Me incorporo a Sitka Capital
Hace ya unas semanas que entre a formar parte de la sociedad inversora Sitka Capital Partners. Lo hago de la mano de uno de sus fundadores y responsable, Carlos Guerrero. Lo he hecho porque creo en la inversión corporativa y por que la practico. Creo que esa implicación debe enfocarse en la nueva economía si quiero ser justo con lo que defiendo todos los días. Por eso me he incorporado como Advisory Board & Partner de este fondo de inversión que promete mucho por el equipo que lo forma y por la filosofía democrática que lo define.
Participo en la fundación de empresas con idodi, ayudo a acelerarlas en Conector, busco como financiarlas con Sitka y, por supuesto, sigo dirigiendo la expansión internacional de Openshopen.
Invertir en empresa como motor de cambio económico, como elemento estructural para la metamorfosis de un modelo de crecimiento que se paró hace unos años y que da síntomas de querer arrancar. Ahora toca inversión corporativa, invertir en empresa. Si queremos una sociedad vinculada al valor añadido, una economía innovadora y del conocimiento, también le toca a la sociedad empujar. Este es un modo de hacerlo.
Apostar por empresas de base tecnológica, para que desde abajo puedan crecer rápidamente y ofrecer empleo a centenares de personas con capacidades digitales, puede ser la puerta de salida a tanto sofá social. Algunas de ellas llegaron a modificar nuestras vidas para siempre. Atentos a las startups porque de ellas es el futuro y la definición del mundo inmediato. Participar del nutritivo camino de fundarlas, asesorarlas o financiarlas es todo un reto y algo que recomiendo. Tengo claro que es el momento de apostar por la tecnología y por las empresas que la fabrican. Lo digital y el cambio van de la mano.
Una economía del conocimiento parte del número de startups que nacen en su ecosistema. Israel, Irlanda, Estados Unidos, Suecia y tantos otros que están apostando de verdad por este tipo de modelo empresarial no esperan que el apoyo venga de la Administración (que también), sino que son su sociedad civil, su entorno privado y la cohesión entre inversores y emprendedores los que permiten que todos, de una vez, se la jueguen en común.
El que quiere estimular cambios debe implicarse y no solo pedir que otros lo hagan. El mundo seguirá creciendo, no se parará, pero la época que nos ha tocado vivir ya ha elegido con qué motores piensa hacerlo. En Sitka he encontrado personas inquietas con ganas de participar en proyectos tecnológicos, diversificar y canalizar parte de su capital a este tipo de empresas. Si te interesa participar puedes encontrar más información en este post donde se detallan rondas realizadas, previstas y modelos de entrada.
Robotizar el periodismo
En un informe reciente publicado por la compañía CareerCast sitúa al periodismo como el segundo peor empleo al que se puede aspirar. Como curiosidad, a un periodista sólo lo envidiaría un leñador. Además, según ese estudio, las perspectivas de empleo para los periodistas se reducirán un 13% en apenas ocho años. Pero una cosa es la expectativa profesional y otra que la profesión esté mutando. No voy a entrar en el análisis de la utilidad o la derivada que los expertos e implicados ya protagonizan casi a diario con el manoseado debate de que ‘el periodismo debe reinvetarse, adaptarse al momento o encontrar su modelo de negocio’. Mientras se sigue despistando con ese discurso facilón y poco exhaustivo la historia acelera en paralelo y se lo lleva todo por delante.
Es habitual que directores de medios teoricen sobre cual debe ser el santo grial del asunto y que la ‘salvación del periodismo’ sea localizar un proceso rentable entre noticia y lector. Lo dicen aquellos que ponen como ejemplo de ‘buena práctica’ cobrar una cuota por noticia o una tarifa por sección. Obviamente no están ni en la misma dimensión del problema. Preocupante, pero no sorprendente.
Sin querer darle más importancia, que la que hoy por hoy debe aceptarse, quisiera dejar para la reflexión colectiva (del colectivo afectado sobretodo), la que se les viene encima, como a tantos y tantos sectores y profesiones, con eso de la automatización de las cosas que no se podían automatizar.
Hoy quiero debatir sobre el periodismo robótico llamado actualmente ‘quakebot’ en honor al desarrollo matemático que inició un modelo similar a una redacción de un suceso en 2010. En concreto hablamos del papel que jugó este algoritmo en la rápida publicación de una noticia sobre un terremoto menor en California y que puso en punto de análisis el papel de los robots en el periodismo del futuro.
Resulta que Ken Schwencke, periodista y programador de Los Angeles Times, fue el primero en dar la noticia de que la ciudad de Los Ángeles había sido sacudida por un importante terremoto. Se despertó por las sacudidas a las seis de la mañana del lunes 17 de marzo, puso en marcha su computadora y se encontró con una historia breve sobre lo ocurrido hacía apenas unos segundos, cortesía de un robot, un algoritmo desarrollado por él y que bautizó con el nombre de “Quakebot”. El curioso efecto de Quakebot en la inmediata confección del documento sobre la historia del terremoto llevó a los observadores de la industria a discutir el papel de los robots en el periodismo del futuro.
Uno de los principales exponentes del periodismo robótico es Noam Lemelshtrich, rector de la Escuela de Comunicaciones del Centro Interdisciplinar de Herzliya, en Israel. Latar escribió, entre otros, diversos estudios sobre el tema: “El futuro del periodismo: inteligencia artificial e identidades digitales” [The Future of Journalism: Artificial Intelligence and Digital Identities] e “Identidades digitales y contenido periodístico: cómo la inteligencia artificial y el periodismo pueden trabajar juntos y por qué eso interesa a la sociedad” [Digital Identities and Journalism Content: How Artificial Intelligence and Journalism May Co-develop and Why Society Should Care].
Desde hace décadas, las computadoras han estado ayudando a los periodistas a redactar y a descubrir hechos. La prospección de datos y la analítica ayudan a los periodistas a hacer periodismo de investigación. Ahora, el periodismo robótico son programas de inteligencia artificial que recopilan los hechos y los redactan en una fracción de segundo. Sería la high frequency knowledge en su máxima expresión.
Hoy ya tenemos historias publicadas en Los Angeles Times, en Forbes y en otras revistas que no han contado con ninguna intervención humana. El programa de Inteligencia Artificial escribe la historia y el nombre acreditado del periodista, en realidad, es el nombre de un robot. Hay una empresa llamada Narrative Science, en Illinois. Las rondas de inversión de esta empresa son desorbitadas y provienen de actores que sorprenderían a muchos pero que demuestran que el camino ya se ha empezado a labrar.
Cuando estuve en el MIT participando en un programa de investigación sobre tecnologías de la comunicación hace unos años pude ver alguna de estas criaturas sintéticas dar sus primeros pasos. Sin embargo esto irá rápido pues el periodista-robot tiene algunas ventajas innegables. Nunca olvida los hechos, investiga rápidamente y jamás pide un día libre. Consigue escribir una historia en pocos segundos y si el programa ha sido escrito correctamente, el robot no será ni siquiera partidario de nada o de nadie, será totalmente objetivo.
Esto es muy importante, si el periodista-robot está programado correctamente, podrá ser totalmente imparcial.
Creo que cuando se habla de hacia donde va el periodismo y su modelo de negocio deberían decir que va al ‘periodismo sintético o robótico’. El dinero de la publicidad está migrando actualmente de la prensa escrita a Internet. ‘Los optimistas consideran la llegada del periodismo robótico como la inauguración de una nueva era realmente positiva, en que los periodistas no desaparecerán, pero se verán forzados a pensar de nuevo en cómo hacer análisis innovadores y más profundos. Por lo tanto, todo depende de cómo vea el vaso, medio lleno o medio vacío’.
Ken Schwencke dice que el periodismo va a mejorar. ‘La amenaza del periodismo robótico siempre existirá. Cualquier periódico —electrónico o impreso— que compre en los próximos años, tendrá buena parte de sus reportajes escritos por periodistas robots. Pero las personas continuarán buscando a los periodistas humanos, porque ellos siempre tendrán un valor de más, una innovación a añadir y una nueva perspectiva. Por lo tanto, lo considero una fuerza positiva para el perfeccionamiento del periodismo del futuro.’
Otro aspecto de esa cuestión es que hoy tenemos una publicidad dirigida. El periodista-robot será capaz no sólo de redactar un tema, sino también de enviarlo inmediatamente a quién se sepa que le interesa ese tipo de información. Por lo tanto, tendremos una automatización completa de la búsqueda de noticias, análisis de reportajes, redacción y dirección de la información.
Por cierto, si eres abogado también tienes algo que leer acerca de los abogados robóticos pues como indica CNN ‘la abogacía está siendo reconfigurada por las nuevas tecnologías de automatización que permiten a los bufetes jurídicos realizar trabajo legal en una fracción del tiempo y con menos recursos humanos. Pensemos en Watson el sistema informático de inteligencia artificial desarrollado por IBM como un abogado’.
Airbnb y los hoteles del futuro
La semana pasada estuve en las oficinas de la central europea de Airbnb en Dublín aprovechando la invitación de sus responsables locales. Ya conocía a la empresa que cubre cerca de medio millón de propiedades en 192 países y casi 34.000 ciudades del mundo. Relativamente joven, fue fundada en San Francisco en 2008, ya vale más de 10.000 millones de dólares. No es sólo una de las nuevas socias del selecto club de las megastartups, también es un referente más de lo que aquí definimos a veces sobre el futuro de la economía y sus procesos en plena metamorfosis.
Darle la espalda al tsunami no garantiza que no se te lleve por delante, lo único que pasará, si te giras, es que no sabrás cuándo sucederá.
Ya pasó con la música, pasara con los libros, paso con los viajes y pasará con miles de millones de empleos, todo cambiará y lo hará rápido. Los intermediarios, la cadena de valor entre cliente-usuario y producto cada vez es menos curva, menos compleja y utiliza la tecnología para simplificarlo todo, hasta el punto que los intocables pueden estar también en fase de extinción.
Las agencias de viajes vieron su negocio quebrado cuando desde un ordenador cualquiera podía organizarse un viaje, comprar un billete de avión o relacionarse con el hotel o guía en la otra parte del mundo. Luego esas plataformas vieron como en algunos casos los usuarios-clientes ya no estaban solo dispuestos a reducir costes con webs donde paquetizar todo eso. Poco a poco el usuario deja de ser cliente y pasa a ser otra cosa difusa que la Nueva Economía esta descifrando todavía. Es en ese momento exacto que toman fuerza y valor proyectos que se llevan por delante el asunto.
Airbnb no deja de ser un exponente más, como tantos, de que los intermediarios, en todo, desaparecerán y lo harán rapidito. Ser el de en medio no tiene futuro. O eres cliente o eres productor. Lo unico que se necesita ahora es un canal que los vincule y este ya no precisa de una cadena de sucesos, de procesos encadenados que encarecen. Ahora solo es preciso tecnologia. En 2012, estos de Airbnb cuya sede europea abarrota una nave industrial al norte de la ciudad, gestionaron 10 millones de noches en reservas de habitaciones, apartamentos y casas particulares.
Es cierto que la economía digital y sus procesos requieren muchas mejoras y adaptaciones cuando la traspasas a lo analogico. El ejemplo de Airbnb es evidente y fueron muchos los problemas que vivieron en el pasado. Problemas que surgieron de demandas por destrucción de algún apartamento, situaciones irregulares en el uso de los mismos, redadas por prostitución, huéspedes insatisfechos y que provocaron que la empresa lanzara una ‘garantía para anfitriones’ consistente en una protección de daños hasta el millon de dolares con Lloyd’s of London.
Con el tiempo, algunos de los impedimentos a ejecutar una transacción ‘hotelera’ en algunos países y ciudades desaparecerán. La evolución natural de la economía nos lo garantiza. Mas facil, mas barato, mas rapido y con menos complicaciones. Aunque en enero de 2013, un usuario de Airbnb fue condenado a pagar una multa de 2.400 dólares a la ciudad de Nueva York por el alquiler de su habitación en Airbnb con el tiempo esto será una anécdota.
Los hoteles se la tienen jurada. Como se la tuvieron jurada antes a otros actores del tema. Por ejemplo, los hoteles y las grandes cadenas se enfrentan de cara a los cupones descuento o al método grupal. Es un error ponerse de culo al progreso. Darle la espalda al tsunami no garantiza que no se te lleve por delante, lo único que pasará si te giras es que no sabrás cuando sucederá.
En estos momentos, Airbnb vale 10.000 millones, Hyatt Hotels 8.000, Wyndham 9.400. Me imagino a una gran cadena hotelera ‘mutando’ su negocio, comprando a los de ‘las habitaciones’ y estimulando un modelo de negocio aparentemente antonimo a ellos pero que no deja de ser un modelo de hostelería del futuro. Al tiempo.
Vivo para trabajar, mi trabajo es vivir
En plena puerta de acceso a uno de esos vuelos de conexión a ningún lugar, me encontré hace unos días a mi amigo Erwin Rauhe, Presidente de la Cámara de Comercio Italo-Alemana y uno de los máximos responsables de BASF para Europa. Apenas unas frases y unos comentarios casi sin espacio para profundizar, pero siempre nutritivos para reflexionar durante el viaje.
Decía Erwin que ‘las cosas van bien o mal no tanto en base a lo que la gente considera por cuanto sabe o siente sino por lo que escucha en las noticias o le trasladan los flujos informativos’. Ahora por ejemplo estamos viviendo el nacimiento de una teoría sobre ‘la recuperación’ que no deja de sorprenderme.
La más que probable aportación de cifras y datos en positivo no responde tanto a que las cosas estén mucho mejor sino a que estas se comparan con el miserable dato anterior. Hay políticos que si dijeran la verdad se sonrojarían pues sería su estado excepcional. Cuando dicen que ya se notan signos de mejoría deberíamos examinar de que mejora hablamos. ¿Estamos subiendo la escalera de nuevo o simplemente nos hemos levantado tras caer por ella? tiene mérito hacerlo, no lo dudo pero ¿y si ese aparente paso hacía arriba no es más que el hecho de apoyar el pie en el primer escalón aturdidos y sin pretender subir ninguno de ellos todavía?
En mi corta conversación con alguien como Rahue, conocedor del modelo empresarial europeo en su complejidad, desde la diversidad del sur hasta la exactitud alemana, me quedé con el mensaje sobre el trabajo como factor transformador en una etapa histórica sin precedentes en lo moral, social y tecnológico.
Cuando hablamos de que sobrará la mitad de la población ocupada del planeta en unos años, hablamos de que el ‘trabajo’ como puesto a ocupar va a cambiar radicalmente y lo que ahora denominamos empleo se definirá por otros factores. Sin embargo, a mi modo de ver, el progreso, el estímulo, el deseo por aprender y por ser mejor, pasa por volver a poner el trabajo en el centro de los valores.
Eso es algo que vale para el pasado, el futuro, para cuando el empleo se media en porcentaje y para cuando se mirará como algo menos claro. Habrá que renunciar a patrones que hacen ver el ‘trabajo’ como el sustitutivo del ocio, del tiempo libre, de aquello que no nos aprisiona. El futuro tecnológico y automatizado nos premitirá ver ese ‘trabajo’ como un factor de crecimiento que irá más allá de lo que ahora, como sociedad, estamos dispuestos a aceptar.
No obstante, a los que me acusan de ‘adicto al trabajo’ yo les suelo responder que lo que soy es un ‘explorador que hace cosas’. Me gusta pensar, soñar, estructurar, imaginar como, aprender y, sobretodo, hacer. Me encanta hacer. Comparar lo que era algo antes de estar hecho con lo que supone que ya es. ¡Hacer! Disfrutar haciendo. Estoy seguro que deriva de la hiperactividad pero es lo que hay.
Hacer, soñar, correr, parar para hacer, vivir haciendo, crear, explicar, volar y soñar para saber que hacer. Resulta que todo eso, casi todo, está dentro de lo que la gente llama ‘trabajar’.
Hay quien considera que el concepto trabajo, como valor, esta en crisis porque no hacemos otra cosa que trabajar. Existe la concepción de que eso del trabajo es un atraso de la humanidad y por eso buscamos métodos para minimizar su carga. Está bien, y ese cambio tecnológico ayudará a compaginar. El hombre ha progresado por ese esfuerzo en el trabajo, por esas ganas de construir, de creer. Arte, cultura y trabajo constituyen los elementos de evolución que el hombre ha precisado históricamente.
En un mundo en el que se venden como churros libros que explican como vivir sin trabajar o haciéndolo muy poco, lo ‘cool’ parecería que es echarse a dormir y esperar que un programa televisivo te convierta en estrella porque tu hijo ha elegido mal la novia. Yo hablo de la cultura del esfuerzo pero lejos de la penitencia o de la sumisión. Hablo de algo lejano a la explotación, apelo al valor del trabajo como elemento de progreso, no como distorsión de la libertad individual.
Hay días que me sorprendo mirando a mi alrededor. Aquellos que pensaba que sabían interpretar el momento, la oportunidad y los tiempos que por fortuna les ha tocado vivir, desaprovechan ese camino porque lo observan desde la óptica del ‘trabajo de siempre’ y no desde la que proporciona el conocimiento de la vida en el trabajo.
Decían que “el trabajo os hará libres y dignos”. Las máquinas trabajarán para nosotros, algún día todo será así, pero aun así, será siempre bueno transitar por ese nutritivo y bello estadio que supone ‘crecer’.
Si no tienes trabajo, invéntatelo, si no lo encuentras cerca, aléjate más, si no sabes de eso, aprende, si no tienes tiempo, duerme menos, y si no tienes dinero, pídelo. No hay más remedio, pero en todos los casos solo te queda aceptar el concepto trabajo como valor en todos sus aspectos. Yo no trabajo para vivir, vivo para trabajar porque mi trabajo es vivir, aprender, conocer y divertirme.
Las 'otras' claves de la compra de Whatsapp
De la operación entre Facebook y Whatsapp parece que sólo importan los costes y se dejan de lado aspectos socioeconómicos y de identificación del futuro inmediato. Cierto que son 19.000 millones de dólares lo que le ha costado a Facebook hacerse con Whatsapp. Durante el Barcelona World Congress es bien seguro que Mark Zuckerberg cierre el acuerdo con Jan Koum lo que, por cierto, convertirá a la capital catalana no sólo en el ‘centro del universo conocido’, de la telefonía móvil y de los datos sino también de los negocios digitales y en red. (Que cada uno se lo tome con el tono que considere, todos valdrían).
Pero, ¿qué significa este acuerdo? Es importante destacar que el máximo responsable de Whatsapp, Koum, ha dicho ya que esta operación no hubiera sido posible si su compañía hubiera tenido que renunciar a sus principios básicos de libertad, visión y modelo de negocio. Eso puede marcar determinantemente lo trascendental de la cuestión.
Para entender realmente de lo que hablamos debemos abandonar los patrones de análisis económico tradicional como ‘beneficios’, ‘ebitda’ o facturación respecto a usos. En este caso y sin que sirva de precedente en este blog, lo que vamos a analizar es la grandiosidad de las cifras de uso.
Que los servicios de mensajería instantánea a través del móvil están de moda y son objeto de deseo es algo que llevamos comentando meses. El último movimiento en este sentido confirma la teoría.
La retórica habitual de la bolsa y de los noticiarios económicos no sirven hoy. Todo el mundo se olvida hoy de que el gigante de Internet Rakuten, conocido sobre todo por su tienda online de compraventa de todo tipo de productos, se hizo con el servicio de mensajería y de llamadas sobre voz IP Viber. Pagaron 900 millones de dólares a fin de plantar cara a Amazon por ejemplo. La guerra es más que económica, es social y de control de usuarios sino no se entenderían algunas cifras. ¿Influencia, datos y gestión social por encima de beneficio y facturación? Viber tiene una base de 300 millones de usuarios registrados en todo el mundo, mientras que Rakuten está presente en 40 países y espera a convertirse en el principal proveedor de servicios en Internet en el mundo, pero para ello, ahora, necesita el permiso del todopoderoso Amazon. Ya se verá.
Pero volvamos a lo que nos ocupa hoy. Hablamos de una empresa que tiene 1.200 millones de usuarios consumiendo publicidad todos los días de manera casi imperceptible para ellos y de otra que tiene más de 400 millones de clientes pagando una cuota ridícula anual por enviar mensajes. Sumados son una verdadera e inédita mole de datos y posibilidades. Jamás, la humanidad, estuvo en esas cifras bajo un paraguas del mismo tono y textura.
Lo miremos por donde lo miremos esto es lo más grande que hemos vivido a nivel corporativo en el mundo en cuanto a la influencia sobre el número de personas se refiere. Otra cosa serán las cifras económicas tradicionales que utilicen y sus expectativas. Como hemos visto últimamente, esas maneras de medir, ya no sirven siempre, hay otros factores que influyen en el atractivo de una empresa. Por ejemplo que hacen con el dinero y como determinan los ritmos vitales de otras miles de empresas que dependen de estas. ¿Quién duda en estos momentos que Facebook no influye en la toma de decisiones de centenares de multinacionales? ¿Quién puede dudar de que Whatsapp ahora determina muchísimas dinámicas comerciales de medios de comunicación? Pues eso.
Whatsapp se llevó por delante todas las operadoras de SMS del mundo en apenas dos años. Así, sin miramientos. Ahora todas ofrecen ese servicio prácticamente gratis. Era posible.
No me importa tanto el porque ‘ellos’ han llegado a ese acuerdo como lo que ‘nosotros’ vamos a lograr con ello. La Nueva Economía también se los llevará por delante si la decisión ha sido demasiado privada o pretende ser exclusivamente para el beneficio de esas compañías y olvidan que este mundo quita y pone reyes a una velocidad brutal si algo no es para el bien común.
Si lo han hecho por una u otra razón ya se verá pero lo que realmente importa es que Facebook se ha unido al enemigo, lo ha hecho para reforzar algo que buscan hace tiempo y que tiene que ver con la mensajería instantánea. Han descubierto que tener más mil millones de usuarios no garantiza dominar todo lo que se te ponga en la cabeza ‘obligando’ a tus usuarios a usarlo.
Facebook nota que pierde usuarios por las bandas, entre los que buscan comunicar rápido y privadamente y tras el fracaso por adquirir Snapchat se lanzaron a por la que domina el mercado. Esta operación, para mí responde a claros intereses de permanencia y de trascender a título puramente de negocios, pero hay cinco puntos que se derivarán y que de verdad importan a mi juicio:
1. Se están creando el nuevo escenario de relaciones sociales entre diferentes modos de conexión. Nunca antes los dispositivos dejaron de ser tan poco importantes y dejaron paso de un modo tan claro a ‘lo que hacemos’ y no ‘con que lo hacemos’. Esta ‘fusión’ de conceptos marcará el futuro inmediato.
2. Genera un espacio de libertad sin precedentes pues, a diferencia de lo que se escribirá y se nos dirá, Whatsapp supone un grado de gestión de datos inabarcable y de un valor privado mucho más evidente de lo que hacemos en Facebook. A partir de ahora deberán conjugar ese doble nivel de privacidad del que la red social carece y que necesitará mejorar.
3. Sentencia las compañías telefónicas al pasado definitivamente. Ya no hay vuelta atrás. Las compañías de telefonía deberán ir pensando en vender todo tipo de instrumentos de cocina pues en gran medida este es el pistoletazo de salida para que muchas de ellas no encuentren espacio para sus negocios. Tras esta operación vendrán otras como grandes empresas logísticas como Amazon u otras acaparen los modelos de pago, transacción, gestión y otros. PayPal ya advirtió. El fin de una era nos muestra otra más libre, estimulante y brillante. Si yo fuera transportista, cajero de un banco o dentista, empezaría a buscar a que me podría dedicar en el futuro inmediato.
4. Estimula modelos de negocio híbridos en los que unos buscan la publicidad y otros la cuota. Whatsapp no entrará en la publicidad, eso dicen, y Facebook no la abandonará. Nos enseñarán a vivir en ese doble escenario y aprenderemos a combinarlos con eficiencia.
5. Muestra el futuro inmediato. Todo pasa por la digitalización de las emociones, vivencias y relaciones. Esto no es solo una operación empresarial entre corporaciones, esto es el puto futuro viniendo a toda leche.
Mayoritariamente, Internet, no es humano.
Solamente el 39% del tráfico que se registra en Internet proviene de la acción directamente humana. El resto lo hace desde robots o software que acciona todos los elementos que la red dispone. Estuve leyendo el informe que publicó Incapsula tras analizar diferentes aplicaciones disponibles en la nube. Es tremendo pensar que casi un tercio del flujo en el tráfico de la red todavía está enlazado directamente con un motor de búsqueda, lo que llamaríamos ‘robots buenos’. Lo jodido es pensar que el resto de ese tráfico ‘artificial’ tiene un origen malicioso.
El informe al que hago referencia destaca cosas como que en comparación con el informe anterior de 2012, se observa un crecimiento del 21 % en el tráfico total de ‘bots’ (robots software). La mayor parte de ese crecimiento se atribuye al aumento de las visitas de los elementos digitales autorizados como puede ser un motor de búsqueda o la propia ‘araña’ de Google.
En base a estos datos lo que realmente me interesa y digamos da muestras de hacia donde va la verdadera red es que entramos en un modelo evolutivo digital que genera diferentes aspectos determinantes y que como emprendedores y como usuarios debemos tener en cuenta:
- Evolución de la web basada en servicios dando lugar a nuevos servicios en línea que introducen nuevos tipos de automatismos como, por ejemplo, los servicios orientados al SEO de reciente creación que se arrastran de un sitio a un ritmo inédito hasta ahora.
- El aumento de actividad de los robots existentes a que los ciclos de rastreo de los que provienen de los buscadores sean más cortos para poder aumentar la velocidad de manera que al final lo que resulta es un mayor tráfico adicional.
- Aunque queda muchísimo tráfico pernicioso, son muchos menos Spammers ahora que antes. El llamado ‘bot spam’ se redujo algo más siguiendo la tendencia a la baja por suerte. Seguramente algo tendrá que ver Google y su campaña antispam.
- Otro punto de interés es el aumento del 8 % en la actividad de “otros suplantadores” lo que denomina otro grupo también pernicioso en este tipo de tráfico. El denominador común de este grupo es que todos sus miembros están tratando de asumir la identidad de otra persona.
En definitiva, como en tantas cosas, la automatización, la creación de ese mundo digital donde el concepto trabajar, actuar, relacionarse y aprovechar el tiempo será muy distinto y que ahora mismo estamos construyendo, lo importante será entenderlo lo antes posible, adaptarnos con decisión y modular muy bien lo bueno y lo malo de todo a fin de que la tecnología y la automatización de procesos sea para bien.
El futuro ya no está en manos de la raza humana, pero si está en nuestras manos generar las herramientas que permitan construir un mundo mejor para todos, incluidos los robots.
La política y la tecnología
IBM, en una de las campañas publicitarias más curiosas de la historia, logró exponer que su ordenador Deep Blue era capaz de vender al campeón mundial de ajedrez, el gran Garry Kasparov. Parecía que eso de ‘ganar’ a un humano se tuviera que referir a una ‘cualidad’ extra que la máquina hubiera sido capaz de desarrollar, como si de ese modo estuviera ‘pensando’, cuando en realidad lo que hacía era un cálculo de probabilidades y análisis matemáticos en los movimientos de las piezas de manera totalmente aséptica. Calculaba tanto y tan rápido que la mente del gran campeón soviético no era capaz de igualarla.
Hay otro juego, el Jeopardy, que es más complejo porque precisa de que se hagan preguntas sin respuesta directa y repletas de metáforas, lo que hace muy difícil que una máquina venza a un humano. Sin embargo el sistema que inventó otra vez IBM llamado Watson era capaz de vencer a cualquiera, combinando algoritmos genéticos, redes bayesianas y cadenas de Markov. Resultó ser una maravilla. Sin buscar la respuesta correcta avanza hacia la probable y el propio sistema va aprendiendo de cada aparente error y de cada éxito haciéndose mejor con el tiempo.
Hablamos de tecnología que asume que el mundo no es simple. Parece una obviedad pero hasta ahora el software y las máquinas que lo hacen funcionar no se habían percatado de este pequeño detalle. El mundo es tremendamente complejo y las variables que se utilizan no pueden ser sólo basadas en la simpleza de reglas y bases matemáticas, pues precisa de un complicado ecosistema de enfoques capaces de dar perspectivas nuevas a la resolución de problemas.
Eso es exactamente lo que le pasa a empresas, políticos y organizaciones que deben, pero no quieren, aceptar que el enfoque ya es otro, que el escenario no se parece en nada al anterior y que lo que antes era abrir una oficina a las 8 de la mañana para cerrarla a las 6 de la tarde se desvaneció hace ya mucho para dar paso a un mundo en el que no se cierra y cuyos adversarios están computerizados bajo dinámicos modelos de gestión financiera que se adapta en milésimas de segundo a los comportamientos del mercado.
Esto vale para todos. La política entra en conflicto con un mundo que no entiende ni quiere, al parecer entender. El mundo reacciona sin esperarlos, y la sociedad avanza, esta vez si, mucho más rápido que ellos. Fíjense en todo cuanto nos rodea, en como se transforma sin remedio. Aun a temor de parecer insistente, me permito advertir que avanzamos sin descanso hacia la desilusión de los que nos gobiernan. Se acerca el momento de que su control se disipe, se diluya entre las personas, las empresas distribuidas y las acciones líquidas.
Miremos tres ejemplos que marcarán la segunda parte de esta década: por un lado el incipiente reto que supone al sistema monetario establecido la aparición de una moneda alternativa. El bitcoin será o no será, da igual, pero su presencia establece por fin que fuera del hormiguero que es la economía global hay vida.
Por otro lado, las caídas encadenadas de diferentes modelos políticos y la adaptación obligatoria de los que dirigen el mundo a las ‘tendencias’ sociales que se instalan. Hay países que se resisten con leyes antiguas o con reposición de dictámenes que nos devulven a otros siglos, pero cada una de esas decisiones les explotará frente a sus narices con la fuerza de la tecnologíaa social y la capacidad de organizarse, actuar y distribuir su fuerza.
El tercer ejemplo es el que tiene que ver con el modelo de compra, con la relación comercial, con la diferida y extravangante modulación en la que se ha convertido un hecho sencillo y básico como el de comprar. Ahora afecta todo: opinión del comprador, de la competencia, del proveedor, la interacción del vendedor, la cadena de valor sin fricción y la representación de la marca por encima del producto. Todo es disitinto y se transforma rápidamente como cuando las nubes sufren las envestidas violentas del viento.
Pero la política sigue estando por todas las esquinas intentando medrar y detener lo que el hombre hace en la dirección correcta. A la política en términos genéricos y maniqueos le molesta el conocimiento pues la hace vulnerable y aquellos que viven de ella temen por sus sillones de alcántara, sus visas oro y sus liposucciones pagadas por todos.
La industria de la tecnología produce miles de millones en ganancias cada año y, de acuerdo con al menos un informe, está aumentando tres veces más que los del resto de la economía en Estados Unidos por ejemplo. Allí la industria tecnológica se interesa por la política, participa de ella y quiere determinar como se hará en el futuro. Suelen ser consultados, solicitados y se les permite participar. No solo a las grandes empresas, no solo a consultores o profesores universitarios, en California, emprendedores con ganas de cambiar el mundo también lo hacen en el escenario de colaboración de la política. Muy distinto de lo que pasa en Europa por cierto.
Os dejo con un increíble video de como un pájaro es capaz de, a través de la gestión de datos cruzados, análisis de los errores y de la gestión inteligente de los intentos (y supongo que el instinto) hacer algo que algunos humanos serían incapaces de procesar. No miro a nadie.
El 'nuevo punto de vista'
Hace apenas unos tres años, cuando mi hijo tenía cinco y le pedí que ‘cambiara de canal’ en la televisión, su gesto inmediato no fue buscar el ‘mando a distancia’, su acción fue la de dirigirse a la pantalla y mover su dedo sobre ella. Antes de hacerlo recordó que esa no era táctil y rectificó sin apenas dar importancia. A su temprana edad ya mezclaba los dispositivos y, sin querer, predominaban los que utilizaba con mayor asiduidad. En aquellos días, mi iPad era su juguete favorito. Estoy convencido que pronto serán las Google Glass y cuando le pida cualquier información me temo que su gesto será frotarse el cráneo lateral.
Cuando imagino el mundo en el que vivirá mi hijo Max, cuando pienso en el futuro e intento abarcarlo con las ideas y datos que ahora gobiernan mi mente y la limitan, suelo comparar en como era mi universo inmediato hace apenas diez o doce años. Recuerdo un mundo sin redes distribuidas, sin hiperrelaciones que pudieran hacer comprensible que durante un almuerzo pudieras dejar de atender a tu compañero de mesa para responder un email ‘urgente’. Recuerdo cuando era de mala educación ni tan siquiera dejar el teléfono encima de la mesa.
Me viene a la cabeza que caminar por la calle, apenas hace un par de décadas era algo que se hacía sin contacto telefónico, sin gps y sin gadgets asociados. Eran tiempos en que para hacer todo lo que ahora logramos con un solo dispositivo precisábamos media docena. Un smartphone ahora fotografía, filma, ordena tu vida, almacena, gestiona, envia correos, permite escuchar música, la radio, ver la televisión, atender videoconferencias, etc. Eran tiempos en los que, cuando analizábamos los avances, muchos decían aquello de “eso no tendrá éxito, no lo va a querer nadie. Es caro y además, ¿quién va a ir todo el día con un teléfono tan grande?”. Hoy pasa lo mismo con las Google Glass por ejemplo.
No hablamos de un dispositivo, no hablamos de una herramienta, no es sencillamente un Gadget que se extiende desde nuestro teléfono inteligente para apoyarse sobre nuestra nariz. Es un objeto derivado de nuestra conciencia. Un enorme universo de opciones que se basarán, no en lo que es capaz de hacer, sino en lo que seremos capaces de entender sobre ellas. No es tanto que el ‘point of view’ cambie, cambiará por supuesto, es sencillamente que el patrón de relaciones entre las personas se sucederá con menos intermediarios.
Las Google Glass, y también las infinidades de marcas y modalidades que saldrán como salieron tras los primeros iPhones y iPads toda una serie de dispositivos derivados, serán capaces de suministrar información a tiempo real que podemos interpretar de anecdótica, pero también podemos encender el dispositivo que nos permite imaginar el futuro y seguramente veremos millones de personas vinculadas a un ‘device’ imposible de eliminar de lo cotidiano, de lo absolutamente necesario para establecer relaciones humanas y conexiones con las cosas.
No es ciencia ficción, ni tampoco un mero entretenimiento para ‘geeks’, es mucho más. Es la escuela del futuro como indican en la CNN. Es inminente toda esa revolución. En apenas cinco años todo será distinto. Será el modo de compra que viene, la gestión empresarial avanzada, la interpretación de una dimensión que los más pequeños asimilarán de inmediato y a otros nos va a tomar algo más de tiempo. Negándolo, muchísimo más.
Para mí la evolución de la vida se aferra a la tecnología. Defiendo que el uso de la tecnología otorga al ser humano un modelo de empoderamiento que la historia demuestra. Se puede usar bien o mal, pero la información y la transmisión del conocimiento que otorga esa tecnología nos hace más conocedores, más inteligentes y por lo tanto, más libres de decidir.
Os dejo con el video del The Arcanum que se produjo hace dos días y que dio una utilidad muy interesante de las Google Glass.
La 'no burbuja' de los billones
Ayer se supo que Twitter perdió 645 millones de dólares el pasado ejercicio. Sin embargo su valor nominal es brutal y, a pesar de que a estas horas su valor bursátil se ha desplomado, en cuestión de días que se recuperará. Aunque no aparezca en la lista, bien podría ser miembro de una de las listas más selectas del mundo empresarial y tecnológico actual. The Wall Street Journal publicó un gráfico interactivo en el que figuraban más de 30 startups con una valoración superior a los 1.000 millones de dólares. Son valoraciones objetivas en base a las entradas de capital que han vivido recientemente.
Curiosamente, aunque no es una sorpresa, en este club casi no hay empresas europeas, pero si hay chinas. Tengamos en consideración que el futuro que ahora estamos labrando en términos como ‘la Internet de la cosas’, ‘el Big-data’ y la ‘metamorfosis de la sociedad’, se construye desde la empresa, es la apuesta tecnológica que hacen las organizaciones privadas las que marcan los comportamientos, la evolución y los ritmos sociales. Si en Europa cada vez es más difícil reconocer propuestas que puedan ser consideradas determinantes en la escena empresarial y tecnológica del futuro mal vamos. Esta lista, a parte de ofrecer una posible tendencia hacia la sobre valoración de las compañías, también nos dice que Europa envejece. Es obvio y que lo hace de la pegajosa mano de sus dirigentes también.
Me cuesta ver como algo etéreo e inconsistente un volumen tan grande de afectados. Miles de millones de personas activando y desactivando procesos que, independientemente del rango y cálculo en el que se ubiquen sus cuentas de resultados, está claro que rigen y condicionan el presente y asignarán las bases del futuro. Seguramente, en cinco años se hablará de Facebook como se hace ahora de la Yahoo de hace una década, de Twitter de cómo se hablaba de Myspace y así con muchas otras. Esa es la esencia y esa es la maravillosa realidad. Nadie está en manos del monopolio de los usuarios aunque lo parezca, sin embargo el valor de todas ellas está en la inmensa gestión que hacen y podrán seguir haciendo aunque varíen sus modelos de negocio y experiencia de uso, de toda esa montaña de conocimiento adquirido a tiempo real.
Las opciones son dos: que la ‘digitoburbuja’ explote y nos muestre que valorar las empresas y cotizarlas por expectativas de facturación es un error, que otorgar valoraciones mil millonarias cuando apenas tienen ingresos (Tumblr fue comprada por más de mil millones cuando solo facturaba trece) conduce irremediablemente a la quiebra para enriquecer a especuladores atentos.
La otra opción. ¿Y si no explota? ¿qué aprenderíamos entonces? Tal vez, que todo ha cambiado y mucho. Que el balance no se mide como si estas empresas fueran una cadena de venta de electrodomésticos o una petrolera, ni tan siquiera como un medio de comunicación o un gestor de contenidos. Tal vez nos demos cuenta que en plena nueva era, en los albores de un cambio de sistema inédito, estas no dejan de ser otra muestra del nuevo escenario. Un lugar donde lo que se piensa tiene valor y lo que se hace deriva de ello, un espacio comercial donde se maneja información combinada y no sólo emitida, un cuadrante social donde se gestiona el coste de la interpretación colectiva de las ventas que la contabilidad resultante.
Vamos irremediablemente a la programación colectiva, a la utilización compartida de productos que fabrican otros, al desarrollo en beta constante de una plataforma sin límites ni fronteras que no podrá venderse de unos a otros, que no será capaz de saber donde empieza Facebook o donde termina Twitter, vamos a un sistema operativo global que mutará de estas (hoy llamadas) compañías. Pero también vamos a las impresionantes cadenas del longtail, de la economía low cost y a la diversión monetizada.
Ahora bien, algunas de estas empresas están muy valoradas mientras sus modelos de negocio siguen sin estar validados y lo único que aportan es unas cifras de usuarios y escalabilidad brutal, aunque eso no se monetice. Su valor no deja de ser otro que su expectativa y no tanto la cuenta de resultados. Está claro que el mundo ha cambiado mucho pero no creo que podamos mantener por más tiempo ese recorrido por el desierto a menos que esto responda a la creación de una enorme y reluciente burbuja tecnológica. Creo que no, pero también creo que veremos caer alguna y que su derrumbe arrastrará algunas que si estaban en condiciones de soportar ese escenario de futuribles pero que precisaban más tiempo.
La exhuberancia de la época de las puntocom y su posterior quiebra no es comparable. En aquella época se vendían por miles de millones un ‘powerpoint’ sobre un portal donde no había ni un usuario registrado. Eran tiempos en los que un tipo con un ‘vespino’ y un ‘portátil’ preparado con una presentación basada en plantillas ‘cool’ se plantaba ante un consejo de administración de un banco europeo y en apenas diez segundos le compraban la idea, el proyecto y metían a media familia en el paquete. Ahora no es así pero la valoración desmedida de algunas compañías podría ser un hándicap, pues si alguna de éstas al final se la valora en revisión y pierde esa enorme consideración, arrastrará a muchas otras y con ello estaremos en un escenario que tampoco responderá a la realidad pero que se basará en el pánico, sobre todo de los mismos que ahora están engordando los valores de estas mismas empresas.
Mi impresión coincide con la del Harvard Business Review que ofrece una sencilla explicación a esta lista de empresas con valoraciones mil millonarias: “un dólar en el año 2000 no equivale a un dólar en 2014, sino a 1,35 dólares. Eso para empezar. Si en lugar de realizarse la comparación en términos nominales se lleva a cabo en términos reales, se descubre de que de las 25 empresas estadounidenses en la lista, solo 15 superarían una valoración de 1.000 millones de dólares en términos reales”
Creo que si entramos en argumentos más técnicos, como se reflejaba recientemente en una publicación como Sintentia, “veríamos que la razón contraria a la existencia de una burbuja sería una comparativa entre los ratios Valor y Ventas en 1999 y en el momento actual. Veríamos pues que mientras que en 1999 este ratio indicaba que se estaban valorando a las empresas por importes de 26,5 veces las ventas, las valoraciones actuales son de solo 5,6 veces las ventas”, lo que parece situarnos lejos de una hipotética burbuja, al menos en lo que a la relación entre valor y ventas se refiere. ¿Tú que piensas?
Facebook maneja datos de más de mil millones de personas, sus gustos, condiciones, relaciones y ocupaciones. Twitter es capaz de ofrecer información a tiempo real y, en breve, a conceder predicciones inverosímiles que los modelos ‘big data’ están atrapando. Gestores digitalizados de posicionamiento aplicados a compañías aéreas se basan en gestores de color o impresiones como las que entregan Pinterest o Tumblr establecen valores de empresa que hasta ahora no se contemplaban. Trescientos millones de usuarios en aplicaciones móviles como Whatsapp conceden expectativas muy distintas a todo ese universo de esa llamada ‘burbuja’.
Como se podía leer recientemente en el Wall Street Jounal, una de estas empresas que aun no están en esa lista pero que probablemente lo estarán, Foursquare, ha logrado materializar un contrato con Microsoft por algo que si será determinante: los datos. Mientras que la publicidad en esa plataforma no arranca, lo datos que maneja de los millones de usuarios si son oro de muchos kilates. Ahora mismo la entrada de estos 15 millones por un convenio de colaboración vinculante ponen a los de la red de geolocalización en los 650 millones de dólares de valoración nominal. Yo sigo pensando que lo que se está organizando y posicionando es el futuro esencialmente y el modo en el que lo vamos a vivir, comprar y vincular a las empresas que diseñarán como nos acercamos a nuestros intereses más inmediatos.
Está en tus manos
A partir de mañana en este blog trataré ejemplos de negocios en los que he tenido que ver. Sus aciertos y sus fallos. Detallaré temas de gestión de personal, management directivo y aspectos de desarrollo comercial o tecnológico. Una especie de terapia que será muy útil para todos creo. Pero hay dualidades que querré reflejar. Hay binomios que parecen resultado de la generalización, pero la estadística también lo es y nos la tomamos muy en serio. Seguramente el término medio sea el idóneo para todas las comparaciones, sin embargo, ¿innovación y emprender no deberían de ir juntos? ¿Son los emprendedores los gestores del cambio a partir de un valor por la innovación que se les presupone?
Innovar hoy en día es algo muy complicado, ya nada está limitado como en el pasado. Antes alguien que se ponía en marcha, primero estudiaba, luego trabajaba y al jubilarse se dedicaba al ocio. Ahora eso ha cambiado, primero se jubila, luego aprende y finalmente trabaja. O incluso de otro modo, primero trabaja, luego aprende y al final se jubila, para volver a trabajar más tarde o estudiar, vete tú a saber. El cambio de orden si afecta el producto. Es muy distinto. Por eso ahora decir que una cosa va ligada a la otra no es tan evidente, pero si sabemos que muchos de esos procesos están generando un verdadero valor innovador.
Hay ejemplos que demuestran lo que digo, pero, me quedo con uno denominado modelo de “ecoinnovación”. Concretamente uno que Gunter Pauli cita como experiencia de calado social en la isla canaria de El Hierro. Pauli “fue capaz de movilizar más de cien millones de euros en un año con recursos naturales como el viento, la marea o la agricultura“. Ahora mismo, cuenta que a partir de ese proyecto, surgieron 19 proyectos capaces de generar trescientos empleos. Pero como siempre pasa en un país donde emprender es pecado, se mantiene el escaso interés por este nuevo modelo.
Gunter Pauli es alguien admirable. Recomiendo descubrirlo a través de sus libros, de sus videos o de sus aventuras explicadas por otros. Sus libros se escriben en España muchas veces y lo curioso es que, en lugar de editarse aquí, se traducen en China y Corea prioritariamente. De hecho si quieres uno de sus últimos textos debes pedirlo en húngaro como más cercano. Este hombre dice cosas como esta: “cuando se toma café sólo se aprovecha el 0,2% de un grano de café, nadie presta atención al otro 99,8%”. Con él, en Colombia se producen hongos tropicales a menor precio y con más calidad que los chinos y nadie lo destaca, siendo uno de los elementos farmacológicos más potentes y efectivos contra múltiples acepciones y enfermedades cutáneas”.
Sigo pensando que el grado de responsabilidad de los emprendedores digitales y tecnológicos es muy alto. Somos de algún modo quienes, obligados o no, debemos impulsar cambios severos en la manera de gestionar empresas, en los valores de éstas y del modo en el que se relacionan con otras de su misma ‘especie’.
En esta nueva era, en este nuevo ecosistema plagado de ideas, en ese nuevo mar en el que deberemos navegar, los que antes entiendan que deben impulsarse con vientos desconocidos, los que sepan que es tiempo de veleros y no de lanchas motoras, esos sobrevivirán, crecerán y serán mucho más felices. Los que escuchen a sus mandatarios, a esos dirigentes aparentemente perdidos, a esos que cambian sus previsiones una y otra vez, los que esperen de ellos que les ayuden a sobrevolar este momento crucial de la historia sufrirán mucho más.
No es momento de subsidios sino de purgas, no es momento de alargar agonías sino de amputar aquello que está podrido. El sistema es demasiado duro y robusto como para permitir un parto sin dolor, pero el sistema no es inmune. El momento está cerca y me ilusiona enormemente que así sea. Deseo un mundo mejor para mi hijo, mejor que este. Me gusta pensar, y me estimula hacerlo, que yo puedo ser parte de esa metamorfosis a pesar de políticos y derivados, que en mi mano está la opción de innovar, emprender, innovar emprendiendo y emprender para innovar. En mi mano está todo cuanto yo quiera.
La innovación no nos dará el paso a este nuevo escenario por si misma pero sin ella será imposible salir de modo efectivo y completo. Por eso es imprescindible que los motores económicos preexistentes asuman su condición e innoven en lo fundamental. Si no se les anima, en momentos de escasez, pocos lo harán y estaremos perdiendo la gran oportunidad de modernizar y posicionar este país en la vanguardia económica que nos venden.
Compañías rumbo al futuro
Las empresas que marcan el ritmo económico o por lo menos lo animan son las tecnológicas. En el ámbito corporativo algunas ya están de compras, otras plantean fusiones estratégicas y unas más se preparan para su salto al parqué.
Yahoo adquirió el lanzador de aplicaciones. La operación puede haber costado unos 80 millones de dólares. Es una compra más que se acumula a las de Tumblr, Summly y otras. Facebook está obsesionado por no perder el tren del teléfono móvil. Sus compras se han materializado con Little Eye Labs y Branch. Las compras pueden haber sumado 15 millones. Google sin embargo ha ido mucho más lejos y su factura le ha subido 3.200 millones de dólares. Concretamente es lo que le ha costado comprar Nest. Parece ser que la conquista de 2014 tiene un terreno de juego claro: dispositivos móviles, geolocalización inversa y patrones de comportamiento.
Por otro lado tenemos las valoraciones que los mercados hacen a empresas cuyos modelos de validación siguen pendientes del encaje con la economía tradicional (antigua). Por ejemplo pasa con Dropbox que podría haber cerrado una ronda de financiación gigantesca. Casi 250 millones de dólares que valoraba a este almacén tecnológico en la nube por encima de los 10.000 millones de dólares. Cabe destacar que con la rondas previas que ya ha tenido el total suma más de 507 millones de dólares para un negocio con mucho consumo y gasto, un modelo de negocio calibrado pero con dudas sobre su viabilidad a medio plazo.
¿Dropbox tiene potencial como para valer 50 veces los ingresos que espera lograr a lo largo del año 2013? Tal vez la pregunta no está bien formulada. Volvamos a intentarlo para ir descifrando que pasa en el mundo de la Nueva Economía. Sería ¿tiene Dropbox una posición dominante para influir a medio plazo en los modelos de almacenaje, logística digital y modelos de transferencia de datos? El resultado económico es imprescindible para medir eso, pero hoy en día no es exclusivo y debemos interpretar la capilaridad de la economía relacional, de datos y distribuida. Además, el cloud computing, junto al big data, el comercio electrónico inteligente y la Internet de las cosas son los escenarios donde el futuro se va a ir definiendo.
Sin embargo todo gira en torno al mismo elemento. ¿Vale tanto lo que compran las grandes? ¿Es lo mismo facturación que expectativas? ¿Cómo generarán negocio suficiente que justifique su valoración y la apuesta que hicieron los inversores? En principio ese no es el objetivo inmediato. Seguimos bajo el modelo de la influencia, de la creación de empresas diferentes donde el ‘fremium’ (que no gratis) y los entornos de consumo en diferido estarían permitiendo que el talento no estuviera sujeto sólo a una tabla contable.
Puede que el mundo tarda mucho en aceptarlo pero son tantos y tan extraordinarios los cambios que vivimos que algunos parecen un tremendo absurdo. Que Pinterest esté valorada en más de 3.800 millones de dólares y no haya emitido ni una sola factura es parte de ese escenario difícil de explicar en una cena familiar. La teoría del ‘crea masa crítica que luego ya veremos como le sacamos rentabilidad’ es un poco bruta pero es una de las dinámicas que viven esas empresas. Sin llegar a ese ‘claim’ si es cierto que la economía digital y los modelos vinculados a la Nueva Economía exigen interpretaciones muy distintas a las tradicionales (antiguas).
En contraste, las grandes tecnológicas, esas que van de compras presentan sus cuentas. Apple mostrará cierta dificultad para crecer más, Yahoo describirá su sólido modelo publicitario, Facebook explicará que la huida de usuarios no es tan grave y que la compensará con una apuesta absoluta al móvil, Amazon explicará mañana que crece de manera sostenida camino de un monopolio logístico impresionante y Google se presentará algo más moderado que en otras ocasiones por lo que se comenta.
Por supuesto que no vamos ahora a pensar que detrás de tanto millón no hay especulación, intereses y desidias, por supuesto que no, pero tampoco podemos negar que la mayoría de esas compañías nacieron de mentes privilegiadas, manos creativas y espíritus exploradores. Soñadores que lograron encajar sus anhelos con las voluntades económicas de otros. El resultado fue lo que ahora vemos.
En definitiva, las grandes tecnológicas son tan interesante de estudiar como de utilizar. Estamos en sus manos en gran medida pero también somos sus propietarios por el tremendo uso que hacemos de ellas y como les marcamos lo que queremos que suceda con sus modelos evolutivos. Creo que tienen cosas malas, como todo lo que es tan enorme, pero también que lideran, de manera privada, y desde el valle de los sueños emprendedores e innovadores, la revolución que nos lleva a la siguiente parada: el futuro.
En nuestro país se lleva poco eso de sumar, fusionarse, las operaciones corporativas o las que generan valor multiplicándose. Deberíamos atender a como crecieron otros para entender como podemos crecer nosotros. Tener empresas mundiales que exporten conocimiento depende, también, de creer que es posible. Por supuesto que hay que poner el caldo y la olla en el lugar donde eso pasa, pero el interés de los implicados debe ser el de crear algo enorme, revolucionario y universal.
Dinero del futuro y pago 3.0
El presidente de PayPal, David Marcus, es un tipo directo y brillante. Por lo menos cuando considera que tiene que marcar el ritmo de los acontecimientos así se muestra. Lo conocí en Santa Bárbara hace tres años y por lo que he visto en el video que os enlazo sigue estando bajo el mismo sentido de la oportunidad y de la visión de negocio. Os recomiendo su perfil de Twitter, que aunque no es que tenga muchos seguidores si es realmente descriptiva de su manera de dirigir un gigante tecnológico y financiero que ahora es propiedad de eBay.
Marcus define el dinero del pasado como moneda 1.0, el dinero plástico vinculado a tarjetas el 2.0 y el 3.0 que él considera se describe dentro del pago móvil. Estoy de acuerdo y además considero que ese método va a ser determinante en el equilibrio global del planeta. Es impresionante ver como los métodos de pago mayoritarios en países africanos es vía teléfono móvil. Los países más desarrollados y con mayor penetración en este tipo de modelos de pago son los del cuerno de África concretamente por encima de cualquier otro del mundo ‘desarrollado’ y extra tecnológico.
Todo, en el campo de la economía relacional y de los escenarios de pago convergerán en el móvil. PayPal asegura que el ‘cash’ se mantendrá un tiempo pero dejará de usarse en unos años. No muchos. La tecnología Beacon es clarísimamente un paso hacia eso, que sumado a la Internet de las cosas que comenté el otro día hace del mundo del pago y la gestión comercial un innovador espacio de relaciones empresariales. Importante para los que venden, pero también para los que compran, sin dejar de lado los que piensan en la relación entre ambos casos.
Que PayPal cobra un buen pellizco por transacción es de todos conocidos, que tal vez en muchos casos puede parecer un modelo derivado del bancario también, pero que esta empresa está trabajando duro en los arquetipos de pago y cambio del futuro junto a un conjunto de plataformas y compañías a modo de ‘pool’ monetario es un hecho que muchas entidades financieras del mundo deberán tener en cuenta muy pronto. No por amenaza en el negocio, que también, sino para entender, de una vez, por donde va todo eso de la gestión y la intermediación de pagos y cobros. El futuro está aquí, hoy ya es pasado.
Con bitcoin (mal día para hablar de la moneda virtual en cuestión) y otros puntales de la nueva era de la inversión económica entramos ya en la sala de espera de un nuevo mundo también en este campo. El oro, el dólar y otros activos considerados patrones de cambio se empezarán a diluir, en unos años, entre el conjunto de otros que formarán patrones más tecnológicos, menos intuitivos y más exactos, con mayores cifras de seguridad y menos de incertidumbre. Eso es lo que entiende el nuevo PayPal y como experimento está bien observarlo.
Los que nos dedicamos a eso del comercio electrónico sabemos que hay una ola de dinero que se está llevando por delante el comercio analógico le debe su crecimiento a los tiempos de espera, a las garantías de seguridad, a la fe de comerciantes y consumidores, pero ahora, sobretodo tendrá que ver con la buena y eficientes transición a los pagos via teléfono móvil y sus derivadas técnicas. Tiene que ver con el uso, la experiencia del modelo de compra y de factores de acomodación al uso de tabletas, ‘smartphones’ y dispositivos de todo tipo. Es la era de lo ‘light’, del menos es más.
El monedero digital es evidentemente el salto social inminente, que si a su vez se le permite dialogar con objetos y ofertas, estaríamos ante la Internet económica y social de las cosas. Según Marcus, esto sucederá en menos de cuatro años.
Me preocupa, atendiendo al valor de los datos, que hacen con todo lo que aprenden, saben y descubren de las operativas y comportamientos comerciales de sus clientes. El Bitcoin no se convertirá en una verdadera moneda en 2014. Su precio es demasiado volátil para los comerciantes, que gustan de fijar los precios fijos. Tal como se establece, esto puede cambiar. Por ahora, PayPal tendrá que esperar hasta que los reguladores de todo el mundo deciden cómo manejar la situación antes de PayPal puede iniciar transacciones en el mismo.
Las duras reglas de la Nueva Economía
Llevamos días hablando del futuro. No es una novedad. De hecho lo hemos ido haciendo todos desde hace casi una década. Empezamos con los avisos sobre lo que se cernía sobre nosotros, luego sobre como sería eso de las redes sociales, más tarde sobre negocios digitales, también pusimos en alerta la revolución emprendedora que se avecinaba y, por supuesto, en que consistiría el modelo social del futuro en términos tecnológicos y económicos. Seguiremos aportando esos juicios acerca del futuro. Es bueno y ayuda a marcar estrategias.
Ayer pudimos leer un estudio de John Cannarella y Joshua A. Spechler de la Universidad de Princeton que vamos a vivir cambios notables en el mundo de las redes sociales. En ese entorno de relaciones humanas digitalizadas que supone, por ejemplo, Facebook la metamorfosis ha empezado. Que el ingenio que mueve las conciencias y las disposiciones comunicacionales de más de mil millones de personas en el mundo pueda estar a tres años de su desaparición tiene importancia nos guste o no lo que representa.
Estos señores pronostican el inmediato proceso de hundimiento y mortalidad de la criatura de Zuckemberg. Sus conclusiones indican que este año Facebook reducirá hasta un 20% su tamaño, para experimentar a continuación una caída en picado que le llevará a perder el 80% de su actividad entre 2015 y 2017.
Nadie está a salvo en esta economía cambiante y rápida, en este Fast-food de la innovación. La gent más joven está en huida masiva de la ‘vieja’ Facebook para refugiarse en otras más inmediatas, flexibles y epidérmicas como Twitter, Instagram, WhatsApp o la increible Snapchat. Parece ser que estar en Facebook empieza a verse como algo poco ‘cool’ y ‘plagado de gente mayor’. Recordemos que los jóvenes son los ‘early adopters’ por excelencia de este tipo de escenarios y los que determinan los flujos de la moda, algo tan superfluo e inconsistente a veces como determinante otras.
Mi impresión, no obstante, es que Facebook se podría morir por su propia estructura de negocio. Demasiado anuncio vinculado al propio y endogámico modelo de pautar tus impresiones. Tal vez las empresas dedicadas a esto logren ubicarse en el punto exacto pero conozco centenares de casos que ponen en duda la eficiencia o la ‘sinceridad’ de esta opción en las campañas de la red social en cuestión.
Estamos presenciando el principio del fin probablemente en Facebook. GlobalWebIndex ya reconoció una caída del 3% en el uso de Facebook durante la última mitad de 2013. Otros datos, los de Jaffray mostraban que el 26% prefiere Twitter, mientras que únicamente el 23% opta por Facebook.
Tal vez sea un error mantener la dirección sobre el modelo de anuncios y su réplica ‘googeliana’ que iniciaron hace tiempo. Ahora dicen que están desarrollando una red publicitaria móvil propia. El gigante social anunció el miércoles que se estaba llevando a cabo un examen para ayudar a los desarrolladores de aplicaciones monetizar el dispositivo móvil.
Como parte de la prueba, Facebook dijo que estaba ampliando su focalización para mejorar la relevancia de los anuncios que se muestran. La verdad es que parece que han perdido la iniciativa y todo cuanto anuncian va unos pasos por detrás de lo que su ‘competencia’ presenta. El desarrollo de esta red de publicidad por parte de Facebook se produce después de Twitter lanzó la suya el mes pasado, tras la adquisición de MoPub.
¿Que opinas de que una de las empresas con mayor cantidad de gente implicada del planeta pueda desaparecer en tan poco tiempo? ¿que crees que está afectando en un mundo tan rápido y cambiante?
El concepto trabajar en la Nueva Economía
La velocidad con la que circulamos por la historia cada vez es mayor. Hace una década no existían las empresas que ahora marcan nuestro día a día de manera irremediable. Compañías que no tan sólo son parte de todo lo que nos afecta sino que además son las más valoradas económicamente en algunos mercados de valores. Hace cinco años no existían tampoco una gran cantidad de ‘oficios’ que ahora son los más demandados. Curioso ver también como esos nuevos modelos laborales se basan en otros procesos profesionales que nada tienen que ver con el pasado.
Yo trabajo muchas horas al día. De hecho me cuesta separar el trabajo de mi propio ocio personal e individual. Cuando no afecta a nadie, mis lecturas, paseos y diversión gira entorno a aprender algo que mejorará mis proyectos, a reflexionar sobre alguna nueva idea o a conversar sobre mis sueños que suelen tener algo que ver con lo digital, lo emprendedor o la vinculación a personas con ese espíritu. Dice un buen amigo mío que ‘si odias los lunes es porque aun no estás haciendo lo que te apasiona’.
Mi familia sabe que me encanta hablar de los elementos que me afectan en mi vida profesional porque tiene que ver con mis instintos, sueños, valores y metas. Mis amigos suelen tener vínculos en mi entorno profesional o, como mínimo, saben de que va. El deporte me enlaza con el sacrificio y la superación y cuando escribo o hablo en público también tiene ese tono que domina mi paisaje mental y emocional. Y no soy adicto al trabajo, soy adicto a soñar, lo cual, os aseguro, es algo muy distinto.
Hace muchos años fui un adicto al trabajo. Dedicaba mi vida a una agencia de compra y venta de acciones, luego a otra de inversiones y también a otra proyectos digitales. Trabajaba mucho obsesionado por los resultados y poco por el recorrido. Terminó el día que descubrí que si quería disfrutar de la vida, atendiendo que me gustaba trabajar, debería de hacerlo en aquello que me permitiera tocar el cielo de vez en cuando con los dedos.
Los sinsabores que he vivido no los recuerdo aunque me enseñaron. No pienso en pasado, aburre. Pienso en cada uno de los millones de segundos que me quedan por conquistar, los centenares de personas que con las que trabajaré en los próximos mil años.
Volver a poner el trabajo en el centro de los valores porque el trabajo de hoy debe ser concebido como experiencia íntima y emocional, como factor de conquista de algo más que dinero o reconocimiento, debe ser abiertamente un propósito de satisfacción moral y del conocimiento. Trabajar para aprender, para innovar socialmente e individualmente.
Existe la concepción de que eso del trabajo es un atraso de la humanidad y por eso buscamos métodos para minimizar su carga. Es cierto que cada vez ‘trabajaremos’ menos según esa manera de describir el trabajo. Vamos a una sociedad donde el elemento laboral deberá ser considerado como algo muy distinto y de calificación diferencial según lo que se logre con ello, pero a la vez cada vez ocuparemos más tiempo en ese crecimiento personal vinculado a ‘estructuras conectadas entre lo laboral y lo personal’. Por poner un ejemplo podemos ver que los profesionales más demandados este año pasado en Linkedin están centrados en profesiones inexistentes hace muy poco como marca el gráfico acompaña el post de hoy.
Trabajar debe recuperar el valor del progreso y la innovación como factor social y personal. El hombre ha progresado por ese esfuerzo en el trabajo, por esas ganas de construir, de creer y de inventar. Arte, cultura y trabajo constituyen los elementos de evolución que el hombre ha precisado históricamente.
No estoy hablando de la cultura del esfuerzo, o el sacrificio, que es otra cosa y que suena más a penitencia y sumisión, a explotación y entierro, no, yo apelo al valor del trabajo como elemento de progreso, no como distorsión de la libertad individual. Yo quiero liderar mi vida, marcar sus fases y establecer mis metas.
Aquí cabe la descripción del concepto intraemprendedor, emprendedor y soñador, y cuesta más incorporar otros que buscan en el trabajo, de manera lícita por supuesto, otras derivadas menos alimenticias. En la Nueva Economía se hace difícil utilizar esos modelos de separación entre lo que es laboral y lo que no. Probablemente la pasión con la que vivas la vida también marcará lo que quieras hacer en lo profesional.
Aquí os dejo los 10 puestos laborales más requeridos en Linkedin actualmente y que hace tan solo cinco años no existían. Esto va muy rápido en los modelos, en los tipos y en las maneras.

No bajes precios, ¡digitalízate!
Ayer expliqué en un evento al que fui invitado en Dublín, que no vivimos ninguna crisis económica y que lo que estamos sufriendo son los efectos colaterales de una transformación inédita o, por lo menos, histórica. A pesar de que en Irlanda las han pasado duras en los últimos años, la comprensión de la audiencia me sorprendió favorablemente. La mayoría coincidía en esta teoría y la comparaban con puntos de su propia historia. Un país que lleva décadas rellenando sus cimientos tecnológicos para convertirse en un punto de encuentro mundial para grandes compañías digitales no se debe sólo a su privilegiado punto de partida tributario, es mucho más.
En España sucede similar. La ‘crisis’ económica ha obligado a muchos negocios a bajar sus precios, que en la mayoría de los casos les ha condenado márgenes cada vez más miserables, arriesgando la supervivencia de algunos negocios. Lo sorprendente, igual que en Irlanda, es que muchos comerciantes y empresarios consideran que esto es una etapa que superaremos y que la recuperación anunciada es inminente. Están seguros que este mal trago pasará y que la ‘crisis’ dará paso a un nivel de vida similar al que había antes de la misma.
Ser optimista es bueno, ser iluso no. Tomar ginebra de buena mañana provoca el mismo efecto. Si uno confía en que la vida traerá los buenos vientos por obligación lo más probable es que se estrelle. En 2014 el coste de la vida subirá como nunca y nos mostrará un escenario de cada vez menos renta disponible y un consumo menos dinámico. Seguramente esto provocará que los comerciantes tengan que buscar nuevos mercados, nuevos modelos y nuevas tecnologías para vender lo de siempre. Cierto que la mejora en términos medios se irá fraguando a finales de este año y en 2015 será más que evidente, por comparación, que el túnel (efectos más directos en la economía real) se irán disipando.
Pero a todo esto, la solución no es bajar precios sino aportar valor. A pesar de que se bajarán hasta márgenes inéditos, los comerciantes deben localizar el punto de equilibrio. La búsqueda de compradores en el ‘long tail’ cada vez será más necesario y hacerlo con imaginación para atender clientes de cualquier condición y lugar también. Idiomas, tiendas virtuales y localización de lo que quiere el cliente digital tendrán enlace directo con la supervivencia. Diseñar bien una web, disponer de tienda online o de estrategia en redes no permanecerá como un privilegio comercial sino que será una commodity imprescindible.
Sino se pueden bajar los precios deberemos encontrar nuevos formatos, otras posibilidades o diferentes relaciones. El cliente no quiere dejar de consumir, no lo hará, pero va a dejar de pagar cosas que se suman a un presupuesto que no puede asumir o que cada vez considera menos necesario.
Esta semana en el blog Openshopen hemos publicado como poner en marcha tu propia tienda online casi sin coste. Prueba y contacta con nuestro equipo, el primer paso a veces es sencillamente lanzarse. Aquí te muestro un fragmento enlazado con la fuente original.
Sueños hipersociales
La Psicohistoria aparece en ‘La Fundación‘ de Asimov y estaba basada en la predicción del futuro basándose en la masa humana y a su comportamiento. El futuro es un territorio desconocido y en economía su estudio requiere de formulas muy complejas. Sin embargo, dicen, se puede intuir gracias a la colaboración masiva. Debemos tener en cuenta que la sorpresa y la imprevisión están muy lejos del comportamiento de un grupo condicionado por aspectos individuales.
El estudio del comportamiento de un grupo permite predecir que sucederá de un modo distinto al que efectúa la estadística. Lo que está ocurriendo con la “web social” y la actividad que genera, es más bien la caída del efecto de previsión al que la sociedad nos tiene acostumbrados, puesto que tiene que ver más con el comportamiento de grupo, mucho más complejo y deliberativo que el que surge de cada uno de los individuos que los forman. El ejemplo más didáctico sobre este aspecto lo podemos presenciar en la naturaleza, donde un individuo no interviene salvo cuando la dirección tomada por la manada la incorpora y es luego cuando interfiere en la decisión como parte de ella.
En la Nueva Economía, las empresas deben adaptarse al nuevo mundo de la colaboración masiva. Un Producct manager o un branding research de reconocido prestigio, hoy en día, comparten escenario con creadores de opinión “aficionados” que trastocan, sin poder evitarlo nadie, el resultado final de la marca. Las empresas que obvian la digitalizad universal que les rodea en realidad obvian una red autoorganizada de miles de millones de voces virtuales que fabrican opiniones, comentarios y relaciones entre ellos.
Ahora los individuos intercambian y comparten conocimiento, capacidad y recursos, muchos de ellos libres y gratuitos, para crear un diverso catálogo de bienes y servicios. Está pasando ahora mismo, mientras yo escribo o tú lees, alguien está creando valor de un modo veloz, fluido y, sobretodo, inquietante. Las empresas no pueden abandonarse a la marea esperando ilusamente que ese agente perturbador les afecte hasta el punto de anular su gestión de marca.
La economía relacional establece instrumentos para el mando y el control, pero sobretodo constituye un elemento que derribará los anticuados sistemas jerárquicos que han quedado obsoletos. Las redes flexibles para productores autónomos demostrarán que miles de voluntarios dispersos pueden crear proyectos rápidos, fluidos e innovadores que superan a los de empresas enormes. De hecho está pasando y, por supuesto, los talentos serán colectivos y los consumidores parte de ello.
La nueva generación de consumidores de productos estará en el derecho a introducir modificaciones en ellos como algo coexistente a la propia generación de producto. Esos son los nuevos tiempos, los del “busque, compare y si encuentra algo mejor, dígaselo a su empresa habitual”.
Emprender hoy en día tiene mucho que ver con entender ese nuevo escenario de colaboración, líquido y tremendamente flexible. Si has decidido poner en marcha los resortes de tus propios sueños, si estás pensando en poner en marcha un proyecto, piensa en que de algún modo complejo dependen y se conectan al de miles o millones de personas con el mismo pretexto vital: soñar. No dejes de aprovechar esa oportunidad extraordinaria que te ofrece el tiempo que nos ha tocado vivir.
Burbuja digital o Nueva Economía
Como inversor e impulsor de proyectos tecnológicos conozco el gusto amargo de la falta de facturación inicial y el flujo de caja negativo. Reconozco el valor de una hoja de ruta y un plan de gestión flexibles por la enorme cantidad de imprevistos ‘previstos‘ que surgen en ese camino. Aunque no siempre, considero que el éxito radica en entender que, en la Nueva Economía, hay un espacio llamado ‘death valley’ y que tiene mucho de confianza pero también de valentía. Es duro pero endurece la epidermis de quienes viven ese tránsito durante meses, tal vez años, hasta alcanzar las primeras cifras positivas.
Esta es una de las características de la llamada “digitoburbuja” actual. Una teoría que nombra como burbuja económica a todo aquello que tiene que ver con startups, salidas a bolsa de redes sociales y derivados. Por ejemplo, se dice que Pinterest no tiene modelo de negocio claro, que Twitter no es rentable o que Facebook está lejos de ser un gran negocio. Decir eso quiere decir que se está analizando el asunto desde la perspectiva contraria a la que exige la Nueva Economía y el momento actual donde las cosas no son como creemos que son. Que los modelos de negocio digitales también fracasan es evidente. Hay muchos que así lo han vivido y muchos que lo vivirán. Salidas a bolsa desastrosas o rondas de financiación caóticas serán parte de la literatura utilizada por los que critiquen esta modalidad económica, sus sectores y sus modos de relación.
Facebook maneja datos de más de mil millones de personas, sus gustos, condiciones, relaciones y ocupaciones. Twitter es capaz de ofrecer información a tiempo real y, en breve, a conceder predicciones inverosímiles que los modelos ‘big data’ están atrapando. Gestores digitalizados de posicionamiento aplicados a compañías aéreas se basan en gestores de color o impresiones como las que entregan Pinterest o Tumblr establecen valores de empresa que hasta ahora no se contemplaban. Trescientos millones de usuarios en aplicaciones móviles como Whatsapp conceden expectativas muy distintas a todo ese universo de esa llamada ‘burbuja’.
Me cuesta ver como algo etéreo e inconsistente un volumen tan grande de afectados. Miles de millones de personas activando y desactivando procesos que, independientemente del rango y cálculo en el que se ubiquen sus cuentas de resultados, está claro que rigen y condicionan el presente y asignarán las bases del futuro. Seguramente, en cinco años se hablará de Facebook como se hace ahora de la Yahoo de hace una década, de Twitter de cómo se hablaba de Myspace y así con muchas otras. Esa es la esencia y esa es la maravillosa realidad. Nadie está en manos del monopolio de los usuarios aunque lo parezca, sin embargo el valor de todas ellas está en la inmensa gestión que hacen y podrán seguir haciendo aunque varíen sus modelos de negocio y experiencia de uso, de toda esa montaña de conocimiento adquirido a tiempo real.
Las opciones son dos: que la ‘digitoburbuja’ explote y nos muestre que valorar las empresas y cotizarlas por expectativas de facturación es un error, que otorgar valoraciones mil millonarias cuando apenas tienen ingresos (Tumblr fue comprada por más de mil millones cuando solo facturaba trece) conduce irremediablemente a la quiebra para enriquecer a especuladores atentos.
La otra opción. ¿Y si no explota? ¿qué aprenderíamos entonces? Tal vez, que todo ha cambiado y mucho. Que el balance no se mide como si estas empresas fueran una cadena de venta de electrodomésticos o una petrolera, ni tan siquiera como un medio de comunicación o un gestor de contenidos. Tal vez nos demos cuenta que en plena nueva era, en los albores de un cambio de sistema inédito, estas no dejan de ser otra muestra del nuevo escenario. Un lugar donde lo que se piensa tiene valor y lo que se hace deriva de ello, un espacio comercial donde se maneja información combinada y no sólo emitida, un cuadrante social donde se gestiona el coste de la interpretación colectiva de las ventas que la contabilidad resultante.
Vamos irremediablemente a la programación colectiva, a la utilización compartida de productos que fabrican otros, al desarrollo en beta constante de una plataforma sin límites ni fronteras que no podrá venderse de unos a otros, que no será capaz de saber donde empieza Facebook o donde termina Twitter, vamos a un sistema operativo global que mutará de estas (hoy llamadas) compañías. Pero también vamos a las impresionantes cadenas del longtail, de la economía low cost y a la diversión monetizada.
Line, la competencia de Whatsapp detectó que el negocio no estaba en cobrar cuotas, en generar dividendos por usuario o aportar un modelo de negocio tradicional. El asunto se trataba de buscar como piensa la gente en pleno siglo XXI y en que creen estar dispuestos a poner su minidinero. Resultó ser tan simple que asusta.
Line gana 10 millones de dólares al mes vendiendo stickers. Naver, la compañía surcoreana propietaria de la aplicación de mensajería instantánea ingresa 10 millones de dólares por la venta de stickers (las pegatinas con dibujos de pago que los usuarios pueden adquirir). Utilizar una serie de estos dibujos es gratis, pero existen ediciones “limitadas” o “Premium” que los usuarios pueden obtener pagando diversas cantidades, que rondan los dos euros. Es decir, la función básica del producto, comunicar entre personas, es gratis, pero hacerlo con ‘addons’ es de pago.
Cuando whatsapp dijo que cobraría un dólar al año por el uso de su aplicación casi hay manifestaciones en medio mundo, pero cuando se trata de pagar por un aditivo inservible se acepta. Ojo a lo que llamamos digitoburbuja porque seguramente hasta eso es factible de convivir con la realidad de la Nueva Economía.
Que empiece la función
En el 2008 publiqué un artículo en el que hacía un análisis sobre la distancia existente entre lo que consideramos ‘economía real‘ y lo que se entiende por ‘realidad económica‘. Lo que me importa de aquel post no es tanto el modelo predictivo o la deducción sobre lo que podía venir y que nadie parecía escuchar. Me interesa un párrafo que determina mi manera de entender la economía y que entronca claramente con el valor que le debemos dar a todo cuanto nos rodea. Hacía referencia a un libro del Tim Harford a quien tuve el gusto de conocer hace algunos años. Sus libros sobre el ‘economista camuflado’ que representamos todos de algún modo, son muy interesantes para comprender el grado de afectación sobre nuestros bolsillos de cosas muy cotidianas.
Tim Harford decía que “la economía está en todas partes y en todas las cosas. La economía es el motor de cambio social más importante del que dispone la humanidad“. Nada mueve con mayor virulencia los sistemas. Por ejemplo: en los años 70 el fútbol británico discriminaba claramente a los jugadores negros. Eran menos y cobraban poco. Pero los clubes que disponían de plantillas con jugadores negros gastaban menos y sus resultados eran similares en muchos casos. Esta simple regla económica, es preferible reducir costos siempre que se mantengan resultados, se convirtió en el mayor elemento de cambio social en materia de discriminación racial de cuantas se dispusieron en Inglaterra. Ninguna normativa o ley ayudó tanto a acabar con la discriminación como ese hecho deportivo y económico.
Para poder enfrentarnos al día a día como emprendedor lo mejor es apartarse un poco de este panorama. Sabemos que emprender en Europa y en España especialmente es difícil, que es cosa de locos, pero también es obligatorio alejarse de la realidad durante ese proceso. Si bien se debe atender a las dificultades, los sueños deben buscarse independientemente de la basura que tengamos alrededor. No obstante, una cosa es obviar la realidad y pelearse con el escenario que nos ha tocado vivir y otra es negarla técnicamente. Lo malo está y cabe denunciarlo, atenderlo y de modo estratégico utilizarlo.
Cada uno elige donde se tira al vacio. Unos acantilados son más hermosos que otros. En mi caso elijo un precipicio digital. El escenario que elijo para ello siempre es el que se engloba en la Nueva Economía. Una Nueva Economía basada en conceptos como la Economía Digital, los negocios sin ingresos, el consumo relacional, las energías sustitutivas, los patrones financieros del futuro, los nuevos espacios de inversión, los productos mejor capacitados según que países, la gestión económica en red y en lo social, la emprendeduría colectiva y cooperativa, la vinculación entre universidad y empresa, la respuesta a coste bajo de problemas reales, la creación de productos tecnológicos que solucionen cosas y en definitiva en ese tipo de mecanismo empresarial que los emprendedores son capaces de inventarse en cualquier momento, justo cuando las cosas pintan peor.
Recuerden que nos gobiernan un grupo importante de señores que jamás pagaron una nómina a nadie, que no apostaron su patrimonio en ningún proyecto y que, en el peor de los casos, el mayor riesgo que corren en su periplo político es la indigestión por mariscos. Recordemos que eso no es exclusivo de uno u otro partido, que eso es un asunto de clase. Que la mayoría de los que dirigen nuestro destino pertenecen a una estirpe de trabajadores de partido, de gestores de visa a cuenta de otros, de la comodidad del sillón de alcántara y del coche oficial. Los unos y los otros nos dieron estos lodos. Da igual, es algo genérico y universal.
Esto depende de que la economía se ajuste al modelo que viene, que se ‘recupere‘ como dicen algunos. Va de que se establezcan modelos nuevos de crecimiento y los aceptemos. Va de que las leyes aporten algo y no que sirvan para alargar el sufrimiento. Va de buenos gestores y de buenas medidas. Va de vivir el crecimiento y de sentir que los tiempos buenos hay que construirlos. Va de eso. Pero también va de que decidamos avanzar independientemente de que alguien ponga en funcionamiento la cisterna que arranca el mundo. Va de que nosotros no debemos esperar. No tenemos tiempo. Siempre lo pensé, pero ahora es evidente que la vida que tengo es la que busco. Esforzarse en que tú vida sea lo que buscas y que buscar sea tu vida. Que en la búsqueda te sientas vivo y la vida sea siempre búsqueda. Encontrar, visto lo visto, es secundario. El trayecto es más interesante.
Quioscos sin periódicos
Hay noticias que demuestran la difícil sintonía entre la política, la administración y los tiempos que nos tocó vivir. Leí el otro día que “el Ayuntamiento de Barcelona garantizaba la continuidad de los quioscos hasta el 2030”. En concreto sacará a concurso 394 puestos de prensa asegurando que los concesionarios en activo sigan su negocio. Una noticia que me lleva a recordar, guardando las diferencias, aquella otra que surgió en Andorra hace unos meses.
Es evidente que no habían entendido hacia dónde van los tiempos, qué tren se acerca, ni que se vende más en la zona ‘e-‘ que en la zona ‘a’, que la economía digital no entiende de fricción y que la nueva economía requiere de líderes (patronales, sindicales, políticos,…) que se sientan cómodos en esta transición gigantesca que el ser humano está viviendo. En Andorra una buena parte de los hoteles se negaron a participar en la promoción mencionada, en España casi 150 lo hicieron. Los que, desde el Principado, se sumaron alcanzaron cotas de reservas muy superiores a las que esperaban y, atendiendo a mil maneras de reversionar y conceptualizar los ingresos, buscaron la manera de convertir unos presupuestos low cost en algo rentable.
Durante un desayuno con el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, hace unos días descubrí que la actitud existe, la aptitud posiblemente también pero la desconexión es una evidencia y provoca la lejanía entre los objetivos, las oportunidades y la cruda realidad. La noticia de que Barcelona será candidata a los Juegos de Invierno puede ser una divertida manera de buscar financiación para grandes proyectos e infraestructuras, posicionamiento en un mundo cada vez más competitivo en lo turístico y, tal vez, una de esas banderas que los políticos sujetan como clavo ardiendo en momentos de dificultad genérica.
https://twitter.com/marcvidal/status/387938179862777856
Sin embargo, a veces, no es preciso tanto comité ni tanta estructura para definir hacia dónde se quiere ir, como llegar y en base a qué principio de modernidad posicionarse. El consistorio, incluida la oposición pues en eso de no visualizar las expectativas y oportunidades del futuro van todos a una (defecto de vivir en ciclos de 4 años), acordaron unánimemente iniciar el proceso con el municipio quiere revitalizar los quioscos de la ciudad. Se estima que actualmente una cuarta parte de estos puntos de venta están inactivos. Y lo seguirán estando por mucho que se intenten modificar. No es cuestión de querer, de subsidiar o de cambiar el curso de los ríos, el tiempo y este cambio de era es implacable.
Tal vez sus señorías no se dieron cuenta, pero la prensa escrita y en soporte papel está en franco retroceso y su destino es la desaparición. La edición tradicional ha iniciado el camino del no retorno. Se estima que en las fechas en las que el Ayuntamiento de Barcelona (y muchos más) pretende mantener quioscos tradicionales con uso tradicional, no dispondrán de papel que vender. En 2030 no quedará ni un solo diario en papel a la venta y el hecho de ir a un lugar físico a comprar algo “publicado” no tendrá sentido.
Es una anécdota que no pienso elevar a categoría pero si sirve como ejemplo de que la oportunidad que vivimos como sociedad no puede mantenerse por más tiempo en manos de este personal anclado en el pasado y a sus sillones de Alcántara. Nos toca a nosotros. A la sociedad civil y a los entes privados estimular los procesos de modernización. Estos no lo harán.
Fíjense. Con la excusa del “interés público” esta gente sacará a concurso las concesiones de 394 de los 405 quioscos de la ciudad después de que la concesión ahora vigente expirara en diciembre del año pasado. Ahora la concesión se traslada al agujero cuántico de 2030, que vete tú a saber donde quedará el Mundo (no me refiero al diario).
La excusa de que esta decisión “contribuirá a aumentar el número de puntos de venta abiertos y a estabilizar los puestos de trabajo de los quiosqueros” y se quedan tan a gusto. Obviamente me alegro de que se creen puestos de trabajo o se dignifiquen los existentes, pero yo hablo del final de algo y el principio de otra cosa. Mantener esa visión poco estratégica y realista sobre lo que vivimos no es más que la demostración de que con esas dosis de comida en conservas no llegaremos a ningún lugar a tiempo.
Se trata de llegar a tiempo. Se trata de liberalizar el wi-fi en toda la ciudad, de neutralizar la red, de permitir el uso libre de los datos, de hacer transparente la gestión pública, de dotar a esos “quioscos” de otros modelos de negocio, de abrir espacios de innovación, de fomentar el progreso tecnológico y de entender el tiempo que pasa cada vez más deprisa.
No. No siempre habrá diarios en papel. A pesar de las subvenciones, de las ayudas y de las zancadillas al mundo editorial digitalizado (impuestos diferentes para productos similares). El peso de lo obligatorio y de lo consecuente es plomizo y no se detiene. Pueden tomarlo como quieran. Pueden aceptarlo o no, pero mejor medir las consecuencias de los tiempos que vivimos a que se te lleven por delante.
Luego llega un día en que un grupo de turistas recorriendo la ciudad se encuentran ante un objeto inanimado, repleto de carcelería desteñida por el sol y ante la pregunta de los niños sobre “¿qué era esto?”, el padre deberá responder: “un mal cálculo”.
El antídoto digital
Confieso que llamarle antídoto a la tecnología digital es como aceptar que lo que ahora vivimos es una especie de tránsito venenoso al que hemos caído por sorpresa. Nada más lejos de la realidad. Estamos donde nos toca estar por nuestra mala cabeza. Unos le llaman crisis y otros seguimos insistiendo en que es un nuevo modelo que está ajustándose. En esta época unos la visualizan sólo desde la incertidumbre y con preocupación y otros la vemos como una oportunidad para pensar y actuar de una forma nueva y distinta; nuestros hábitos diarios de consumo, ocio y economía cotidiana se van adaptando a nuestro estatus económico. Hay días en que nos privamos de caprichos o otros en los que aparcamos los quebraderos de cabeza para permitirnos un pequeño lujo en honor a la microburguesía low cost, la nueva clase social la que la mayoría de nosotros ya pertenecemos.
Nuestra adaptación al cambio no se rige únicamente por la variable económica. En nuestra sociedad tiene un papel cada vez más relevante la economía digital y la tecnológica. Hablo de ese paso, casi inconsciente, de lo analógico a lo digital que nos ha permitido hiperrelacionarnos adaptando la comunicación y el consumo a los nuevos tiempos.
Desde esta nueva perspectiva, nuestro umbral de precios se va adaptando a los cambios a la fuerza. Ya nos pasó la primera vez que vimos un producto a 999 pesetas y directamente creímos que estaba rebajado porque en lugar de cuatro cifras en el precio había tres, una sola peseta cambió por completo nuestra percepción. Lo mismo, cuando los mensajes SMS valían 30 pesetas más impuestos. Hoy los usuarios de teléfonos inteligentes, con su consumo, han llevado a la empresa desarrolladora de mensajería para teléfonos móviles más usada a nivel mundial a cambiar su política de pago al pretender cobrar 0,89€ al año por un servicio de mensajes ilimitados, sin horarios, sin límites de territorio, pero lo más sorprendente es como el whatsapp ha conseguido cambiar los hábitos de comunicación de los consumidores y ha generado una necesidad de hacerse con un Smartphone, incluso entre los más reacios.
La nueva tecnología digital nos permite vivir conectados como una especie de ciencia ficción, que recibamos esa imagen eléctrica que nos cambia de estado de ánimo o que en cualquier momento podamos comprarnos comparar, decidir y finalmente comprar cualquier cosa sin ir a ningún lugar.
La integración de los cambios depende de cada uno de nosotros, como consumidores o como creadores, como noveles o como expertos, como conocedores de la tecnología necesaria o como descubridores de ella, de esa tecnología que en conjunto puede facilitarnos la tarea de mandar newsletters a todos nuestros clientes, de organizar los eventos que tan complicados nos parecen o de vender desde la red llegando a cualquier persona.
Sigo pensando que la función de los que desarrollamos proyectos tecnológicos es hacerlos cada vez más sencillos, fáciles de usar, potentes y capaces de ser asequibles a cualquiera por muy poca digitalización que le defina. Rapidez, gratuidad y comodidad en distintos momentos, procesos y hábitos de nuestra vida diaria. ¿Te atreves a adaptarte y a adoptar el constante cambio en el que vivimos?