el modo y la forma en que eran representados nada tienen que ver con un mundo real completamente distinto. Escribieron sobre el espacio, la inteligencia artificial, los robots o la comunicación instantánea, pero ninguno imaginó Apple, Google, Amazon o el bitcoin. Nadie reflejó tal y como es en tamaño e importancia la tecnología que nos gobierna.
Por ese motivo, y por otros más pragmáticos, me gusta hablar de futuro en una dimensión temporal lógica. Abarcable, potencialmente asumible. La Singularity University suele hacer predicciones a medio siglo vista. Es muy efectista y permite a sus embajadores dar conferencias tipo ‘wao’ por todo el mundo. Sin embargo, probablemente, la mayoría de lo que explican no será como advierten. Ahora bien, al estar compuesta por los investigadores brillantes, sus predicciones más inmediatas si tienen muchísimas posibilidades de ser ciertas.
Recientemente, uno de sus fundadores, Peter Diamandis, ha compilado en un listado, las 8 que considera que van a cumplirse de un modo exacto en apenas una década. Son las siguientes:
1. Un cerebro humano en nuestro bolsillo por menos de 1000 euros. En 2025 Diamandis asegura que una computadora portátil calculará 10.000 trillones de ciclos por segundo.
2. En ese mismo 2025, la Internet del Todo superará los 100 mil millones de dispositivos conectados, cada uno con una docena o más de sensores que recopilen datos. Le llaman la economía del trillón de sensores. La revolución de los datos que viene no es imaginable y el valor económico rondará los 20 trillones de dólares.
3. No es difícil pensar que nos dirigimos hacia un mundo donde el conocimiento alcance la perfección. Un billón de sensores tomando datos a todas horas y en todas partes (coches, drones, satélites, dispositivos de todo tipo, cámaras) podremos saber todo lo que queramos instantáneamente y procesado previamente. La respuesta perfecta a cualquier duda cada vez está más cerca.
4. Por esa fecha, cerca de 8.000 millones de personas estarán conectadas. Proyectos como Facebook (Internet.org), SpaceX, Google (Project Loon), Qualcomm y Virgin (OneWeb) calculan que a mediados de la próxima década podrán proporcionar conectividad global a todos los seres humanos en la Tierra a velocidades que superarán una mega por segundo. Vamos a pasar de tres mil millones a ocho mil millones los seres conectados. Eso va a cambiarlo todo. Económicamente y socialmente. Esa población conectada superior al doble de la que actualmente lo está no lo hará a partir de algún tipo de cachivache básico como fueran los módem a 9600 con los que empezó todo este lío digital. No, hablamos de personas conectadas y usando la nube, la inteligencia artificial, el crowdfunding, el bitcoin, las redes o plataformas de economía circular.
5. Las instituciones de salud existentes van a ser sustituidas y muy rápido a partir de la irrupción de nuevos modelos de negocio que sean más eficientes que los convencionales. La detección biométrica (wearables) y la AI nos velarán por nuestra propia salud. La secuenciación genómica a gran escala y el aprendizaje automático nos permitirán comprender la causa raíz del cáncer, las enfermedades cardíacas y las enfermedades neurodegenerativas, y qué hacer al respecto. Tal vez, a finales de la próxima década, no mucho más, los cirujanos robots operarán a un coste muy reducido.
6. Cuando se invierten miles de millones se espera algo a cambio. Cuando, en un mismo sentido, lo hacen un buen número de empresas es más que probable que algo suceda. Facebook (Oculus), Google (Magic Leap), Microsoft (Hololens), Sony, Qualcomm, HTC y otros están creando una nueva generación de pantallas e interfaces de usuario que suponen la entrada de lleno a un mundo desconocido, y virtual.
La pantalla tal y como la conocemos, en tu teléfono, en tu computadora o en tu televisor, desaparecerá progresivamente y será reemplazada por gafas. Pero según la Singularity, en menos de 10 años esa sustitución no será por unas gafas geek tipo Google Glass, sino el equivalente a lo que conocemos por unas gafas graduadas o de sol tradicional. El resultado será una disrupción masiva en una serie de industrias que van desde el retail, lo inmobiliario, la educación, los viajes, el entretenimiento y las formas más básicas y fundamentales con las que operamos como seres humanos.
7. La investigación en inteligencia artificial avanzará más que nada en esta década que viene. Si crees que Siri es útil ahora, la generación de Siri de la próxima década se parecerá mucho más a un asistente de cualquier película de ciencia ficción que conversa, aconseja y propone con sus ‘dueños’. Empresas como IBM Watson, DeepMind y Vicarious continúan trabajando, ya con cierto éxito, en ofrecer en pocos años una nueva ‘Siri’ pero con capacidades ampliadas para comprender y responder inteligentemente y a un coste residual. Es muy probable, al igual que ahora damos acceso a Google a que sepa que hacemos en la red, que le demos acceso a un software inteligente a todas nuestras conversaciones, correos, datos biométricos, agenda o lo que sea a cambio de una comodidad a la que poco a poco iremos acostumbrándonos y a la que no estaremos dispuestos a renunciar.
8. A menos que vivas en una cueva y no hayas salido de ella en los últimos cuatro años, habrás oído hablar del blockchain, del bitcoin o de ethereum. Las criptomonedas descentralizadas que se considera van a cambiar el mundo económico. El problema, o virtud, es que el tema vinculado a la divisa es lo de menos. La verdadera innovación es el blockchain en si mismo. Un protocolo que permite transferencias digitales de valor seguras y directas (sin intermediarios) y activos (no solo dinero sino también contratos, acciones o identidades). En menos de diez años, el concepto blockchain va a conmocionar el mundo como lo hizo Internet hace apenas un par de décadas.
Tal vez no pasé todo esto en 10 años, podría ser en 15, pero también en 5. No obstante, en estos 8 puntos no hay que preguntarse si pasará o no, la pregunta es ¿mañana o pasado? Curiosamente no habla de coches autónomos.
Talleres prácticos sobre Transformación Digital, el primer paso.
En la cola de seguridad dos tipos. Uno le explicaba al otro la historia que iba a contar en clase esa tarde. Era profesor de economía. Me puse a escuchar. Le contaba una especie de metáfora sobre dos leñadores competían a ver quien cortaba más árboles en un tiempo determinado. Cada uno empezó desde una parte opuesta del mismo bosque. A la voz de inicio empezaron a cortar con su hacha los árboles. Cada cierto tiempo uno de ellos dejaba de escuchar el ruido de la tala de su oponente. Sin embargo, él no se detenía. Consideró que su ventaja aumentaba de este modo. El primer leñador se detuvo en una hora unas cuatro veces. Al finalizar el tiempo, al recontar cuantos árboles habían talado cada uno, la sorpresa fue que el que se detenía había cortado muchos más que el que no se detuvo nunca. La explicación era rotunda. Cada vez que se paraba, afilaba su hacha, y el corte era más rápido y contundente.
En la cola de seguridad dos tipos. Uno le explicaba al otro la historia que iba a contar en clase esa tarde. Era profesor de economía. Me puse a escuchar. Le contaba una especie de metáfora sobre dos leñadores competían a ver quien cortaba más árboles en un tiempo determinado. Cada uno empezó desde una parte opuesta del mismo bosque. A la voz de inicio empezaron a cortar con su hacha los árboles. Cada cierto tiempo uno de ellos dejaba de escuchar el ruido de la tala de su oponente. Sin embargo, él no se detenía. Consideró que su ventaja aumentaba de este modo. El primer leñador se detuvo en una hora unas cuatro veces. Al finalizar el tiempo, al recontar cuantos árboles habían talado cada uno, la sorpresa fue que el que se detenía había cortado muchos más que el que no se detuvo nunca. La explicación era rotunda. Cada vez que se paraba, afilaba su hacha, y el corte era más rápido y contundente.
El verdadero motor de la transformación digital de cualquier organización no es la propia tecnología, es la estrategia con la que se aplica. De hecho no existe ningún negocio que pueda reinventarse digitalmente sin una estrategia que se derive del modo en el que esa digitalización genere una nueva manera de pensar y hacer en la empresa. Es un poco como ese leñador que decide parar y afilar. Debemos parar los procesos de digitalización que responden a la fuerza bruta, a la implementación a pulso de una era que nos empuja. Ciertamente por eso recomiendo algo que hace años que llevo haciendo con más de un centenar de empresas y que tiene un interesante éxito.
Estoy hablando de los talleres sobre Transformación Digital que ofrezco a organizaciones cuyo desafío es el de afrontar con éxito este cambio, inciden precisamente en la importancia de impulsar la madurez digital entre esos responsables, en plantear una robusta estrategia de transformación con objetivos claros y detallados, en la mejora de habilidades digitales, en el uso de la tecnología para mejorar el modelo colaborativo de la empresa y en la mejora de procesos internos.
En concreto, dos workshops especialmente diseñados para empresas que identifican esa necesidad, que tratan, en dos ‘capítulos, todo ese transcurso entre el reconocimiento del reto que tienen la mayoría de ellas ante su transformación digital y el concretarlo con una estrategia y acción real. Con ejemplos prácticos, con una marcada búsqueda de huir de la teoría y bajar al terreno de la realidad. Dos sesiones distintas, de aproximadamente 6 horas cada una, que deben de tener unos meses de separación en el tiempo para que sean más efectivas y se retroalimenten.
Es el caso, concretamente, del que la semana pasada ofrecí a la empresa Entelgy. Fue la segunda parte. Si en la primera sesión tratamos ‘Las claves de la Transformación Digital, colaboración y transparencia’, en esta segunda nos centramos en ‘La Transformación Digital para mejorar procesos, eficiencia y simplicidad’. Si fuera de tu interés tener más información acerca de estos workshops sobre Transformación Digital especialmente diseñados para empresas u organizaciones, pídenos más información y gustosamente nos pondremos en contacto contigo.
Tras la buena acogida en las últimas ediciones, abrimos de nuevo agenda para definir un número limitado de talleres-workshops sobre Transformación Digital orientados a empresas y organizaciones. No son sesiones abiertas, se trata de eventos 'in company' que hago en momentos puntuales. La última edición se realizó en 7 países en América durante un mes y luego en España durante otras dos semanas. Ahora, volvemos a abrir convocatorias para noviembre, diciembre y enero. Si tu empresa está interesada no dudes en decírselo a mi equipo y miramos si es factible. Estaremos disponibles en varios países de América y Europa.
Taller I: 'Transformación Digital con foco en la Colaboración, el Cliente y la Creación de Nuevos modelos de Negocio'
Intervención Inicial ‘Momentum’. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Qué tecnologías están cambiando el mundo?¿Revolución Tecnológica o Revolución de las Personas?
¿Qué significa poner al cliente en el centro de la cadena de valor? Conquistar a los Millennial. Influencia y elementos a tener en cuenta en los equipos de alto rendimiento con una educación inter-genaracional.
- FrameWork de la Transformación Digital. ¿Es lo mismo digitalizarse que transformarse digitalmente? Propósito. Construyendo una visión. Personas. Construyendo un equipo. Procesos. Construyendo una experiencia.
- Nuevos modelos de negocio en la era Digital. Aplicar valor en la cadena de producción o servicios. Metodología para la creación de modelos de negocio nuevos utilizando tecnología existente.
- Taller Práctico. Ejercicio para la creación de nuevos modelos de negocio.
- La evolución del Empleo y metodologías de trabajo. Design Thinking. ¿Por qué el Design Thinking es clave para la Transformación Digital? Como integrar disciplinas digitales en el día a día de tu empresa.
- Taller Práctico Plan de Transformación Digital. Método de resolución de casos reales desconocidos para entender como se genera un nuevo modelo de negocio con metodologías de trabajo innovadoras.
- Taller Práctico. Mecanismo de medición con un Ecualizador Digital del estado de digitalización de las empresas presentes a tiempo real.
- Intervención Final. ‘La tecnología es el cómo y las personas el porqué’. Las personas son la clave de la Transformación Digital. Skills requeridas y nuevos modos laborales que son necesarios en la gestión del cambio de la empresa.
Taller II: ‘La Transformación Digital para mejorar procesos y eficiencia en equipos de alto rendimiento’.
El programa del Primer Taller titulado “Transformación Digital centrado en Colaboración, Transparencia y la Creación de Nuevos modelos de Negocio”, tiene continuación. La segunda parte se aconseja que se haga un par de meses después. Es de tipo más técnico y se centra en procesos especialmente.
Una vez finaliza este workshop los asistentes tienen nociones amplias en lo que significa la Transformación Digital en su conjunto y en detalle en metodologías para la creación de nuevos modelos de negocio. Tras esta primera aproximación vendría un segundo taller titulado 'La Transformación Digital para mejorar procesos y eficiencia en equipos de alto rendimiento' de aproximadamente unas 6 horas de duración y que consta de los siguientes temas:
- Intervención tipo Ponencia ‘Una hormiga en París’ Una historia en primera persona en la que, a través de un viaje en el tiempo, conoceremos como se puede poner en marcha una empresa (o dirigir) desde la mayor eficiencia buscando procesos simples y una lógica aplastante.
- Ejercicio ‘Una hormiga en Entelgy’. El ejercicio consiste por un lado en repasar la historia descrita durante la intervención anterior buscando relacionar algo que sucedió en 1987 a como sería hoy en día y por otro lado enlazarlo a las tres dimensiones Entelgy: cultura, procesos y tecnología.
- FrameWork de la Transformación Digital II. Mejorar Procesos. El rol tecnológico de la empresa conectada para innovar en la eficiencia.El Benchmarking. Como cubrir la brecha entre la planificación y la ejecución. Las 5 maneras de innovar en los procesos.
- Juego Taller Social.
- Organizaciones Agiles. Management 3.0 y la toma de decisiones eficientes. Metodologías Agile. Entrenamiento Scrum y el Time to Market.
- Taller Práctico sobre Metodologías Agiles y Resolución de problemas. Evitar la táctica y posicionar la Estrategia.
- Análisis de la Propuesta de Valor de los asistentes. Analicemos nuestra propuesta de valor. Localicemos los gaps y procesos ineficientes en esa propuesta de valor. Como crear una empresa innovadora y rentable.Los 10 insights para evaluar tus soluciones.
- Competencias digitales II. El intrapreneur y su papel relevante en la Transformación Digital de la empresa.
Tras la buena acogida en las últimas ediciones, abro de nuevo agenda para definir un número limitado de talleres-workshops sobre Transformación Digital orientados a empresas y organizaciones. No son sesiones abiertas, se trata de eventos 'in company' que hago en momentos puntuales. La última edición se realizó en 7 países en América durante un mes y luego en España durante otras dos semanas. Ahora, volvemos a abrir convocatorias para noviembre, diciembre y enero. Si tu empresa está interesada no dudes en decírselo a mi equipo y miramos si es factible. Estaremos disponibles en varios países de América y Europa.
Recuerda, si te interesa que nos pongamos en contacto contigo o con tu empresa para estudiar la posibilidad de ofrecer un workshop 'in company' sobre estos temas no dudes en contactarme a través de Linkedin o aquí. Las fechas disponibles son limitadas.
Francia destina 23 veces más que España a impulsar al Industria 4.0.
Lo más grave de perder un tren no está en el retraso que supone esperar otro. Lo peor es que tal vez ese fuera el último. Vivimos bajo el despliegue tecnológico más importante que ha vivido nuestra civilización y los últimos trenes ya están saliendo. Es una necesidad desde el punto de vista empresarial liderar el reto de la transformación digital y de abrazar la Cuarta Revolución Industrial para ofrecer una oferta competitiva en el mundo que nos ha tocado vivir. Pero también es una obligación desde el punto de vista de la administración estimular ese viaje.
Lo más grave de perder un tren no está en el retraso que supone esperar otro. Lo peor es que tal vez ese fuera el último. Vivimos bajo el despliegue tecnológico más importante que ha vivido nuestra civilización y los últimos trenes ya están saliendo. Es una necesidad desde el punto de vista empresarial liderar el reto de la transformación digital y de abrazar la Cuarta Revolución Industrial para ofrecer una oferta competitiva en el mundo que nos ha tocado vivir. Pero también es una obligación desde el punto de vista de la administración estimular ese viaje.
Hace unos meses, durante un evento en el que ofrecí la conferencia 'La Industria 4.0 para conquistar el futuro', se presentó el plan público para fomentar la transformación digital de la industria española, el llamado ‘Industria Conectada 4.0’ que nació en 2015. Un proyecto que cuenta con un presupuesto inicial de 97,5 millones de euros procedente de la Secretaria General de Industria y Pyme. A esa partida se le debían sumar otras por parte de otras secretarias y ministerios. La iniciativa semi pública tenía (tiene) como valedores a empresas como Indra, Telefónica y Banco Santander y giraba (gira) en la creación de empleo cualificado pues el que se está creando actualmente con la llamada 'recuperación' no podrá soportar las pensiones futuras.
Con un orgullo incomprensible se expuso esa cantidad como si fuera algo excepcional. Hace falta mucho más, en líquido y en mostrar prioridades. Cierto que las comparaciones son odiosas pero hay veces que es bueno hacerlas pues permite saber si el importe destinado a algo está en ‘precio de mercado’ o no. Por ejemplo, Alemania destina algo más de 200 millones a un programa similar llamado ‘Industrie 4.0’. Corea del Sur ha destinado 1500 millones a su ‘Manufacturing Industry Innovation 3.0 Strategy’. China 1.100 millones en el ‘Made in China 2025’. Los Estados Unidos 900 millones al ‘National Network for Manufacturing Innovation’. El Reino Unido 500 millones en los próximos tres años en el ‘High Value Manufacturing Catapult’. Italia aproximadamente cuatro veces más que España en el ‘Cluster tecnologici nazionali Fabbrica intelligente’. Y Francia en su programa ‘Industrie du futur’ tiene programado gastarse 2.300 millones de euros.
Atentos, uno de nuestros rivales directos, Francia, tiene un plan en marcha que supone 23 veces lo que ha pensado invertir España desde el sistema público, el que debe estimular a quienes lideren el asunto. Un programa nacional que estime modernizar todos los aspectos productivos de un país y que lo sitúe en la vanguardia de esta Revolución Industrial exige abordar cuatro aspectos determinantes. La automatización, el acceso digital al cliente, la Información Digital y la conectividad. La división exige que desde la administración se tenga muy claro que con 97 millones escasos no se puede abordar un salto cualitativo. Los campos son cuatro pero cada uno de ellos exige una reflexión que en su conjunto conforman la transformación digital de toda una economía, una sociedad y un espacio en condiciones que dejar en herencia a nuestros hijos.
Para que el programa sea un éxito y no un ‘pdf’ la mar de bonito se debería poner énfasis formar a nuevos profesionales divulgando que significa Industria 4.0 y porque es determinante estar dispuesto a adoptarla. El problema para muchas empresas es la falta de talento y personal cualificado para asumir ese reto de transformación. Dramático. Para solucionarlo es imprescindible formar las competencias que se necesitan. De la destrucción de empleo masivo inminente debe nacer un nuevo espacio laboral diametralmente distinto. Hay que hablar con la Universidad, con la formación profesional y con los estamentos educativos. El mundo de mi hijo no será como este, su modo de emplearse tampoco. No prepararlo, no hacer nada al respecto, es ir directos al desastre. Se precisa estrategia, no táctica.
Y cierto es que como España crea empleo, la prisa en modificar las cosas se retrasa. Es aquel 'no toques nada que parece que ahora funciona' cuando no arrancaba la moto y finalmente se pone en marcha. Normalmente lo que pasaba es que el motor se está recalentando y se romperá definitivamente por no haberlo parado y engrasado. Se crea empleo, si, un empleo cuya cotización no aguantará las pensiones futuras. Un empleo que no moderniza nuestra economía. Dependiente de sectores cíclicos y de escaso valor añadido. Un empleo que no exige el reto de confrontar lo humano a lo tecnológico. En el futuro inmediato muchos países habrán reparado el daño que la automatización, la robotización y los modelos productivos vinculados la Industria 4.0 creando nuevos oficios, nuevas maneras de trabajar y, si me apuras, de ser. De vivir.
Es cierto que a los 97 millones hay que sumar muchos otros programas. Es cierto que hay grandes proyectos en marcha y que la guerra es diaria en miles de empresas para no dejar escapar el tren. Pero, ahora más que nunca, es imprescindible que se marque el terreno de juego, las reglas y las ayudas necesarias para que podamos ‘entrenar’ a lo que jugarán otras economías del mundo.
Estamos en la estación. Hay un tren anunciando su salida. Muchos pasajeros se preguntan si deben subir o no. Saben que sería interesante hacerlo pero quien debe animarlos a subir está mirando su reloj y nos dice ‘¡tranquilos habrá más trenes! Depende de nosotros también tomar algún tipo de medida. Podemos exigir que no nos dejen en el anden. Otra vez no.