El desafío de transformar un municipio: Cambrils 2030
Desde Allrework hemos desarrollado el ‘Plan Integral de Transformación Digital y Modelo Estratégico para Cambrils 2030,’ bajo el encargo del Ajuntament de Cambrils. Un plan para transformar digitalmente esta maravillosa ciudad que no sólo es turística y que tiene un enorme potencial social y económico. El proyecto fue liderado por Fèlix Laencuentra y Lara Oliveras y determina la hoja de ruta para el desarrollo del proyecto 'Cambrils Futur 2030'. Así se hizo eco la prensa local.
Vienen tiempos de cambio, de tecnología y de darle un sentido humano a esa transformación. Tengo la certeza de que uno de los tractores sociales en el futuro inmediato serán los municipios. Por esa razón, en la consultora que fundé, nos ilusiona y estimula enormemente trabajar en proyectos que establezcan la hoja de ruta para convertir ciudades con alto potencial, en #smartcities.
Desde Allrework hemos desarrollado el ‘Plan Integral de Transformación Digital y Modelo Estratégico para Cambrils 2030,’ bajo el encargo del Ajuntament de Cambrils. Un plan para transformar digitalmente esta maravillosa ciudad que no sólo es turística y que tiene un enorme potencial social y económico. El proyecto fue liderado por Fèlix Laencuentra y Lara Oliveras y determina la hoja de ruta para el desarrollo del proyecto 'Cambrils Futur 2030'. Así se hizo eco la prensa local.
Durante meses hemos trabajado duro junto a gran parte de la sociedad civil, política, empresarial y asociativa del municipio. El documento final es sin duda una gran carta de intenciones, pero lo mejor y de lo que estamos más orgullosos, es que es un modelo de ejecución, en el tiempo y en el detalle. Da gusto trabajar con gente entusiasta con lo que la tecnología sin olvidar su papel para mejorar la vida de las personas.
Sabemos que ha empezado una carrera de fondo que precisa de un sprint inicial. Ahora toca ponerlo en marcha. En palabras del propio consistorio toca 'abordar aspectos digitales inaplazables y básicos simultáneamente al desarrollo de otras líneas de actuación que afectan a todos los departamentos en mayor o menor medida. Se trata de que la tecnología sea uno de los ejes imprescindibles de las políticas públicas en el momento de su planteamiento'.
Si te interesa conocer en detalle este trabajo o estás pensando que en tu organización o empresa necesita diseñar una hoja de ruta para afrontar el reto de implementar proyectos de modernización a tenor de los fondos ‘Next Generation’, no dudes en contactarnos. Sabemos como hacerlo.
Antes que autónomos, los coches serán inteligentes (y hablarán entre ellos).
Hace unas semana IBM presentó en su sede de Dublín su voluntad de darle un suso inteligente a los coches incluso cuando están parados. No se refieren a nada vinculado al uso que la Nueva Economía esta ya estableciendo para ellos empresas como Uber, Lyft, Tesla u otros. De lo que hablaban era de la opción de convertir tu coche en un punto de acceso wifi que te pudiera generar ingresos económicos puntualmente. Hablaban de la era del coche conectado.
Hace unas semana IBM presentó en su sede de Dublín su voluntad de darle un suso inteligente a los coches incluso cuando están parados. No se refieren a nada vinculado al uso que la Nueva Economía esta ya estableciendo para ellos empresas como Uber, Lyft, Tesla u otros. De lo que hablaban era de la opción de convertir tu coche en un punto de acceso wifi que te pudiera generar ingresos económicos puntualmente. Hablaban de la era del coche conectado.
Hoy en día el coche conectado se suele vincular con el concepto de coche autónomo. Wendy Belluomini, que se encarga en IBM de estos temas desde el laboratorio irlandés situado en el campus de la compañía al oeste de Dublín, aseguró que el coche conectado no es necesariamente un avance directo a la automatización de la conducción, asegura que hay mucho más previamente de ese aspecto. Como si antes de llegar a ese escenario hay que subir un escalón previo. Antes de que vayan solos, necesitan hablar entre ellos.
Las tecnologías asociadas al coche conectado serán previamente elementos que proporcionen una experiencia de conducción mejor o, incluso, generen valor al propio coche aun estando parado. La capacidad que un coche tendrá de ‘pensar’ será la garantía física de una conducción más segura y nutritiva, pero también podrá hacer otras cosas cuando eso lo logre incluso sin moverse. El coche no debe evitar un camión por el hecho de que una orden binaria le diga que hay un objeto enorme en tu camino que se debe evitar sino que el automóvil debe ‘entender’ que si continua recto nos matamos.
La verdad es que quedan pocas grandes corporaciones, cuyo valor sea la innovación, que no estén investigando y desarrollando alrededor de los coches autónomos. La carrera se ha iniciado y la cantidad de inversiones que se están aplicando son la prueba de que esto no va de décadas sino de años. Hay noticias que garantizan que la velocidad es exponencial en cuanto a la normalización de algo que parece ciencia ficción.
El proyecto de coche conectado que IBM desarrolla en Dublín parte del concepto de utilizar automóviles estacionados, pero sobretodo de coches hablando entre si.. En casi todas las ciudades, en este caso concreto tratamos Dublín, hay coches estacionados por todas partes siendo en la mayoría de los casos una molestia, un elemento ineficaz de la organización de una ciudad. De hecho los autos están estacionados el 95% del tiempo y también cada vez tienen más sensores habilitados. La pregunta que se hacen es ¿cómo podemos utilizar esos coches parados para hacer la vida mejor a todos? Interesante.
Algunas de las ideas que nos trasladaron respondían a que, por ejemplo, la utilización de sensores y cámaras de todos los coches estacionados pueden servir para generar un mapa a tiempo real de las opciones de aparcamiento que hay en un lugar concreto para otros conductores en búsqueda de plaza libre. Sabiendo el tamaño del vehículo en aproximación, tiempo de desplazamiento, destino o cualquier variable, el ‘sistema global’ otorgaría las opciones disponibles al conductor. ¿Quién mejor para saber como está el tráfico que un coche estacionado que lo está viendo a tiempo real? Recuerda a la combinación que se intuía en la sinergia entre Uber y Google.
Da la sensación que el automóvil es el gran dispositivo de la IoT. Compáralo con un teléfono. El coche tiene un listado enorme de posibilidades. Más sensores y una batería gigantesca en comparación con cualquier 'device'. Técnicamente hay un exceso de energía latente en esos vehículos sin utilizar. Cámaras, sensores e infraestructura de comunicación sin uso durante el 95% del tiempo. Ineficiente en un mundo que requiere eficiencia y una economía circular cada vez más óptima.
De eso va lo que nos explicaron. Quienes investigan la opción ‘coche conectado’ no quiere que la conectividad del vehículo dependa de un teléfono, desean que el propio coche se mantenga en un estado de conexión permanente que se enlazaría a tu teléfono cuando fuera necesario con una conversación en habla natural. Algunos pensaréis que es un paso atrás. Todo el mundo habla del coche autónomo y hoy hablamos de coches conectados pero no auto conducidos. No lo veo igual. Creo que esa hiperconectividad acerca de un modo mayor la ‘smart city’, la hace más factible y potencialmente próxima. Un interfaz enorme como un coche no debe dejarse de lado. Tal vez es el paso previo, un paso que culturalmente precisamos como sociedad para entender eso de que un vehículo nos lleve al trabajo y se aparque solo.
La sociedad seguramente se irá adaptando y será una transición rápida. Otra cosa tendrá que ver con las administraciones. Por esa razón, mientras se ponen al día sus señorías, las pruebas piloto en múltiples lugares, es bueno que las ciudades se vayan preparando. Es un avance en el uso inteligente de los millones de vehículos que permanecen inactivos, dormidos, en las calles para ganar espacios de conectividad, desarrollo e inteligencia.
Recientemente SEAT y Conector presentamos nuestro programa de aceleración corporativa de startups vinculadas al sector automovilístico. Sé que muchas de las seleccionadas tienen un patrón de desarrollo vinculado a convertir nuestros coches en un espacio de uso cuando estamos dentro y, curiosamente como decía, cuando no lo estemos. Es muy estimulante poder estar cerca de estos desarrollos, de colaborar y conocerlos.
El futuro inmediato del sector pasa por crear coches intuitivos que reaccionen al usuario, más que de tipo autónomo. En una primera fase autorizable por la legislación entraremos en un espacio de compartir vehículos en marcha o parados, en un uso global de datos y una analítica de los mismos. Generaremos en muy breve espacio de tiempo ciudades dirigidas por la complejidad de los datos ofrecidos por sistemas vinculados a millones de coches parados. La Transformación Digital de nuestra sociedad tiene una puerta de entrada excepcional en la puerta de casa, en nuestro propio parking.
La transformación de las ciudades con la llegada de los 'taxibots'
Las ciudades, tal y como las conocemos y en cuanto a lo que las ordena o gestiona, ya poco tiene que ver con el modo en el que sucedía apenas hace una década. La automatización de miles de procesos se suceden y sustituyen a los que se regían por decisiones humanas. Uber ya dedica más recuros a desarrollar su futuro taxi automático que a crecer en el humano.
En los próximos meses, una de esas transformaciones de tipo disruptiva se va a ir imponiendo y nos mostrará la cara aproximada de cómo serán las propias ciudades en el futuro inmediato. Hablamos de los ‘taxibots’, los coches automáticos que a modo de flota auto conducida circule ordenadamente por ellas.
Hace unos días se presentó una simulación que mostraba la transformación de las ciudades mediante la eliminación de casi un 90% de los coches que ahora circulan, buscando nuevas trayectorias automatizadas y recortando tiempos de viaje. El estudio, la simulación, fue presentada por un equipo de científicos de transporte en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico que analizó los datos de los viajes en coche reales en Lisboa para ver cómo una flota de auto-conducción, llamados ‘taxibots’ cambiaría el paisaje metropolitano de la capital portuguesa.
Los ‘taxibots’ del estudio se basan en un ‘mix’ de empresas de transporte. La matemática juega un papel destacado en cómo se organizan este tipo de trayectos y, tras la simulación, el dato es espantoso. Nueve de cada diez conches son completamente innecesarios si se utilizara un ‘cerebro global’ que dirigiera por donde y cuando tienen que ir todos ellos. Pasa lo mismo con el transporte público en todas sus vertientes. Incluso analizaron el coste y modelo de trayecto que cualquiera de estos autos deberían pasar revisiones o arreglos.
El estudio, que repito es de los más exhaustivos que se han realizado en cuanto a la realidad del movimiento automatizado y organizado, habla también de la innecesaria disponibilidad de ‘aparcar’ esos vehículos, con lo que los espacios para humanizar las ciudades sería enorme. Es curioso como poco a poco la tecnología nos da pistas de como podría ser el futuro. Cuantos más robots, cuanta más tecnología y automatismos, más vida, más tiempo para ser más humano. Es similar a otras revoluciones vividas por el hombre. Aquellos momentos de la historia en los que parecía que una máquina nos hacía menos humanos y resultaba ser todo lo contrario. El humanismo se basa en eso. Incorporar la tecnología en el punto exacto que permita una vida mejor.
La reducción de coches pone en juego muchos negocios actuales que se debaten en cómo sobrevivir en apenas una década (y ellos lo saben) a fin de soportar lo que por mucho que se quiera evitar, sucederá. La propiedad individual de automóviles liberará, según el estudio centrado en Lisboa, un espacio similar a 210 campos de fútbol, un 20% del espacio disponible en la ciudad.
El trabajo concluye algo que me parece aun mejor si cabe. El coste final de la construcción podría verse afectado de manera importante. El coste de edificación se aplica también a los aparcamientos incluidos en cada vivienda. Eliminarlos haría más sostenible el acceso a un derecho fundamental. Todos esos que defienden el derecho a una vivienda digna deben, desde ya, incorporar en sus programas electorales o lo que sea, la urgente aplicación de programas de ‘taxibots’ y coches automatizados que recorran las ciudades como ha decidido aplicar, por ejemplo, Londres el año que viene.
No es ciencia ficción. Es simplemente, querer. Leer los avances, acercarse a empresas que están desarrollando todo ello y ser valiente en las propuestas. El estudio/simulación destaca que los espacios de estacionamiento pasarían a valer el 1%de lo que ahora repercute. El canje es impresionante. La recaudación por zonas azules y otros métodos como impuestos fijados a la circulación privada debería procesarse ahora en otro modelo, que al ser más eficiente, precisaría de menos personas trabajando en los ayuntamientos y en menos demanda de costes en los mantenimientos. Si, menos empleo o un empleo diferente aun ni siquiera inventado. El futuro pasa por ahí.
Se supo hace unos días que gran parte de la última ronda de financiación obtenida por Uber está ya canalizada a la fabricación de este tipo de autoconducción para que la ciudad del futuro que describe el estudio no sea fantasía. De hecho ya tiene una planta desarrollando una flota al efecto. Cuando explico esto en algún foro siempre escucho lo mismo. Eso no pasará tan pronto. Y me pregunto, ¿que es pronto? ¿Como medimos ahora ese ‘pronto’? ¿Como lo medían nuestros ancestros, en la edad media, en los años veinte o como lo medimos ahora?. En apenas una década han pasado cosas que precisaron siglos en el pasado.
Hace unos días clausuré unas jornadas que celebraban el 20 aniversario de un Centro de Negocios. Al empezar, simplemente pregunté ¿recuerdan su cuenta de email el día que se inauguró este centro? Nadie tenía. Podría haber terminado la conferencia ahí, pero decidí seguir y mostrar lo que intuyo puede pasar cuando celebren el 40 aniversario.
Mi papá 'acelera startups'...
A los niños de la clase de mi hijo les preguntaron a que se dedicaban sus padres. Eran cuestiones sobre la profesión y las aficiones. Max respondió que su padre era ‘economista digital’ y me definió diciendo que ‘mi papá viajaba mucho, escribe libros y siempre está en Internet’. No dijo ‘emprendedor’ siendo la palabra que más se utiliza en las sobremesas familiares cuando me nombran. Interpreto que para mi hijo el hecho de emprender hoy en día lleva inscrito todo lo que es digital pero, al parecer, fue un modo de diferenciarme de algunos compañeros de clase que explicaron que sus padres eran ‘emprendedores’.
Para mantener ese grado de ‘exclusividad’ y ante la pregunta de ‘¿qué hacen los amigos de tu padre?’ mi hijo explicó que, aunque no sabía lo que era, ‘un amigo de mi padre acelera startups’. Supongo que tiene mucho que ver con el último divertido almuerzo que tuvimos en común la familia de Carlos Blanco y la mía donde, a buen seguro, ‘se quedó’ con el detalle.
Dejando de lado la curiosa apreciación me interesa mucho el cómo las nuevas generaciones están asimilando este punto exacto de la historia, como van entendiendo dónde su ubican las nuevas oportunidades y hacia donde se deben dirigir sus habilidades. Está claro que también deberemos medir de algún modo como digieren estos cambios que para ellos son un hecho natural y para nosotros, los ‘mayores’, son un tremendo cataclismo la mayoría de las veces.
Son generaciones que se avecinan sin descanso. Vienen de donde no habrá duda sobre el valor de la colaboración. Mientras nuestros gobernantes pertenecientes a una generación en el tiempo de descuento tecnológico se esfuerzan en ‘controlar‘ y legislar la Nueva Economía, estos pequeños la viven como lo único y real. Waze y la información social a tiempo real del estado del tráfico en cualquier parte del mundo, AirBnb que se ha revolucionado el mundo de la hostelería tradicional, Fon y su wifi colaborativo y el gran Uber que está poniendo en jaque el modelo tradicional de transporte ligado a las flotas de taxistas en algunas ciudades del mundo. Ellos no entenderan que la lógica sea la de prohibir ese avance, solo que si es mas barato, rápido y eficiente no se precisan los modelos del pasado (presente aun).
Leía que hoy en día, las generaciones que crecen inmersos en videojuegos de todo tipo donde ‘las vidas’ se pueden ‘recuperar’ en base a diferentes hazañas, el hecho de perder una partida permite aprender algo para la siguiente. Siempre es una teoría pero hay quien defiende que la Nueva Economía que se basa en la prueba/error está despegando gracias a que ahora confluyen esos dos aspectos: modelos y usos laborales que permiten errores a menor coste que antes y una generación de trabajadores capaces de sacar rédito de cada ‘game over’. El talento y el riesgo van juntos. Es ahí donde, a mi modo de ver, la economía digital juega un papel histórico por sus características esenciales que permiten sustituir grietas por fisuras.
Si retiramos algunas barreras mentales que rodean a la ‘vieja economía’ cambiará incluso la manera de pensar de las personas y sus relaciones con la realidad económica, política y social. Ciudades más modernas, tecnológicas y digitales serán también más plurales, eficientes y competitivas. Los emprendedores digitales son los estimulantes de ese nuevo rumbo, los dinamizadores del proceso. Su hoja de ruta se define por objetivos, por retos y por sueños, pero hacerlo de un modo actual es fundamental.
Mi hijo dijo de que soy ‘economista digital’ y que mis amigos son ‘aceleradores de startups’. En realidad quería decir, y no lo sabía aun, que la frontera entre emprender y hacer empresa parte de proyectar en low cost, de hacerlo en el long tail, en base a la escalabilidad del producto, retirando intermediarios de la cadena de valor, gestionando la inteligencia social y hacerlo de un modo global y tecnológico.
Mi hijo me preguntó con seis años ¿que era tirar de la cadena?, con cuatro ¿que cuando me equivoco porque no tiro para atrás? y ahora me suele explicar como se actualizan algunas aplicaciones.
Ya no es razonable hablar de nativos digitales o inmigrantes digitales. Ya no tiene sentido. Parece un viejo slide de una conferencia vieja. Debatir si se es o no digital no es ni una discusión que aguante un asalto. El tiempo circula, rápido, casi eléctrico. No pasa, circula. Ya nada será igual, nada podrá volver a la casilla de salida ni falta que hace. Sin embargo cada vez que un niño intenta describir lo que ve a su alrededor fijémonos exactamente lo que está diciendo pues en su definición está exactamente el futuro que tendremos todos. Ellos lo ven antes y sin artificios.
Ciudad del conocimiento
Pasa lo que pasa y pasa por que debe pasar. Mientras en España y en muchos otros países europeos que se debaten entre la miseria subsidiada, el recorte obsceno y la reconquista del sofá social, en otros se ha puesto la directa. Mientras que en España un buen grupo de lesionados morales se llenan la boca de programas emprendedores de juguete que dan vergüenza ajena en otros países las apuestas son decididas. Atrapar la historia es una cosa, que la historia te atrape es otra. Mientras observamos como envejecen aeropuertos inservibles, hospitales sin presupuesto para funcionar, recortes en i+D y epopeyas que nadie se cree, en otros lugares que hasta hace un minuto considerábamos tercer mundo, han decidido forjar su propio destino. Menos estrategia y más hacer, menos ayuditas y más impulso, menos créditos blandos y más implicación, menos becarios y más empresa que nacen de la universidad, menos discurso alérgico emprendedor y más creación de un ecosistema real para la innovación empresarial, menos programitas de televisión que empaquetarán con celofán a los emprendedores y más atender los desastres personales, patrimoniales y estructurales de muchos que no lo lograron y, finalmente, menos fiesta de la emprendeduría del power point y la “ronda” y más quitar trabas fiscales, tributarias y de gestión administrativa a los que se la juegan. Menos letra y más número.
Hace unos días recibí una invitación de un proyecto muy interesante y que encaja muy bien con mi manera de entender los tiempos que nos toca vivir. Se trata de aportar conocimiento al proyecto Yachai en Ecuador. Se tratará de una “ciudad inteligente” que espera convertirse en un centro integral de inteligencia y tecnología. De hecho no es la primera vez que a nivel personal asesoro en temas de este tipo. Hace unos años participé en el diseño, me tocó plantear modelos de emprendedores digitales y aportar lo que a mi modo de ver eran las claves en un ecosistema de este tipo, de la “ciudad modelo“ de Honduras. La experiencia en Centroamérica se complementó en la Knowledge City de Panamá y en los modelos iniciales que diseñaron el moderno ecosistema de trabajo académico y tecnológico en la ciudad chilena de Talca. Es decir, que nos va impulsar este tipo de retos que nos nutren enormemente y que permiten vivir la emprendeduría con mayor perspectiva incluso.
Ecuador tiene muchas oportunidades y su apuesta por la tecnología y los proyectos emprendedores digitales son intensivos. Es un buen lugar que deberá no obstante facilitar temas financieros, fiscales y administrativos si se persigue la línea de proyectarse al mundo.
Os dejo con el video que promociona Yachai lo que a buen seguro puede ser un elemento a verificar en el futuro en cuanto al grado de cumplimiento. También un texto asociado abajo que analiza los tiempos futuros en cuanto a este tipo de proyectos y que aporto al debate que me parece interesantísimos. Es una traducción del artículo de Eric Mack titulado “Plotting the next Silicon Valley, you’ll never guess where” publicado en CNET hace unos días.
Pero también entró al escenario un nuevo actor que nadie habría podido vislumbrar en el mundo de la tecnología hace apenas una década. Es en este particular contexto futurista que una pequeña cantidad de innovaciones, que va rápido en aumento, se da a luz, se cría, se produce y se envía al mercado, desde un diminuto aunque vivaz país arrinconado entre el Pacífico y la Amazonía: el Ecuador.
Científicos e investigadores se reúnen en esta nueva competencia latinoamericana para Silicon Valley con vistas a desarrollar nuevos medicamentos, a pocos pasos de una selva amazónica notablemente biodiversa, que también provee de abundante material para el desarrollo de tecnologías vanguardistas de celdas solares y de tecnologías petroquímicas. Los diseñadores de software y de hardware tomarán ventaja de un vivero de empresas, que, combinado con el parque industrial adyacente, les permitirá ver sus nuevas promesas tomando forma sin la necesidad de hacer el largo viaje hacia una fábrica asiática y volver.
De esto se trata el sueño un tanto atrevido que ya se construye aquí, en esta nación de 15 millones de habitantes, que se desarrolla rápidamente. Desde que asumió el poder en el 2007, el gobierno socialista de Ecuador, dirigido por el economista Rafael Correa —estudió en Estados Unidos y en Europa—, ha estado invirtiendo compulsivamente: modernización de las carreteras, inversión en las escuelas, pero también aumento del acceso a internet, entre otros proyectos. Y todo esto a una velocidad cegadora.
Pero tal vez la iniciativa más ambiciosa sea la recién nacida Yachay, en el norte de la sierra ecuatoriana. La“Ciudad del Conocimiento” que se planea construir resume las esperanzas de la administración de Correa de competir y colaborar algún día con Silicon Valley, Corea del Sur, Japón, y todos los demás grandes centros de innovación alrededor del mundo.
Yo nunca había escuchado de Yachay hasta que vine a Ecuador el año pasado. Buscando en Google encontré este Yachay mientras estaba sentado en un departamento en la tercera ciudad más poblada del Ecuador y buscaba los precios alucinantes de los aparatos electrónicos de consumo en Ecuador y el resto de Latinoamérica (¿Quiere el último iPod Nano? Le costará $350 – poco más que el salario promedio que ganan aquí). Había pequeños informes sobre el proyecto en inglés, y los videos de presentación y la propaganda oficial de la página web del Gobierno parecían, a primera vista, unos castillos en el aire comparables con lo que planean, del día a la mañana, esos proyectos omnipresentes: explotar minería en los asteroides.
Entonces reservé un vuelo a Quito para enterarme de esto directamente con el hombre de la situación, René Ramírez, Secretario Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación.
En Ramírez, al menos desde mi punto de vista de extranjero, se personifican numerosas características de ese nuevo y moderno Ecuador. El Ecuador de hoy ha estado emergiendo rápidamente a raíz de que el Gobierno de Correa inició una campaña implacable para modernizar y estabilizar el país, que durante años fue considerado a nivel internacional como poco menos que un caso perdido en el plano económico.
Ramírez luce una cola de caballo y unos lentes brillantes rojos al más puro estilo de Bono, de U2. Entiende y habla inglés, pero contesta mis preguntas en su español nativo para poder usar un lenguaje más preciso. Mientras un intérprete me repite sus respuestas detallistas, Ramírez hunde su mirada en su iPad, probablemente para ver su cuenta Twitter, que cuenta con cerca de 20 000 seguidores. No es muy difícil imaginarse a este individuo dirigiendo una charla TED. El único problema sería que 18 minutos serían insuficientes para él para contar todo lo que quiere decir sobre Yachay.
“¿De qué se tratará?” lanza Ramírez, rodeado de su equipo en una sala de conferencia de la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación, en la capital ecuatoriana. “Es una ciudad completa y extensa, la primera ciudad del conocimiento que se concibe no sólo aquí, en Ecuador, sino en toda Latinoamérica…”
“Esta ciudad girará [en torno a] la universidad, pero también será una zona de desarrollo económico especial. Dentro de la ciudad estará la universidad experimental… y también estarán otras instituciones públicas de investigación —y todos los centros de investigación y de desarrollo, sean nacionales o internacionales—, así como parques tecnológicos del conocimiento. También habrá viveros de empresas y pre-viveros gracias a las innovaciones que producirán estos centros de investigación”.
Y, por supuesto, Ramírez añade que la ciudad estará dotada de todo lo propio de una ciudad: escuelas primarias, alojamientos al estilo Nuevo Urbanismo, restaurantes, y discotecas. El Yachay que se imagina no sólo es el destino de los grandes pensadores, creadores, conseguidores y agitadores, sino también de los turistas.Imagínese un encuentro entre la ciudad de Palo Alto, California (en Silicon Valley), y Dubái: sería la evidente etapa adicional al típico recorrido turístico de Ecuador, a más de las islas Galápagos, la selva amazónica y la sierra andina. Vea el video promocional oficial sobre Yachay del Gobierno ecuatoriano (la descripción real del proyecto empieza en el minuto 2:55):
El pedazo de tierra adquirido por Ecuador para el proyecto mide poco más de 4.200 hectáreas, el equivalente de la superficie de Atlantic City —más apropiado sería comparar con la ciudad de Palo Alto: sería la misma superficie si se eliminaran la totalidad de los espacios abiertos—. Por supuesto, si Yachay se convierte en un éxito, hay espacio de sobra en la región andina de los alrededores para que pueda crecer más.
Yachay no nace de la nada tampoco. En su lugar, se elevan varias docenas de edificios, casi todos abandonados —algunos, viejos de hasta 200 años, son considerados por el Gobierno como “patrimoniales“— y en distintas etapas de deterioro que ahora están siendo preservados, rehabilitados e integrados a la sección universitaria del desarrollo.
“No hay un lugar en Sudamérica que atraiga realmente a una gran cantidad de estudiantes y científicos… Hay buenas escuelas, pero ninguna que esté realmente en la cima” me indicó por teléfono José Andrade, profesor asociado de la división de ingeniería y ciencias aplicadas del California Institute of Technology. Andrade es originario de Ecuador y jugó un papel clave en el creciente compromiso de Caltech con el desarrollo de Yachay.
Andrade me dijo que Caltech está aportando su ayuda en el diseño de un plan de implementación para la Universidad de Yachay y en la estrategia general que ayudará a que las innovaciones desarrolladas en el seno de la “Ciudad del Conocimiento” puedan crecer, desde el concepto de investigación hasta los productos acabados, los cuales podrían fabricarse en el vecino parque industrial.
Si todo funciona como está previsto, numerosos productos, desde celdas solares hasta software e incluso productos farmacéuticos podrían llevar la mención “Hecho en Ecuador”.
Podría tomar décadas antes de que el Yachay completo, como se lo proyecta —una urbe vibrante y moderna organizada en torno a una universidad de investigación de primer orden, poblada de viveros de empresas, centros de investigación y desarrollo, y fábricas que puedan competir con las de China o de Brasil— pueda realizarse. Pero el Gobierno ecuatoriano no está perdiendo tiempo.
El Gobierno de Correa aspira a imitar los milagros económicos de países asiáticos como Japón o Corea del Sur, que aprovecharon la oportunidad de exportar productos de alta tecnología y otros bienes manufacturados al mundo entero para transformar a alta velocidad sus tierras, antes devastadas por las guerras y la pobreza, en potencias mundiales. De hecho, el Gobierno ecuatoriano ha suscrito un convenio con la Zona Económica Libre de Incheon para aplicar a Yachay el modelo de esta ciudad prometedora Surcoreana.
“Por primera vez, existe un grupo de personas que piensan sobre tecnología y conocimiento y sobre tener una universidad de excelencia… es inaudito en este país” añadió Andrade. “Personalmente, estoy enamorado de este proyecto. Es una de las cosas más grandes que jamás he visto en este país.”
Hoy por hoy, ya se sabe dónde se va a construir la Ciudad del Conocimiento; los principales socios ya están listos; y ya se ha empezado a cavar la tierra donde se levantará la nueva Universidad, que será el centro neurálgico de Yachay, especialmente en las primeras etapas de su desarrollo. El Gerente del Proyecto de Yachay me ha contado con absoluta naturalidad que espera que las primeras clases arranquen a finales de este año.
Por supuesto, dictar unas pocas clases en una Universidad en plena construcción es una cosa. Convencer al mundo entero que este diminuto país —más conocido en el mundo de la tecnología por dar refugio al editor de Wikileaks, Julian Assange, en su embajada de Londres— es el próximo gran centro de innovación, ya es otra cosa, y muy distinta.