¿Cómo te afectan la Inteligencia Artificial y el Big Data?
Los avances tecnológicos están marcando el ritmo del futuro. Conocer cuáles están siendo estos cambios y hacia dónde nos dirigimos es esencial para actuar en consecuencia. Nunca el cliente fue tan escuchado. El big data y la inteligencia artificial han logrado tal intimidad con él que las empresas no solo cubren sus necesidades, sino que las predicen.
Los avances tecnológicos están marcando el ritmo del futuro. Conocer cuáles están siendo estos cambios y hacia dónde nos dirigimos es esencial para actuar en consecuencia. Nunca el cliente fue tan escuchado. El big data y la inteligencia artificial han logrado tal intimidad con él que las empresas no solo cubren sus necesidades, sino que las predicen.
A veces, no somos conscientes, pero aquí y ahora, estas tecnologías nos analizan, conocen y deciden por nosotros. La clave es conocer que hacen y cómo. Este es el primer episodio temático del documental sobre como la Inteligencia Artificial y Big Data que hice junto a la empresa Unísono. Vivimos una revolución tecnológica y los datos mandan ¿Qué papel jugamos nosotros? ¿Qué mundo nos espera?
En este primer episodio, de cuatro te descubriré cómo aprende la inteligencia artificial; el sesgo de los datos; quién pone los límites a la IA o cómo esta tecnología se ha convertido en la nueva revolución. Para lograrlo he entrevistado a unos profesionales de primer orden: David Carmona – general manager, AI & Washington Microsoft Sergio Blas – analytics & artificial intelligence IBM Jorge Velázquez – digital transformation manager Sanitas Javier Lázaro – digital hub director Ferrovial Francisco Pou – chief executive officer Mediacrest Concha Monje – researcher in robotics and systems control Roboticslab Fabiola García – neuropsychologist Universidad Complutense de Madrid Alberto Calero – advisor, Menlo Park California Facebook Connectivity
Si crees que transformarse digitalmente es caro, prueba con el coste de no hacerlo.
La expresión ‘transformación digital’ ha multiplicado por diez sus búsquedas en Google en apenas un par de años. Se menciona en redes y se colonizan todo tipo de eventos con este concepto. La combinación cloud, mobile y big data han retorcido definitivamente nuestras relaciones sociales y económicas sin posibilidad de vuelta atrás.
La expresión ‘transformación digital’ ha multiplicado por diez sus búsquedas en Google en apenas un par de años. Se menciona en redes y se colonizan todo tipo de eventos con este concepto. La combinación cloud, mobile y big data han retorcido definitivamente nuestras relaciones sociales y económicas sin posibilidad de vuelta atrás.
Los procesos de transformación son irreversibles y afectan a todos los sectores. Son oportunidades para nuevos negocios y para nuevos modelos de empresas tipo startup con menos necesidades estructurales y muy ágiles dando nuevas soluciones, pivotando cuando algo no funciona o innovando para un mercado que conocen bien gracias a la gestión de datos masivos.
La velocidad con la que está sucediendo conduce a empresas e instituciones a diseñar acciones tácticas de transformación digital en lugar de un guión estratégico sólido. Para muchos el simple hecho de estar en Internet y tener un desarrollo de perfiles en redes sociales se confunde con lo que estoy comentando. No es táctica lo que se necesita sino estrategia.
Como he dicho a veces una cosa es digitalizarse y otra muy distinta es transformarse digitalmente. Es una tarea muy compleja porque no hablamos de ‘crear’ nada sino de transformarlo cuando, en muchos casos, me refiero a empresas que funcionan perfectamente y cuyo mercado sigue aceptando de buen grado sus productos y servicios.
La digitalización no debería ser sólo tecnología. La transformación digital es competitividad y una oportunidad única para repensar las empresas. Lo que llamamos ‘re-thinking companies’ trata de preparar las estructuras de una empresa para ser capaz de innovar constantemente y de un modo eficiente para estar más cerca de un cliente futuro que en menos de cinco años va a tener una relación con la empresa de mayor proximidad digital y con multitud de nuevos servicios.
Decirle a una empresa que ‘debe transformarse’ cuando va bien es complejo pues suele haber reticencias ante lo que identifican como una tarea no urgente y que acabará siendo costosa y compleja. El problema tiene mucho que ver con el modo en el que hemos ido viendo la propia evolución de Internet. Cuando nació pocos vieron en la red algo más que una pantalla complementaria a la televisión, luego con la llegada del comercio electrónico, muchas empresas no lo consideraron urgente, ni adaptarse en dispositivos móviles porque ‘¿quién va a comprar desde un teléfono?’ Básicamente el 60% de los usuarios.
Del ‘no corre prisa’ de muchos estamos pasado al ‘házmelo rápido’ de otros. Ahora todo el mundo sabe que el uso de datos, de la nube, de la automatización de procesos, del conocimiento de cliente, de modificar o crear nuevos modelos de negocio, de enfrentarse a startups que hacen lo mismo que tú y de un modo que te va a costar competir y de la omnicanalidad del usuario que se mueve en un frontera difusa entre competidor, cliente y productor, son elementos imprescindibles. Las dudas son cuándo, cómo y con quién.
Sin embargo, a mi modo de ver, la pregunta inicial debería ser ¿por qué? Sino se hace se corre el riesgo de considerar que transformar digitalmente nuestra empresa es ‘gastar en tecnología’ exclusivamente cuando en realidad es algo más profundo e integral. Digitalizar una empresa no debe ser el objetivo en si mismo, sino que esa digitalización debe convertirse en un elemento de mejora competitiva, de disponer de una empresa mejor, más eficiente, más feliz e innovadora.
Esto no va de vender lo mismo de un modo distinto. Eso es cosmética. Es abrir un nuevo espacio de venta utilizando tecnología únicamente. Por decirlo con un ejemplo, un hotel no se transforma digitalmente por el hecho de permitir una reserva de manera remota a sus potenciales clientes. La verdadera mutación digital se produce cuando el hotel ofrece un servicio nuevo que sólo es factible de un modo digital: la opción de ver a unos padres que hacen sus hijos de un modo remoto en la guardería del propio establecimiento mientras ellos se bañan en la piscina.
Transformarse no es vender pizzas por la web sino permitir que los clientes por aportar datos de manera automática obtengan una experiencia más enriquecedora en un restaurante al acceder a un nuevo ‘servicio o producto’ inexistente en él sino existieran sensores digitales o módulos de captación de datos.
Actualmente las operaciones que realizan los clientes de Caixabank y que se hacen desde un teléfono móvil crecen un 55% anual a pesar que el Fintech sigue devorando cuota de mercado. Nunca es tarde, pero la dicha no es buena si te retrasas. La cuestión no es si pasas tu modelo a digital y móvil sino si eres capaz de ofrecer un nuevo servicio imposible de ofrecer si no es desde un dispositivo móvil. Esa es la clave. Hay tantos ejemplos como tipos de empresas o situación de éstas. Llevo más de una década trabajando en algo que antes se llamaba de otro modo y lo único que tengo claro es que cada caso, cada momento y cada sector requiere estrategias diferenciadas y aplicaciones individuales.
Por este motivo es clave que los directivos o empresarios tengan claro lo imprescindible de implicarse en ese cambio. No es opcional, lo digo muy en serio, es su obligación impulsarlo. Hubo empresas intocables que han caído. Grandes corporaciones que pasaron de ser referencia mundial a cerrar estrepitosamente. Hay miles de pymes que estando en calidad de adaptar sus modelos a un modo de trabajo de tipo ‘startup’ retrasan su cambio y corren el riesgo mayúsculo de llegar a un callejón sin salida a medio plazo. Siendo cada vez más corto ese plazo.
Y es que cuando se apela a que el coste de poner en marcha toda una estrategia de transformación digital es muy alto, sería interesante empezar a revisar la factura que ha tenido para muchos el no haberlo afrontado a tiempo. En sectores como el turístico, entretenimiento, música, cine, prensa, transportes, servicios personales, comercios tradicionales y otros pueden observarse la dimensión de la tragedia. Lo único que tengo claro es que en los próximos tres o cuatro años vamos a vivir una nueva revolución de tipo tecnológico que se llevará por delante a quien no esté ahora mismo activando sus módulos de despegue. La aceleración sigue aumentando y, cómo ya pasó, muchos ni se dan cuenta.
Diferenciar entre digitalizarse y transformarse digitalmente. El caso del 'Mall-Data'.
La Asociación Española de Centros Comerciales me propuso dar una conferencia en su XV Congreso Nacional. Me pidieron que ofreciera una exposición que tratara de manera general el momento que vivimos a la vez que expusiera algunos casos de transformación digital en clientes que pudieran ser comparables a los que asistían al congreso. La idea era cambiar el habitual modelo de conferenciante que habla de un modo teórico, casi académico, de cosas que el público ya sabe, conoce y quiere cambiar, y que se olvida de dar claves concretas para mejorar la fase de transformación de todo un sector y aporta ejemplos para inspirarse en cómo hacerlo. Así me lo pidieron y así lo intenté hacer
La Asociación Española de Centros Comerciales me propuso dar una conferencia en su XV Congreso Nacional. Me pidieron que ofreciera una exposición que tratara de manera general el momento que vivimos a la vez que expusiera algunos casos de transformación digital en clientes que pudieran ser comparables a los que asistían al congreso. La idea era cambiar el habitual modelo de conferenciante que habla de un modo teórico, casi académico, de cosas que el público ya sabe, conoce y quiere cambiar, y que se olvida de dar claves concretas para mejorar la fase de transformación de todo un sector y aporta ejemplos para inspirarse en cómo hacerlo. Así me lo pidieron y así lo intenté hacer.
Habitualmente mis charlas giran alrededor de un debate que yo mismo propongo y que considero fundamental a estas alturas. ¿Es suficiente digitalizarse? ¿supone una transformación en sí misma esa digitalización? ¿es lo mismo digitalizarse que transformarse digitalmente? Obviamente, según mi opinión, no es lo mismo. La primera es claramente un foco de cambio, por supuesto, pero no es suficiente dado el volumen de cambios que vivimos actualmente. Digitalizados lo estamos todos, transformados no. Digitalizarse es quedarse en algún escalón anterior, en el paso previo necesario para transformarse gracias a esa digitalización. Uno de los casos que explico es el de un viejo cliente que tuve y que fue bautizado como ‘el chatarrero digital’.
Hace un par de años un amigo me llamó para pedirme ayuda. Su negocio estaba en quiebra. Tenía un desguace de vehículos y, contrariamente a lo previsto, la crisis no le estaba beneficiando. Sus ventas habían caído en picado. Su modelo de negocio dependía de que los automóviles que debía descuartizar no eran suficientes para ofrecer un recurso atractivo a los escasos compradores que se acercaban a su superficie en las afueras de una pequeña población al norte de Barcelona.
Me instalé en su empresa durante dos semanas. Examiné los procesos y hablé con los implicados. Al poco le ofrecí una solución que resultó ser muy beneficiosa. Lo primero que le comenté era que su sistema de desguazar los autos debía estar sintetizado. Para ello compré una base de datos que aportaba la mayoría de modelos y marcas del mercado. El sencillo software que instalamos en una PDA permitía que el desmontaje se codificara y concediera una ubicación ordenada de todas la piezas. Asi se lograba una eficaz distribución y una eficiente inventario a tiempo real. Ese listado se incorporaba a una base de datos en las oficinas de la empresa.
Hasta ese punto nada nuevo, nada especial. No disponíamos de ninguna característica que diferenciara ese negocio de otros que ya hacían algo parecido. La singularidad, el diferencial, el valor añadido se logró en el preciso instante que esa base de datos, esa eficiente máquina de ordenar las existencias, se digitalizó en la red. A partir de ese instante las ventas online empezaron a producirse. En menos de un año la facturación aumentó a niveles impensables durante la crisis.
A pesar de todo esto, no nos paramos. Ramón, que así se llama el hombre que decidió no detenerse ante las dificultades, preguntó si era factible vender piezas de coches clásicos por Internet. Fue posible. Esa es ahora una de sus principales ofertas. Se ha convertido en un hub de captación para los coleccionistas y un conector para los exclusivos clientes que se esconden tras el apasionado mundo de los coches de autor. Ahora sus ventas se miden por países y no por comarcas.
En este caso que acabo de recuperar, la primera fase era la de convertir todos sus procesos en pasos digitalizados. Una base de datos, una manera de interactuar entre administración y operarios, etc. Pero no se transformaron hasta que todo ello empezó a generar datos, a poder trabajar con ellos, a comercializar digitalmente, a generar una marca realmente digital.
Y es que Internet ha ido evolucionando rápidamente. De hecho cada vez lo hace más rápido. Del propio nacimiento de Internet se dijo que era como una pantalla más accesoria a la televisión. Del ecommerce se dijo sería un simple canal de venta más y está clara la importancia comercial que tiene. De las redes sociales que se dijo sería un simple entretenimiento y es evidente que no es así. Que se lo digan a quienes gestionan la nueva publicidad. Del e-mobile se dijo que era como Internet pero en pequeñito y sabemos que una cosa son las aplicaciones y otra adaptar una web a ese formato. De las plataformas sociales se dijo serían para gente solidaria nada más y ahora mismo sabemos que están poniendo en juego modelos de negocio que parecían intratables.
En la ponencia a la que me he referido expliqué lo que solemos hacer cuando un cliente nos solicita iniciar un proceso de consultoría acerca del grado de transformación que una empresa u organización ha alcanzado. Para saber si hablamos sólo de digitalización o de transformación buscamos valorar el estado de uso digital de la comunicación, el modelo de digitalización expuesto hasta la fecha, el modelo de comercialización y sus automatismos de procesos, la penetración de los aspectos de socialización, el modelo de movilización de todo el cuadro estratégico de la empresa y los usos colaborativos de todo el circuito comercial. Todo ello nos conduce a una valoración, a una nota, a una hoja de ruta a tratar a fin de llegar a la ansiada ‘optimización’ que en este caso es la traducción de la verdadera ‘transformación digital’. Sin esto, y a pesar de estar digitalizados’ no tenemos garantizada la eficiencia.
Para vivir adecuadamente una transformación digital debemos dirigirnos hacia la eficiencia, hacia la optimización. Digitalizarse no lo garantiza como decía, es algo más complejo. Entre los casos que expliqué y que desde mi despacho hemos desarrollado hablé de dos en concreto. El primero fue el del Centro Comercial de Miami y el segundo con el ‘mall’ de DrunDrun en Dublín. Con el caso de Florida lo que hicimos fue gestionar las bajas laborales provocadas por un software que sustituía a un tipo de trabajadores concretos, solicitando que éstos pasaran a ser agentes digitales del propio parque comercial. Fue un éxito y ya estamos preparando la segunda fase.
El caso del segundo centro comercial, el irlandés, es más sofisticado. Se trata de omnicanalidad, de gestionar diferentes dispositivos para trazar todos los datos posibles de la gente que visita el parque. En realidad son ‘beacons’, radares que localizan movimientos, actitudes, datos en general y que permiten aportar una gran cantidad de elementos desestructurados que se analizan con los que si estan bajo una estructura. Sin llegar a ser ‘big-data’ se logra ofrecer productos y servicios a los visitantes que incrementan ventas, interacciones de marca y valoraciones positivas. Esta gestión de datos menor se le suele llamar ‘small-data’ y en este caso, al modelo de uso y gestión que hemos registrado y presentado públicamente, le pusimos el nombre de ‘Mall-Data’. Hay naming para todo.
El Big Data y la Internet del Todo.
¿Recuerdas cuando ser un ‘Community Manager’ era lo más ‘cool’? Ahora es un término que se utiliza lo menos posible por haber llegado al exceso y seguramente por haber sido mal definido en su día. Eso pasa mucho en tecnología, en las formas económicas cambiantes que nos toca vivir. Muchos vocablos aparecen para definir cosas nuevas, para intentar explicar en pocas palabras lo que representa una nueva actividad o un nuevo modelo de gestión. Además, se complica cuando el idioma que tiene que hacerlo es uno que de por si ya es suficientemente cáustico, el inglés.
Pues en eso estamos con lo de ‘Big Data’. Existe como una especie de tendencia a vincular dicho concepto exclusivamente a predecir que querrán los consumidores, a una especie de publicidad predictiva como si de una bola mágica se tratara y fuera capaz de decir donde y cuando va a haber un cliente de una empresa determinada y de proponerle el producto ‘que él ni sabe que quiere aún’.
Estoy seguro que en breve, apenas tres o cuatro años, decir que tienes una empresa de ‘Big Data’ será como raro, fuera de tiempo. De hecho lo que denominamos ‘Big Data’ no es más que una esquina de todo esto del análisis de toda la información generada.
Asistí hace un año a una charla de Arvind Narayanan, un tipo que investiga todo esto en Princeton y que fue el primero en analizar el valor de identificar las referencias cruzadas de los clientes ‘supuestamente anónimos’ en Netflix y cruzarlas con la Internet Database Movie. Recuerdo que explicaba que históricamente se capturaban los datos a través de procesos informáticos, como los sistemas de pago, pero ahora gracias a las redes sociales y a las tecnologías móviles combinadas con la ingesta masiva y analítica de datos, el foco está en las interacciones y experiencias de los consumidores. Todo ello proporciona datos de mucho más valor.
En esto del Big Data hay que diferenciar dos fases. Una primera que se basa en los datos procedentes de la secuencia de clicks en las páginas webs, que han permitido comprender las preferencias de los usuarios y su comportamiento. La segunda, la que me interesa más, es la que se deriva de que deja de lado las transacciones que realizan los usuarios y se centra en las interacciones de éstos. Es decir, no solo es un tema del ‘dato de lo qué compra el usuario’ sino todos los clicks que hace para alcanzar esa compra. Esa es la clave.
Decía que ‘los primeros datos son sencillos de analizar porque todo está bien especificado, pero los datos de las redes sociales necesitan mucha más interpretación, hay mucha más ambigüedad en cómo la gente se comunica y por eso la tecnología es más sofisticada’
Pero si estás pensando que esto del Big Data es muy complicado o que da algo de miedo, relájate, porque aun hay más. Una tercera generación en el análisis masivo y comprensión de datos se aproxima. Son los datos provenientes de sensores, de la Internet de las Cosas, del M2M. En el futuro, todo será capaz de sentir, de recibir un estímulo a través de un sensor.
Coches que no necesitaran conductor pero si datos, un cepillo de dientes enviándote un email con el estado de tus dientes, toda la logística de donde compras y como se te vende, las mascotas llevarán sensores, las autopistas, los bolígrafos, las lámparas, las persianas, las tostadoras, tu mujer, tu televisión, tu teléfono y tus zapatos. Todos esos datos también, ¿qué te pensabas? serán analizados, interpretados y recolocados donde sea preciso.
Justo en ese instante aparece una ecuación que sólo es capaz de identificarse en novelas de ciencia ficción pero con la diferencia de que en breve el adjetivo será innecesario. Internet de las Cosas (y sus sensores) más Big Data (con su analítica global) nos da la Internet del Todo. Ese es el destino.
Me temo que existe una especie de prejuicio sobre que todo esto del Big Data está planteado para ‘vender más’, para ‘interpretar intenciones de voto’ o para adelantarse al consumidor, borrego, ciudadano. Es como si, a partir de ahora, el control de nuestro destino estuviera escrito en un código binario y nosotros no lo supiéramos.
Lo dudo, tiene que ver con la Nueva Economía y sus interacciones sociales. Me atrae mucho más saber como esa ingesta masiva de datos y su interpretación lograrán afectar a la educación, en como esos datos permitirán hacer más eficiente el gasto sanitario o educativo, el transporte más eficiente, en como nos ofrecerán una mejor calidad de vida atendiendo a la transacción de datos. Me interesa más ver como eso del Big Data se integra como solución socioeconómica y cultural en lugar de ver como logra ofrecer anuncios personalizados. Lo segundo, que pasará y pasa, es lo de menos.
Saben donde, cuando y qué comprarás
Acabo de llegar de un viaje muy nutritivo a Londres donde hemos llegado a un acuerdo con una compañía de análisis de datos pionera en el área del análisis de clientes. En unos meses ofreceremos un nuevo producto en IDODI que permitirá ‘predecir’ de algún modo el comportamiento de algunos clientes. Durante dos décadas metido en esto de los negocios he podido aprender, cometiendo muchos errores, que el marketing determina como evolucionarán las relaciones empresariales futuras. Es eso de que ‘si lo sabemos explicar, tendremos un modelo, si no es factible venderlo fracasaremos’. Por eso, ahora, tengo claro que la gestión del marketing es otra, pertenece a los datos y a como estos se transfieren a un cerebro humano en colisión constante con máquinas y dispositivos que filtran lo que nos tiene que advertir de comprar o no.
En estos tiempos es muy importante no recortar el gasto en marketing, es ahora cuando más debemos explicar lo que hacemos y porque somos excelentes. Es un error buscar austeridad en cosas que son estructuralmente más importantes de lo que creemos. No ir a un congreso por su excesivo precio o no tomar transportes más rápidos o mejor comunicados por ser más caros son errores típicos. En el primero ese gasto es una gran inversión de conocimiento, contactos y puede estar la puerta a clientes o talento para tu empresa que ni imaginas y lo segundo evidencia que no se ha entendido nada. Una hora en un tren de cercanías, dos transbordos y un paseo de treinta minutos entre tu casa y el despacho puede ser muy nutritivo para la conciencia y para la salud pero habrá sido tiempo que para ahorrarse el coste de un taxi has utilizado de manera muy costosa por ejemplo.
Ahora ya tomamos los datos de transacciones de nuestros clientes strong>quién compró, qué y por cuánto y analizamos todos esos datos. Así podemos comunicar a nuestros clientes si sus clientes van a comprar pronto, que van a comprar y que elementos pueden hacer que eso suceda en un momento determinado o que suele hacer que no compren al final. Nada que ver con el análisis intuitivo o emocional, sólo datos y gestión de volúmenes de comportamiento.
Lo que me fascinó de este nuevo equipo en Londres es que logran analizar porciones de datos provenientes de una ‘máquina de café’. Son capaces de interpretar tiempos, acciones y relaciones con respecto a un producto tan concreto y de tan escasa variabilidad. Su potencial trata empresas muy grandes pero también, y ahí está lo que me interesa, a empresas con apenas mil o dos mil clientes.
Cuando se entrega esta información, big data le llaman algunos, se ponen en marcha procedimientos muy simples en primer lugar y muy complejos más adelante. Lo primero es que nuestros clientes podrán tratar esos datos para generar marketing directo con envíos tradicionales pero con información que puede hacer mucho más eficiente su campaña. La siguiente, la más sofisticada, permite que si nuestro cliente tiene un servicio de soporte, información o de gestión de calidad, una vez llama un cliente o posible comprador, con apenas una pocas preguntas el operador puede situarlo en un campo o en otro y modificar a su gusto y criterio, orientado por un software, lo que será finalmente una venta o una respuesta satisfactoria.
Es un producto capaz de predecir que se va a vender más en tu empresa durante los próximos sesenta días y que clientes desertarán en consecuencia. Todo esto se logra con los datos de transacción fundamentalmente. Sin lugar a dudas, y tras dos días en la capital británica, entendí que toda la amalgama imperfecta de datos que ofrecen las transacciones está la mayor y más ajustada máquina de predicción. Nada que ver con las ‘encuestas’. Esto es real.
Durante los años que me dediqué al marketing y consultoría electoral (todavía de vez en cuando acepto algún encargo sólo internacional), aprendí que las respuestas a las encuestas tienen un margen de error proporcional a lo directo de la pregunta. Es decir, si preguntas ¿me votarás? o ¿comprarás mi producto?, el margen de error por culpa de una respuesta no sincera es mucho mayor que si haces la pregunta indirecta e interpretativa al efecto de ¿qué partido le parece mejor cuando hace lo que nosotros hacemos? o ¿le gustan las patatas empaquetadas en una bolsa como las nuestras? Aquí, cruzando con el periódico que lee el encuestado o el refresco que suele beber junto a las patatas descifras si es cierto o no lo que responde y si va directo a tu empresa o partido. Por eso, para modelos predictivos, prefiero la gestión masiva de datos que la estadística.
Por cierto, en el análisis de estos datos no se identifica a nadie. No se almacenan datos confidenciales ni de identificación, algo que me preocupaba desde el principio. El pasado jueves me mostraron como, manejando las actitudes de compra de más de un millón de clientes a lo largo de más de cien millones de transacciones, se puede ‘predecir’ una compra en un lugar determinado y en un margen de tiempo de apenas media hora. Fue increíble.
En IDODI hemos apostado siempre por la tecnología que aporte valor y entienda el momento económico actual. Hay dos maneras de vender más hoy en día. Con nuevos clientes o vendiendo más a los que ya tienes. No es fácil ganar nuevos clientes pero si es relativamente sencillo lograr que los que tienes compren más. Con Openshopen, uno de los desarrollos que ya han echado a andar solito, se logró eso adaptar el momento histórico y económico que vivimos con la necesidad de gestionar el comercio local pero electrónicamente.
¿Qué piensas del big-data? ¿Es momento de invertir más desde tu empresa para vender más?
Cilenis rumbo al MIT
Update 22 de noviembre: Cilenis logró una mención de honor que nos hace sentir más ilusionados y motivados para lograr nuestros objetivos y ratifica que cuando IDODI apostó por entrar en la desarrolladora del producto Avalingua hizo una apuesta de las ganadoras. En breve abriremos mecanismos para buscar socios estratégicos si fuera preciso. Un reto para Smart capital y Business Angels que quieran entrar en un sector de alto valor y de tecnología aplicada con gran futuro. Felicidades a todo el equipo.
Hace algún tiempo estuve en Boston con uno de mis proyectos emprendedores más complejos. Ya participé en su programa UPOP y descubrí que lo que allí sucede y como sucede poco tiene que ver con el ritmo y modelo que sufrimos en otros lugares del mundo. Es otra dimensión. De allí salen los mejores porque los mejores les enseñan y les proponen. Puesto que la tecnología es el motor de mi vida profesional, cuando alguien me propone algo que se adentra en el modelo MIT me apunto.
Hace unos meses informaba que una de nuestras participadas más interesantes, Cilenis, había llegado a la semifinal del Building Global Innovators, una iniciativa del MIT de Boston. En concreto lo lograron con uno de esos productos tecnológicos que me ilusionan profundamente, no sólo por lo que ya hacen, sino por lo que pueden llegar a hacer. Avalingua es un software que evalúa automáticamente el nivel lingüístico de documentos escritos, pero puede llegar a funcionar como plataforma Saas en métricas linguísticas para la mejora de competencias y desempeños, logrando así acercarse a modelos predictivos e incursionarse en el big-data semántico e inteligente.
Este concurso de emprendimiento con base tecnológica y de escala global tiene como principal objetivo asesorar e incentivar proyectos con alto potencial tecnológico y de innovación, particularmente en la etapa de búsqueda de inversiones. Los candidatos, en su mayoría Start-up y Spin-off con menos de cinco años, buscan acceder al reparto de un millón de euros en apoyo financiero. La tercera edición sumó al millón de los premios, 14 millones en inversión privada para los diferentes proyectos semifinalistas.
Cilenis y nuestro proyecto Avalingua se ha preparado a conciencia para durante el día de hoy dar el paso definitivo y resultar una de las cuatro ganadoras. Estar hoy en Lisboa ya es un mérito y un honor. Durante los últimos meses se han preparado a conciencia gracias a haber sido invitados por el MIT a hacer un curso en el Business School, Instituto Universitario de Lisboa y recibir formación específica y coaching a través de catalizadores de negocios, participación en Boot-camps e investor’s Pitches. Contará también con el apoyo de mentores del ecosistema MIT.
Hoy es el día. En Cilenis Language Technology, estamos preparados para convencer en MIT PORTUGAL de que Avalingua, el software que mejora el aprendizaje de las lenguas y monitoriza de manera eficaz y precisa la calidad lingüística pudiendo evaluar todo un sistema educativo, es el proyecto tecnológico e innovador que estaban esperando. Deseen suertes a nuestro equipo.
https://twitter.com/MITPORTUGALIEI/status/403614045804445696
https://twitter.com/marcvidal/status/403615959371366400
Ecommerce que viene
Estoy preparando una entrevista que me han convocado CNNē sobre comercio electrónico en Latinoamérica y por derivación llegué a datos en USA. A parte de, al final de este post, explicar lo que detecto que se avecina, quiero remarcar algunos datos que son de interés. Desde hace cuatro años, el ecommerce en Estados Unidos crece de manera sostenida por encima del 10%. En el segundo trimestre de este año se han alcanzado los 49.000 millones de dólares de facturación en venta online. Esta aceleración no solo tiene que ver con la mejora del consumo en general sino en la nueva correlación de detalles que conforman la experiencia de comprar.
Estados Unidos es simplemente la excusa de un análisis que tiene que hacernos ver que una cosa es la “crisis” y otra el “cambio de modelo”. La primera está generando una quiebra del sistema por parálisis y la segunda nos está dando la orientación, todavía tosca, de cómo será el entorno económico en el que viviremos todos.
Hay cosas que se hacen de un modo idéntico desde hace décadas. Incluso parece que cambiarlo no es lógico ni prudente. Eso mismo debieron pensar las agencias de viajes, las productoras musicales, los vendedores de viviendas y tantos otros. Hoy en día un concesionario de coches no precisa que lo visites para que te vendan un vehículo, la textura del jamón que te vas a comer no es más que la buena fotografía que aparece en el site donde lo has comprado junto a un código promocional para ver la última película de un tipo que sólo conocen en youtube y los servicios de asesoría fiscal te los hace un tipo que vive a ocho mil kilómetros de ti que te ha vendido un “pack” de servicios “low cost”. Os invito a listar cuantas cosas se hacían de un modo y ahora o no se hacen, o se han transformado en otras o sencillamente se definen de otro modo.
En esta conferencia sucedió algo anecdótico que creo refleja bien como va evolucionando nuestro mundo inmediato. Uno de los más eminentes oradores expresó que el futuro económico del comercio radicaba en la ubicación física de la tienda. Cierto, eso afecta. Lo describió de manera muy sintética diciendo que “en los próximos años los comercios ubicados en las zonas “c” (lejos del centro) venderán la mitad de las que estén en las zonas “b” (a media distancia del centro) y las de las zonas “b” la mitad de las que estén en las zonas “a” (las del centro). Bien, puede ser cierto, pero yo esperaba que continuara. No lo hizo, finalizó ahí. Exactamente en ese punto “del centro”. Se olvidó de decir, y yo empecé mi intervención con una ligera puntualización, que la zona “a” venderá la mitad que la zona “e”, la digital.
Openshopen, una de nuestras propuestas en ecommerce por ejemplo, busca sencillamente entrar en mercados donde esos cambios todavía se están definiendo. Les llaman emergentesv pero muchos ya han emergido mientras nosotros vivimos en los que se mantienen sumergidos. Ahí hay un campo excepcional de crecimiento y ahí es donde la oportunidad de modificar lo que estemos haciendo mal en este cambio nos puede ser útil.
En esto de la venta online hay cosas que son fascinantes. Recuerdo cuando había gente que me decía que sería imposible vender ropa por la red. Que eso de no saber como sería la prenda solo estaba en la mente de los que se atrevían con la venta por catálogo de siempre y que no dejaría de ser para minorías. Ahora mismo en Estados Unidos, por decir algún lugar, suponen ya más de 2.800 millones de dólares anuales.
Ahora mismo lo que marca la diferencia si quieres ponerte a vender online es el precio y la confianza que generes. El precio es una de las principales razones por las que los usuarios prefieren comprar online. De forma rápida y sin moverte de casa puedes visitar múltiples tiendas comparando precios, características, prestaciones y tomar una decisión final en el momento que desees y desde donde quieras.
Según esta infografía, los precios son la principal razón por la que los clientes repiten la compra en una tienda determinada. Un 76% declaran repetir la compra por la satisfacción en los precios encontrados. Contrariamente, un 23% de los clientes no vuelven al site porque no les ha convencido los precios que ha encontrado y un 17% porque creen que las ofertas y descuentos ofrecidos no son de calidad.
Los descuentos y las ofertas en el e-commerce son los reclamos más usados por los comerciantes y los más buscados por los usuarios. Una colección de descuentos y ofertas permanentes o temporales que juegan con el deseo del cliente, usándolo como el principal reclamo para aumentar el negocio. Más de la mitad de los clientes vuelven a comprar en una misma página por los descuentos que se le han aplicado y que han acabado convenciéndoles para realizar el acto de compra.
La creatividad al aplicar la estrategia de precios va directamente ligada con la confianza que se trasmite al cliente final. Descuentos desorbitados con falta de confianza puede provocar que el 20% de los clientes abandonen el proceso de compra. Generando confianza y cautivando al cliente, consigues que un 51% de tus clientes repitan la compra y aumentes las posibilidades de convertirlos en clientes habituales.
La seguridad al introducir los datos personales es otro de los campos donde la confianza juega un papel fundamental. Pasarelas de pago debidamente configuradas y en buen funcionamiento son las que busca el cliente al realizar la compra. Introducir los datos bancarios sin dudar y con total confianza, hace que un 44% de los usuarios vuelvan a comprar en tu página de comercio electrónico, frente al 12% que no finaliza la compra debido a la desconfianza que le proporciona la página al introducir sus datos personales.
Considero que el modelo de gestión ha cambiado, y lo ha hecho para siempre y no va a retornar nunca, esforzarse por recuperar algo no conduce a nada. Soy partidario del intercambio de ideas como modelo de negocio en el ecommerce también, ya que pensar en común es algo que se puede hacer de manera aterritorial y atemporal y vender en escenarios que ahora mismo nos cuesta entender será la clave de esa confianza final en cuanto hacemos. Les llamamos marketplace o les llamamos plazas digitales pero lo que realmente hacemos es replicar modelos. En el futuro un comercio electrónico no abrirá o cerrara en base a los criterios y modos de pensamiento actual.
Hay ejemplos que pueden dar detalles e intuir por donde iremos. El socialshopping, grupos de compra o visualización comparativa y otros, pero creo que todo eso está a años luz de lo que se avecina. Son aristas de algo mucho más transversal y disruptivo. Tendrá que ver con el talento global que se reproduce en ese escenario, con ideas conectadas que permitirán que la sociedad sea mejor en sus hábitos de consumo, estimularán una sociedad más inteligente y donde esos cambios aparecerán desde la inteligencia comercial colectiva y desde la gestión de datos como nunca antes se ha visto. El big data parecerá un juguete de pre-escolar. Nada permanecerá como lo vemos hoy, el futuro acaba de empezar.